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19 diciembre 2024

Sentido de la vida, perfectibilidad inherente

 En el desarrollo de cada individuo llega el momento en que el trabajo parece inútil y fastidioso. Pienso que la molestia del trabajo es el proceso de limpiar el Karma y aclarar “las vestiduras del Alma.” Lo que irrita y duele son nuestros deseos personales no realizados o el temor que sean irrealizables. Podemos experimentar y soportar cualquier cosa si pensamos en el Ser de todos. Al abandonar el ser para el Ser, el Adepto Blanco se convierte en lo que es. “Sabemos” todo esto muy bien, sin embargo nos falta tomar plena conciencia de ello; por lo tanto a menudo encontramos que la presión es dura. Debemos seguir adelante, concentrándonos, lo más posible, en el Ser y sobre el Ser; cada esfuerzo hace avecinar, más y más, el tiempo de la plena toma de conciencia de esto.

Si nos enfocamos en nuestra perfectibilidad inherente, nos liberamos de las imperfecciones. La última cosa a dudar es la perfectibilidad humana inherente. He aquí una declaración interesante de H.P.B.:

“Todo Ego tiene el Karma de Manvantaras pasados detrás de sí. El Ego empieza con la Conciencia Divina; no hay pasado, futuro, ni separación. Tarda mucho en darse cuenta de que es sí mismo. Sólo después de numerosos nacimientos empieza a discernir, por medio de esta colectividad de experiencias, que es individual. Al término de su ciclo de reencarnaciones es aún la misma Conciencia Divina; pero ahora se ha convertido en Auto-Conciencia individualizada”.

Sin este sentido de perfección inherente, no valdría la pena vivir, es decir, unos pocos años de “placer y dolor” y luego todo desaparece ¿y qué se ha ganado? Hagamos lo que queramos, no podemos sustraernos a la Vida, porque somos Vida, siempre. La mayoría de nosotros sólo se da cuenta de una porción de sus posibilidades. Algún día aprenderemos lo que la Vida significa de verdad. Trabajamos hacia este fin por los demás y para nosotros, ahora, especialmente para los demás “que saben aún menos que nosotros”; más, al mismo tiempo estamos siempre aprendiendo. ¿No vale la pena todo esto su costo? Los seres humanos hacen sacrificios más grandes de los que se nos piden y para infinitamente menos: unos años de felicidad cuestionable y luego el olvido, hasta donde sepan o puedan ver. El hecho de que podemos ver incluso un fragmento del propósito de la vida es mucho; sentirlo es aún más grande; darse cuenta de ello plenamente es Vivir. Si la doctrina de Nietzsche es justa, hemos cometido un gran error. Bueno, ¿lo hemos cometido? No hay “si”, acerca de esto. Tenemos la más profunda certeza de que estamos en lo correcto en seguir el Sendero de los Maestros, las líneas marcadas por H.P.B. Por lo tanto, ¿qué importa si sufrimos heridas durante la batalla a favor de Ellos y la humanidad? Hemos realizado algo, por pequeño que sea. Hemos hecho todo lo posible y la lucha aún persiste. Es una Escuela de Vida y todo lo que se nos presenta en algún momento contiene lo necesario, a pesar de que parezca duro, problemático o placentero.

El Trabajo compensa el sacrificio. “Nada se gana sin sacrificio.” Tomemos en serio las palabras de Judge: “En cada momento, en cada hora de cada día, los Maestros están dispuestos y ansiosos de encontrar a los que tienen una visión suficientemente clara para discernir su verdadero destino y un corazón noble para trabajar a favor de la ‘gran huérfana, la Humanidad’”.

El filósofo amigo, Robert Crosbie.

06 agosto 2024

Estados después de la muerte (preguntas y respuestas)

 

Pintura tradicional tibetana o thangka que muestra la Bhavacakra (rueda de la vida). Wikipedia.
Según El Glosario Teosófico, el término Sansâra o Samsâra significa "literalmente «rotación»; el océano de nacimientos y muertes. Los renacimientos humanos representados como un círculo continuo, una rueda siempre en movimiento".

Observaciones preliminares en cuanto al principio de Kama:

… "principio de la balanza" —Kama o deseo—', es el cuarto principio [del ser humano] contando desde arriba o desde abajo, así que numéricamente se encuentra como la balanza de los Siete. Es también el principio que está más desarrollado y en uso entre los seres humanos en general, forma la base de sus acciones, y es aquí también la “balanza” de la cual los caminos van hacia arriba y hacia abajo. Siendo el principio activo, el deseo será para la existencia física y posesiones como el todo en el todo, o para una vida espiritual y de percepción y comprensión verdaderas; es en estas direcciones que los "caminos van hacia arriba o hacia abajo", la elección depende de cada ser humano, y los resultados son de acuerdo a la elección y al esfuerzo.

Cuando el ser humano abandona el cuerpo para que regrese a los elementos del mundo físico, él todavía posee el cuerpo Kámico o del deseo de la substancia astral, por un tiempo más largo o más corto de acuerdo con la intensidad de la vida física que ha tenido. Él piensa y actúa en un mundo de su propia creación. Cuando descarta el Kama Rupa o, en otras palabras, se desprende de él como lo hizo del cuerpo físico, permanece [el kama rupa] coherente por un tiempo y empieza a desintegrarse, no obstante que su coherencia como un cuerpo coherente automático puede durar por una gran cantidad de años. Es este Kama Rupa el principal actor en las sesiones espiritistas y cuya desintegración es retrasada y su existencia prolongada por las prácticas mediunmísticas. Después de “abandonar” el Kama Rupa, el Verdadero Ser asciende al estado Devachánico, un estado que se puede llamar el divino estado personal, y después de haber agotado sus posibilidades, retorna a la vida terrestre. Este es el curso general de la humanidad; las excepciones son aquellas que, a través del conocimiento y de una vida en concordancia con ese nocimiento, pasan más allá de la ilusión.

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P. En el capítulo se menciona que los deseos y pasiones tienen dos aspectos, uno superior y otro inferior. ¿Cuál sería el superior?

R. El superior es la identificación del ser con la naturaleza superior, Atma, Buddhi, Manas, y el "inferior", con el cuerpo físico y los que pertenecen a la existencia física.

 

P. Si el Kama Rupa no es más que una masa de deseos y pasiones del ser encarnado y a él no le concierne la gente que ha dejado atrás, ¿quién sería entonces responsable de la dispersión de esas acciones y pensamientos malvados?

R. Podemos preguntarnos a nosotros mismos, ¿quién es responsable de los efectos contaminantes de un cuerpo físico decadente? No podría ser aquel cuyo karma lo impulsó a salir fuera de su cuerpo sino aquellos quienes están viviendo sobre el plano del "cuerpo". Así también con los "remanentes astrales"; aquellos que son ignorantes de la verdadera naturaleza del hombre y quienes hacen de la naturaleza del deseo la base de sus pensamientos y acciones, están expuestos a esa clase de infección. También hay una fase de karma colectivo involucrado en la pregunta; los "vivientes" pueden ser afectados por los "muertos" y los "muertos" por los "vivientes"; el conocimiento y el correcto vivir –“higiene” intelectual, espiritual y física– son las salvaguardas.

 

P. ¿Es eso Karma?

R. Sí lo es. El efecto viene de la causa, y como la causación proviene de cada ser, los efectos que se perciben y se sienten serán de la naturaleza de las causas puestas en movimiento por cada uno.

 

P. Yo diría que esto podría ser terrible.

R. Nada que pueda evitarse es terrible. Hay fuerzas destructivas al igual que fuerzas constructivas en el universo; nosotros debemos conocer éstas para vivir sabiamente aún en este plano; el conocimiento es también necesario en el lado oscuro de la naturaleza; estamos aquí para aprender.

 

P. ¿Lo que cada ser encarnado trae con él cuando entra en un cuerpo son los Skandhas?

R. Esa es la palabra sánscrita para las tendencias de una naturaleza terrenal que el ser ha adquirido; no se pueden expresar en ningún otro plano más que en el del cuerpo y kama, por lo tanto, cuando la vida terrestre se reasume, el ser actuará naturalmente sobre las líneas que él trazó en vidas anteriores.




        P. ¿Entonces qué bien le produjo su estancia en Devachan?

R. Eso depende de él mismo. En Devachan el ser experimenta todo lo que fue altruista y noble en su última vida, e indudablemente lleva consigo algo de esto —tal vez mucho—, pero cayendo en el campo de pasión y deseo que no había conquistado mientras ocupaba un cuerpo anterior, a menudo también cae víctima de sus debilidades. Devachan es un efecto de la última vida que se ha vivido; cualquier rectificación que se haga debe hacerse mientras se está en un cuerpo.

 

P. En el estado de Kama Rupa tenemos que sobrepasar y desalojar todos aquellos deseos que hemos tenido en el cuerpo físico, ¿Es esto correcto?

R. Suponiendo que esté bien entendido que el Kama Rupa solamente se forma después de la muerte y es, como lo implica el nombre, el "cuerpo del deseo", la acción que prevalece está a lo largo de la línea del deseo en ese cuerpo, mientras que el ser esté atado a él; pero justo como nosotros morimos en el cuerpo físico en el cual creamos las tendencias del Kama Rupa, así a su debido tiempo morimos en el Kama Rupa y ascendemos al estado o condición Devachanica. Ni en Kama Loka, ni en Devachan tenemos el poder de desalojar las tendencias que hemos creado durante el tiempo de nuestra vida en el cuerpo; en uno experimentamos los efectos malos, y en el otro los efectos buenos "de la última vida que vivimos". El único tiempo que tenemos para establecer buenas causas es durante el tiempo de vida en el cuerpo.

 

P. ¿Al morir en Kama Rupa se termina con esos deseos?

R. No se terminan. Si no hemos corregido o eliminado esos "deseos" durante nuestro tiempo de vida, seguiremos teniendo la tendencia de repetir lo que hicimos antes, cuando hayamos entrado una vez más en un nuevo cuerpo físico. Estos "deseos" no son causados por el cuerpo físico, ni por el cuerpo astral o Kama Rupa, sino por nosotros mismos como seres consientes mientras estamos ocupando un cuerpo. No hay salvación después de la muerte.

 

P. En el proceso de la evolución nos elevamos por medio de este principio inferior del deseo, y después tenemos que destruir ese mismo principio, ¿estoy en lo correcto?

R. No, parece que usted tiene una concepción errónea de la Evolución. La Evolución, propiamente hablando, es el despliegue de un crecimiento de conciencia. Todos los seres comienzan, podríamos decir, como una chispa de consciencia. El crecimiento o el despliegue surge de la experiencia consciente, empezando del estado más elevado de la materia manifestada y por la acción de conciencia produciendo más y más estados concretos de materia hasta que se haya llegado al físico. La Evolución empieza desde arriba y desciende hacia lo más bajo; luego, cuando se conquista lo inferior, es decir, se lo conoce en su verdadera relación con el ser involucrado, y se hace uso de los instrumentos inferiores según los mandatos del Espíritu, entonces empieza el ascenso más la experiencia ganada. El deseo personal y egoísta es el resultado de la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza y meta; debido a esta ignorancia nosotros ponemos en movimiento estas causas que reproducen el deseo de la existencia sintiente con todas sus expresiones egoístas. No nos elevamos mediante deseos egoístas, no progresamos por medio de ellos; llegamos a estar involucrados en ellos. Solo el conocimiento y el esfuerzo en la correcta dirección nos liberarán de las ataduras que nosotros mismos nos hemos creado.

 

P. ¿Cuánto tiempo permanece el Ego en Devachan?

R. Como Devachan es un efecto de la última vida vivida, aun cuando el "efecto" sea de lo mejor y más elevado de esa vida, la estancia en ese estado varía en clase, calidad y duración con cada Ego. Puede variar desde miles de años, hasta un periodo muy corto; pero se debe recordar que el “tiempo” para el que se “ha ido” no se mide por la rotación de la tierra, sino por los cambios experimentados en la consciencia; “un día es como mil años y mil años son como un día”.

 

P. Pienso que esto es muy desalentador por no decir más.

R. Esto no debe verse así cuando nos damos cuenta que todo esto está completamente en nuestras propias manos. Todo lo que nos llega, ya sea bueno o malo, surge de nuestros propios pensamientos, palabras y acciones. El desaliento puede ser sentido por aquellos a quienes les gustaría obtener lo que no se merecen, pero los que ven la verdad y cumplen con su deber total, no ven desaliento en ninguna parte.

 

P. En la página 71 se establece que a medida que nosotros progresamos en esta vida, así también debemos progresar al abandonarla, y sería injusto obligar a los otros a esperar nuestro arribo para poder así reconocerlos. ¿Parece ser que hay un progreso después de la muerte, aún más, de hecho, que durante la vida en el cuerpo?

R. El contenido en esa página demuestra que el Maestro está contestando a las objeciones de aquellos que esperan reconocer a sus amigos que se han ido antes, por medio de su apariencia física y sus características generales, una expectación que en realidad está basada sobre una detención de progreso. Es también sabido que el Verdadero Ser Humano que pasa de la existencia en un cuerpo hacia otros estados y regresa otra vez de tiempo en tiempo, está realmente mezclando sus experiencias de cualquier estado con las experiencias en otros estados y consecuentemente está progresando después de la muerte mucho más rápidamente que lo que las condiciones corpóreas pudieran permitirle. El grado y la clase de progreso realizados depende de la naturaleza de su pensamiento durante la vida, y puede ser pequeño o grande en una dirección u otra. Técnicamente hablando, Manas-lnferior es el depósito de los pensamientos y sentimientos durante toda la vida. Aquellos que son asimilables con Manas Superior son absorbidos y se convierten en una adición de Manas Superior; mientras que aquellos que son de naturaleza de la tierra, terrestres, permanecen como tendencias para ser encontradas, y ya sea que se intensifiquen o transmuten durante la siguiente encarnación. El progreso al cual se refiere es el del Ego Superior; la personalidad y la vida terrestre es el campo donde trabaja el Ego; después de la muerte, habiendo sido recogida la cosecha, el trigo se separa de la cáscara.

 

P. ¿Entonces no habría siembra durante los estados después de la muerte?

R. La cosecha fue sembrada durante la última vida en la tierra; durante el tiempo de la vida hubo una cosecha todo el tiempo de causas sembradas en la vida previa y durante la vida que se está viviendo; a la muerte la suma total de todos los pensamientos, sentimientos, deseos y tendencias sostenidos durante la vida, permanecen como la base o causa de los estados subjetivos Kama-Lókicos y Devachánicos; los efectos de estos son entonces realizados subjetivamente, estos "efectos" de la vida-terrenal se convierten entonces en la "causa" de los "efectos" experimentados subjetivamente en los estados después de la muerte. El sembrar y cosechar en el campo de la existencia objetiva, provee la "semilla" para los estados subjetivos después de la muerte, estando el Karma operando continuamente en todos los estados.

 

P. ¿Entonces, diferentes individuos tendrán diferentes estados después de la muerte, cada uno tendrá su propio periodo entre encarnaciones?

R. No podría ser de otra forma; porque justo como la existencia personal de cada uno en un cuerpo difiere de la de cualquier otro —es peculiarmente de hecho suya solamente— así también los estados después de la muerte difieren exactamente de acuerdo con la vida como fue vivida en un cuerpo. Algunos viven su vida con mucho de bueno y poco de malo; otros con mucho de malo y poco de bueno, cada uno produciendo su propia proporción de esto; es la proporción en cada caso la que determina el periodo entre las encarnaciones. Debemos recordar al considerar todo esto que el tiempo y el espacio no son los mismos subjetivamente como lo son para nosotros en cuerpos; nuestros días y noches, meses, años y duración de existencia física están gobernados por las revoluciones de nuestro planeta, pero en caso de remover tales concepciones del tiempo, las ideas de éste y del espacio difieren grandemente en el plano subjetivo del ser. Cuando estamos felices, el tiempo pasa sin notarlo, cuando estamos en desgracia, el tiempo transcurre lentamente; en ambos casos las horas de nuestro tiempo mortal pueden ser iguales, pero el sentido de la procesión de eventos ante nuestra conciencia hará que las horas parezcan rápidas o lentas, de acuerdo al estado en que estemos. Si somos capaces, mientras ocupamos cuerpos, de darnos cuenta de tal concepción del tiempo mientras que todo a nuestro alrededor nos está recordando el tiempo terrestre, deberíamos de ser capaces de comprender algo de un estado en donde tales indicadores están totalmente ausentes.

 

P. ¿Expresará una persona en su siguiente encarnación lo que ha asimilado?

R. Nadie puede expresar lo que no ha asimilado; esto es, haber hecho una base para la acción. Pero la pregunta debe ser alterada para que se lea "Individuo" en lugar de "Persona". La "personalidad" es en cualquier vida sólo un aspecto temporal y la acción de la Individualidad, y difiere en cada vida, en el medio ambiente y en los cambios que se han llevado a cabo en existencias anteriores —en carácter, disposición y entendimiento; estos pueden producir en la siguiente encarnación un cambio de relación social, capacidad mental, naturaleza del cuerpo, medio ambiente físico, e inclusive de sexo. La personalidad no reencarna; la Individualidad en cada renacimiento proyecta una personalidad nueva, las cualidades y tendencias de ésta son sustraídas de la suma total de todas las vidas pasadas —no solamente de la pasada. Toda la experiencia pasada está dentro y detrás de cada personalidad y puede ser alcanzada y realizada, sin embargo, puede permanecer entera o parcialmente latente, de acuerdo con una concepción más o menos intensiva de la personalidad como una cosa en sí misma y de la existencia física como la única realidad.

 

P. Si la vida y la experiencia física controlan los estados después de la muerte, entonces, ¿parecería que los planos superiores fueran controlados por la vida sobre el plano físico?

R. Podrían ser así controlados si los estados después de la muerte pudieran ser llamados "planos superiores", pero como los estados después de la muerte de Kama-Loka y Devachan son los efectos de la última vida vivida, y son ambos personales en experiencia, no pueden ser propiamente llamados planos superiores. Kama-Loka y Devachan representan respectivamente los estados subjetivos “inferior” y “superior” de la última vida vivida como una persona. Los planos superiores del ser pertenecen a la tríada de Atma-Buddhi-Manas, la verdadera Individualidad, la cual, como ser inmortal, posee todo el conocimiento obtenido a través de todas las experiencias anteriores.

 

P. En el caso de una nación que está comprometida en la guerra, alentando así a los instintos inferiores, ¿qué no atraería a la encarnación a egos inferiores?

R. En el caso particular de cada ego en un cuerpo, los resultados dependerán del motivo que lo impulsó a él a comprometerse en la guerra o en cualquier otra dirección. Una nación está compuesta de unidades individuales, la naturaleza de la acción en cualquier caso dado depende del motivo regente del individuo. Si los motivos de las unidades involucradas en la guerra eran de justicia y libertad, sin importar los actos necesarios usados en la guerra, entonces, cuando los objetivos fueran obtenidos y la paz reasumida, esas unidades seguirían siendo impulsadas de la misma naturaleza. La condición de guerra puede igualmente proveer mayores oportunidades para la acción correcta de autosacrificio, y para libertinaje egoísta y degradante; sea cual fuere depende de la naturaleza y elección de la unidad. Una nación no tiene existencia aparte de las unidades que la componen. Una paz egoísta, dará como resultado a mayores perversiones que cualquier número de guerras libradas con propósitos rectos; el egoísmo yace en la raíz de todo pecado, pena y sufrimiento.

 

P. La tendencia del Gita va en la dirección de la liberación del renacimiento. ¿No es el fin superior del Ser Humano tener una existencia recta y feliz en un cuerpo?

R. Esto implicaría que todo el curso de la evolución fuera hacia una existencia material, mientras que todos los hechos señalan en la dirección de que el Verdadero Ser Humano es en esencia Espiritual, y tiene acumulados en la inmensidad de su pasado vastos almacenes de conocimiento por medio de los cuales Él se ha puesto en contacto y trabajado con, lo que es generalmente llamado Materia, pero que en realidad es la inteligencia y encarnación de entidades de una clase mucho más inferior. Su objetivo no es el buscar y hacer permanente una encarnación física perfecta para Sí Mismo, sino que a través de su contacto y uso de estas vidas inferiores irles dando gradualmente el impulso hacia la autoconciencia, la cual por sí misma puede despertar a la acción la espiritualidad latente en todas estas inteligencias inferiores. La palabra Espiritualidad no significa una condición vaga e indefinida como muchos la consideran, sino "un conocimiento íntimo de la última esencia de todas las cosas en la Naturaleza", El Verdadero Ser Humano —la Tríada de Atma-Buddhi-Manas— ha, por lo tanto, descendido dentro de la "materia" —por así usar un término tan mal interpretado— con el objeto de ponerse en contacto, entenderla como la encarnación y expresión de las innumerables inteligencias de las cuales está compuesta, y para darles a estas vidas impulso y dirección hacia la autoconciencia. Que Él ha fracasado en llevar a cabo —como puede haberlo hecho— el propósito inicial de autosacrificio es debido a las ilusiones que pertenecen a la existencia sentiente, en la cual ha sido involucrado en establecer causas que inevitablemente bajo el karma lo mantienen fluctuando entre el Nacimiento, la Muerte, Kama Loka y Devachan en series continuadas. La liberación del renacimiento de la cual el Gita habla, se obtiene estableciendo causas nacidas del entendimiento de la verdadera naturaleza y misión del Ser Humano, y acción sobre la base de ese entendimiento mientras que está en un cuerpo. Una vez que rompe la cadena de causación inferior, es libre de elegir, y más aún, ha puesto en juego en todos los planos la suma total de su conocimiento. De ahí en adelante, Su campo es la totalidad de la Naturaleza, visible e invisible; Él entonces vivirá una existencia consciente en Espíritu, no en la Materia, y puede, mientas que está ocupando cuerpos de duración temporal, mantener y usar Su autoconciencia espiritual, conocimiento y poder sobre ese plano de existencia, sin detrimento u obstáculo. Tales son los resultados de la "liberación del renacimiento"; en lugar de pérdida, como muchos imaginan, significa ganancia inmensurable; la meta es digna de todo esfuerzo.

 

P. ¿Cómo podemos en nuestra ignorancia hacer tal esfuerzo?

R. Los Maestros de Sabiduría nos han proveído con los medios necesarios. La ignorancia es destruida sólo por el Conocimiento. La ignorancia está compuesta de concepciones falsas, y las acciones sobre la base de concepciones falsas sólo nos pueden dirigir a mayor ignorancia y a sus resultados en pecado, dolor y sufrimiento. La Filosofía Teosófica, como fue dada por Aquellos que la trajeron, debe ser aprendida, estudiada y aplicada en todas nuestras relaciones con nuestros compañeros los seres humanos, y esto debe ser hecho por cada uno de nosotros, nadie lo puede hacer por nosotros. Ello implica que nuestras predilecciones y prejuicios adquiridos por la adopción de perspectivas ordinarias de la vida deben ser desechadas, y que la base de pensamiento y acción que indica la Filosofía debe tomar su lugar. Los libros de Devoción tales como el Gita y La Voz debieran ser constantemente leídos y meditados, porque ellos tienden a despertar percepciones espirituales. Con los medios proveídos, y con un esfuerzo en actuar por como el Ser del todo, se abrirán canales dentro de nosotros mismos que nos dirigirán al conocimiento Interno. Como dijo el Maestro, "Toda la Naturaleza está ante ti; toma lo que puedas".

 

P. ¿Entonces los estados después de la muerte serían la construcción interna de tas experiencias ganadas?

R. Debe ser entendido que los estados después de la muerte de Kama-Loka y Devachan son completamente personales en su naturaleza. El despojamiento de los deseos y pasiones puramente terrestres es Kama-loka; la asimilación y el disfrutar de todo lo que fue mejor en la última vida que se vivió es la condición Devachanica. Ambos estados son Subjetivos, esto es, el ser en ambos estados está ocupado con sus propios pensamientos, deseos y sentimientos; él no está consciente de la presencia de otros seres, ni está en contacto con ellos. El mundo en donde vive está habitado por sus propias creaciones, las cuales son tan reales para él como lo fueron los seres físicos con los que convivió durante su existencia en un cuerpo físico. Habiendo tenido sus variadas experiencias en el mundo físico, abandona el cuerpo que le sirvió como medio de contacto con los seres físicos y vive en los deseos, sentimientos y pensamientos los cuales su contacto con el plano físico había engendrado. A la hora de la muerte —de la cual el ser no es consciente, siendo todavía su yo pensante consciente— los pensamientos que prevalecen son aquellos que surgieron de sus relaciones con otros en cuerpos y necesariamente relacionados a sus deseos —esto es Kama-Loka, el lugar o estado del Deseo. Como sus deseos puramente físicos no son reforzados o estimulados con el contacto con otros seres, gradualmente se mueren, y sus ideales superiores y atributos permanecen como la base para el estado Devachánico, un estado donde ningún pensamiento de pecado, dolor, sufrimiento o muerte puede entrar, o aún que tales cosas existan. En ambos estados él se siente a sí mismo en ser todavía la misma persona, obtiene su compensación en Devachan por los sufrimientos de la vida y asimila en ese estado lo mejor de la última vida que vivió, agregando el resultado a su naturaleza egoica interna. Entonces entra a un nuevo nacimiento basado en las causas no consumadas que fueron generadas durante las vidas previas.

 

P. ¿Qué se quiere decir por "causas no consumadas"?

R. Si —como fue demostrado— hemos vivido muchas vidas y hemos afectado de alguna manera a otros seres encarnados que requieren el ajuste por nuestra parte, y la coordinación de nuestras vidas hasta ahora no ha sido tal que nos haya puesto en contacto de manera que ese ajuste sea posible, estas causas no consumadas deben ser afrontadas como efectos en alguna vida, y ser ajustadas o reforzadas como causas posteriores. Podemos estar afrontando en esta vida los efectos de causas que pusimos en movimiento muchas vidas atrás, al igual que esas de causación más reciente. A medida que pensemos sobre los contactos con otros en esta vida presente, encontraremos algunos que fueron amistosos por un tiempo, y otros que fueron hostiles, pero ambos no son más ahora más que recuerdos, pues nuestras conexiones externas con aquellas personas han cesado. Estos amigos o enemigos nuestros todavía siguen estando afectados por lo que nosotros les hicimos, aunque los sentimientos que fueron engendrados no tienen forma de manifestación en el presente, no obstante permanecen como causas no consumadas en nuestra naturaleza y en las naturalezas de esos amigos o enemigos, cuyos efectos se experimentarán cuando nos encontremos otra vez en esta o en vidas futuras. El lapso del tiempo no cambia el poder o la naturaleza de la causa. Debemos por lo tanto hacer amigos para el futuro como aconsejó Jesús al decir: “Perdonad a vuestros enemigos; haced el bien a quienes os ultrajan y os persiguen”.

 

P. ¿Parecerá entonces que nosotros estamos atados a la vida de la tierra por una cadena de causas y efectos sin fin?

R. Así parece y es una "cadena sin fin" si persistimos en poner causas en movimiento que nos atan al renacimiento; pero esto no es necesario hacerlo y no lo haríamos, si conociéramos nuestra verdadera naturaleza. Es para indicar el camino hacia la libertad del renacimiento que la Teosofía nos fue dada, para librarnos de la horrible necesidad que la operación de la Ley del Karma en nosotros nos obliga a soportar.  El Gita dice “La liberación llega de la renunciación del interés personal en los frutos de nuestras acciones”. No es que nosotros deseemos escapar, sino que debemos pensar y actuar en tal forma para llevar a cabo los propósitos del Alma. Esto lo podemos hacer cuando conocemos y realizamos nuestra verdadera naturaleza y actuamos de acuerdo con ella, porque en ella yace el origen de todo poder y con ella la libertad de elección.


P. ¿Entonces, un Maestro que ocupó un cuerpo para el beneficio de la Humanidad, no tendrá que pasar a través de los estados Rama-Lókicos y Devachanicos después de la muerte del cuerpo?

R. No. Él podrá ocupar el cuerpo sin estar atado al mismo. Estará viviendo una existencia consciente en el Espíritu, mientras que sería "en todas las cosas igual a nosotros" por lo que concierne a las apariencias. Él conocería cómo balancear Causa y Efecto en todo lo que hizo, sin tener ataduras a ninguno de ellos y actuando solamente para el bien de todos. Operando a través de un cuerpo con completo conocimiento, Él no tendrá ilusiones y por lo tanto ningún estado personal subjetivo como Kama-Loka o Devachan, y al abandonar el cuerpo, seguirá existiendo en Su propia verdadera naturaleza tal como ha estado existiendo todo el tiempo. Como un antiguo dicho dice: "Él ama, y Él comprende", y sirve a la Humanidad lo mejor que puede.

 

P. ¿Al retornar al nacimiento, tiene el Ego que pasar a través de las mismas experiencias en KamaLoka por las cuales había pasado después de la muerte del cuerpo?

R. Él no pasa a través de las mismas experiencias porque éstas fueron de aquella vida personal, y en el renacimiento una nueva combinación de las vidas pasadas del Ego, consistiendo de causas que no fueron consumadas como el periodo en particular del renacimiento permite, construyen la nueva personalidad. El Ego, sin embargo, encuentra esperando a aquellas tendencias Kámicas las cuales él no superó; al mismo tiempo será reforzado por su asimilación Devachánica.

 

P. Un Ego que ha agotado sus experiencias Devachanicas y requirió el renacimiento pero al no encontrar nada que le conviniera a sus requerimientos se encontraría con un estado miserable, ¿no es así?

R. Debemos recordar la naturaleza del Ego, Él no es ninguna de sus personalidades; ellas constituyen el campo de sus experiencias terrestres. Cuando los mejores efectos de la última vida que vivió hayan sido agotados en Devachan y la suma de todos ellos agregada a todas las pasadas experiencias del Ego, ya sean grandes o pequeñas, todas las ilusiones personales habrán desaparecido. Él existe como Ego, y —para usar una frase— pasa revista al pasado y ve lo que debe seguir bajo Karma. Nuestras concepciones de tiempo no tienen efecto sobre el Ego; sólo las condiciones kármicas lo mueven; cuando éstas están listas él se sumerge en el renacimiento en esa raza, periodo y familia que le darán el requerido ambiente de acuerdo con su karma individual.

 

P. Lo asentado en las líneas al pie de la página 73, de que las divergencias de la herencia física son vastamente superiores a las características transmitidas, ¿indicarían que la herencia física no es una ley?

R. La herencia física es un proceso por medio del cual la Ley es consumada. Necesariamente existe una conexión kármica entre el ego que entra al nacimiento y los padres y la familia a los cuales él viene. Los padres proveen la incorporación con aquellas tendencias que son más apropiadas a los requerimientos del ego para esa vida. Hay Tres líneas de evolución, la Espiritual, la Manásica o Intelectual y la Física, y estas tres están entremezcladas y entrelazadas en todos los puntos.

 

P. ¿Puede uno decir que un alma está Progresando en cualquier encarnación?

R. Uno puede darse cuenta por sí mismo de su propia ignorancia y rápida o lentamente obtener verdadero conocimiento. Él puede darse cuenta de cuáles debían haber sido sus vidas pasadas por la naturaleza y fuerza de las dificultades que encuentra en la lucha. Es suficiente si ve la verdadera meta y sigue luchando siempre hacia ella, y sería bueno para él si no pensara nada de su propio progreso, sino en lo que puede hacer para ayudar a otros a progresar. “Vivir para beneficiar a la humanidad es el primer paso”.

 

P. En el capítulo se dice que la gente que ha vivido junta en otras encarnaciones reencarna junta. ¿Sería eso necesariamente continuo?

R. Debemos recordar que lo que nosotros llamamos ''gente" son Almas que hemos conocido en cuerpos anteriores, y en cuerpos nos hemos conectado kármicamente con ellos ya sea para el bien o para el mal. La conexión corpórea se produce por la conexión kármica mutua y por medio de elección sabia o tonta. La continuidad de tales relaciones depende de nuestros deseos, pero no podemos controlar los deseos de aquellos que no quieren lo que nosotros hacemos. Mientras que nosotros seguimos sosteniendo "gustos y disgustos" como nuestra base, nos encontraremos con aquellos que lo ocasionaron, mientras que éstos últimos, a su vez, pueden haber cambiado, de "gusto” o de “disgusto" o viceversa. Podemos "salir de entre ellos" al no permitir que nuestros gustos o disgustos nos gobiernen, siendo amistosos y serviciales con todos. "El hombre sabio busca aquello que es homogéneo con su propia naturaleza".

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Respuestas a preguntas sobre El Océano de la Teosofía (extractos de los capítulos VI y IX). Robert Crosbie. (Según traducción por estudiantes de la Logia Unida de Teósofos de la Ciudad de México -ed. The Theosophy Company, 1996-, con algunas alteraciones y con letra negrita añadida).

 

 

 

22 mayo 2024

Reencarnación, nueva personalidad y skandhas

 

Imagen de Peggy und Marco Lachmann-Anke

(Reeditado el 08/09/2024).

Ya hemos abordado la reencarnación en otras entradas, tales como Reencarnación, ¿Qué sucede tras la muerte?, y recomendamos que previamente a abordar este tema se familiarice con la división o composición del ser humano. Al respecto, y de una forma simplificada, nos podríamos acoger a la división de los cristianos místicos: cuerpo, alma y espíritu. Ahora bien, si ahondamos más en dicha división, diríamos que el ser humano “inferior es un ser compuesto, pero en su naturaleza real es una unidad o un ser inmortal, incluyendo una trinidad compuesta de Espíritu, Discernimiento y Mente, la cual requiere cuatro instrumentos inferiores y mortales para poder trabajar en la materia y obtener la experiencia que la naturaleza confiere. A esta trinidad se le denomina Ātma-Buddhi-Manas en el idioma Sánscrito, términos difíciles de traducir al castellano. Ātman es el Espíritu; Buddhi, es la facultad más elevada del intelecto, aquello que discierne y juzga; Manas, es la mente. Esta triple combinación es el hombre real, y sin duda alguna esta doctrina es el origen de la enseñanza teológica acerca de la trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Los cuatro instrumentos o vehículos inferiores se bosquejan a continuación: pasiones y deseos, principio de vida, cuerpo astral y cuerpo físico. Estos cuatro constituyentes inferiores y materiales son transitorios y por su naturaleza están sujetos de por sí a desintegrarse, así como también a separarse los unos de los otros”. (El Océano de la Teosofía, de W. Q. Judge).


Lo que ocurre tras la muerte.

Cuando “el ser humano muere, sus tres principios inferiores lo dejan para siempre, me refiero al cuerpo, a la vida [prana] y al vehículo de la vida, el cuerpo astral o el doble del ser humano vivo. Entonces, sus otros cuatro principios: el principio central o intermedio, el alma animal o Kāma-rūpa, con lo que ha asimilado del Manas inferior y la tríada superior, se hallan en Kāma-loka”.

(“El Kāma-loka es una localidad astral, el limbo de la teología escolástica, el Hades de los antiguos y, rigurosamente hablando, es una localidad sólo en sentido relativo. No tiene área definida ni lindero, más existe dentro del espacio subjetivo, es decir: trasciende nuestras percepciones sensoriales. Sin embargo, existe y allí esperan la segunda muerte los eidolons [fantasmas] de todos los seres que han vivido, incluyendo los animales. Para los animales, la segunda muerte llega con la desintegración y el completo desvanecerse de sus partículas astrales, hasta la última; mientras para el eídōlon (fantasma) humano, empieza cuando se dice que la tríada Ātma-Buddhi-Manásica “se separa” de sus principios inferiores o el reflejo de la ex personalidad y se sumerge en el estado Dewachánico”.

El mencionado dewachén o devachán es la llamada “Morada de los Dioses”, “un estado intermedio entre dos vidas terrenas y en el cual el Ego (Ātma-Buddhi-Manas o la Trinidad hecha una), entra después de su separación del Kāma Rūpa y la desintegración de los principios inferiores, después de la muerte del cuerpo, en la tierra”; es “un estado después de la muerte o condición mental análoga a la de un sueño vívido”).

 

Algunas aclaraciones sobre Manas, también llamado Ego, Mente o Alma:

Con el término Ego nos referimos al Alma, a la Mente, a Manas, a la Individualidad (diferente a la personalidad o el traje con el que se viste el Alma en cada encarnación). Pero qué o quién es ese Ego. Vamos a hacer algunas indicaciones acerca de esta cuestión según el libro de H. P. Blavatsky La Clave de la Teosofía, de la que provienen el resto de citas de esta entrada, si bien es un tema muy complejo y que se trata con mucha más amplitud en la obra de la misma autora La Doctrina Secreta, principalmente en el tomo segundo. Se dice que Manas tiene su fuente en Mahat o Mente Universal. “A Manas se le llama, también, Kṣetrajña, ´Espíritu encarnado´ porque, según nuestra filosofía, los Manasa-putras o los ¨Hijos de la Mente Universal´ son los que crearon o, mejor dicho, produjeron, al hombre pensante, ´manu´ [de ahí humanidad, o man en inglés], encarnándose en la humanidad de la tercera Raza en nuestra Ronda. Por lo tanto, Manas es el Ego Espiritual real y permanente que se encarna, la INDIVIDUALIDAD; mientras nuestras varias e innumerables personalidades son sólo sus máscaras externas”. “Todos nuestros ´Egos´ son entidades pensantes y racionales (Manasa-putra) quienes han vivido, en la forma humana u otras, en el ciclo de vida (Manvantara) anterior y cuyo Karma era el de encarnarse en el hombre de este (Manvantara)”. También hace constar Blavatsky que “todo ser humano es portador o el Vehículo de un Ego coeterno con todo otro Ego; porque todos los Egos son de la misma esencia y pertenecen a la emanación primordial de un Ego universal infinito. Platón lo llama logos (o segundo Dios manifestado) y nosotros lo llamamos principio divino manifestado, que es uno con la mente o alma universal y no es el Dios antropomorfo, extra-cósmico y personal en el cual creen muchos teístas”.

Ampliando un poco más el asunto: “Esta conciencia o mente es Manas, la derivación o el producto, en una forma reflejada, de Ahaṃkāra: ´la concepción de yo´ o EGOIDAD. Por lo tanto, cuando Manas se une inseparablemente a Ātman y a Buddhi, se le llama EGO ESPIRITUAL y Taijasī (el brillante). Esta es la Individualidad real o el hombre divino. Este Ego hizo de la forma con semblante humano un verdadero hombre, porque se había encarnado, originalmente, en la forma humana irracional que la mónada dual animaba, aunque, dicha forma estaba inconsciente (no teniendo conciencia alguna) de la presencia de la mónada dual. Este Ego, ese “Cuerpo Causal”, es el que ilumina toda personalidad en la cual el Karma lo obliga a encarnarse. Y este Ego es al que se le considera responsable por todos los pecados cometidos en cada cuerpo y personalidad nuevos; siendo, estos dos, las máscaras transitorias que esconden al verdadero Individuo a través de la larga serie de renacimientos”.

“El Ego Espiritual pensante, el principio permanente en el ser humano o eso que es el asiento de Manas” es lo que se reencarna, extendiéndose el lapso entre dos renacimientos desde 10 a 15 siglos y “durante el periodo dewachánico, sólo la esencia de la experiencia de su vida terrenal pasada o personalidad, toda la experiencia física se resuelve en un estado en potencia o podríamos decir que se traduce en una fórmula espiritual”. “Durante todo periodo dewachánico, el Ego, siendo omnisciente en sí, se reviste, por decirlo así, con el reflejo de la ´personalidad´ que fue … la flor ideal de todas las cualidades o atributos abstractos y por ende inmortales y eternos, como el amor y la misericordia, el amor al bien, a la verdad y a lo bello, que alguna vez se expresó en el corazón de la ´personalidad´ viviente, después de la muerte se adhiere al Ego, siguiéndole al Dewachen. Durante este lapso, el Ego se convierte en el reflejo ideal del ser humano que fue, la última vez en la tierra; y éste no es omnisciente. Si lo fuese, no se encontraría en un estado que llamamos Dewachen”.

El Ego que se reencarna es el yo individual e inmortal y no personal, (…), eso que es recompensado en Dewachen y castigado en la tierra y, finalmente, eso al cual se adhiere sólo el reflejo de los Skandhas o atributos de cada encarnación”.

Todo lo anterior referido a Manas o Ego está íntimamente ligado al “el dogma cruel e ilógico de los Ángeles Caídos”, cuya explicación también la podemos encontrar en el segundo volumen de La Doctrina Secreta.

Por lo tanto, y recapitulando lo expuesto hasta ahora, tras la muerte, y la “segunda muerte”, con la disgregación del cuerpo astral, nos queda la tríada superior, entrando Manas en el devachán. Tras un periodo que suele oscilar entre 10 y 15 siglos, el Alma vuelve a encarnar, dependiendo la nueva personalidad de Karma.

 

Karma:

La “ley de retribución o Karma, recompensa a los seres más elevados y más espirituales en Dewachen y nunca falla en recompensarlos de nuevo en la tierra, ofreciéndoles un desarrollo ulterior y proporcionando al Ego, un cuerpo adecuado para esto”. “Ningún acto, ni siquiera un pensamiento pecaminoso, quedará sin castigo. El pensamiento pecaminoso se castigará con más severidad que el acto, porque el pensamiento tiene una potencialidad mayor para causar resultados malos que hasta una acción. Creemos en una ley infalible de Retribución llamada KARMA, que se manifiesta en una concatenación natural de causas y sus resultados inevitables”.

“Karma es hijo del Ego terrenal, el fruto de las acciones del árbol que es la personalidad objetiva visible a todos y también el fruto de todos los pensamientos y hasta de las intenciones del ´Yo´ espiritual. Mas Karma es, también, la madre tierna que sana las heridas que ella misma inflige durante la vida anterior, antes de que empiece a torturar a este Ego, infligiéndole nuevas. Si es posible decir que no existe sufrimiento mental o físico, en la vida de un mortal, que no sea el fruto directo y la consecuencia de algún pecado en una existencia anterior; del otro lado, como el ser humano no conserva el más mínimo recuerdo al respecto en esta vida, siente que no merece tal castigo, por lo tanto, piensa que está sufriendo por algo de lo cual no es culpable. Sólo esto es suficiente para dar el derecho al alma humana al completo consuelo, descanso y beatitud, en su existencia después de la muerte”.

“El Regulador infalible [karma] afecta, en cada encarnación, la cualidad de la siguiente y la suma de mérito o demérito en las encarnaciones anteriores determina esta cualidad”.

 

Skandhas y la personalidad:

“Como ya se ha dicho, los Skandhas son “atributos”, entre los cuales está la memoria. Tras la muerte, “estos perecen como una flor, dejando atrás sólo un débil aroma”. Así, “mientras las cualidades imperecederas de la personalidad, como el amor, la bondad, la caridad, etc., se adhieren al Ego inmortal, podríamos decir que fotografían en éste una imagen permanente del aspecto divino del ser humano que fue, sus Skandhas materiales (los que engendran los efectos Kármicos más intensos) son tan pasajeros como un relámpago y no pueden incidir en el nuevo cerebro de la nueva personalidad. Sin embargo, esto no empaña para nada la identidad del Ego reencarnante”.

Según las “enseñanzas buddhistas existen cinco Skandha [en pali Khandha] o atributos: “Rūpa (forma o cuerpo), cualidades materiales; Vedanā, sensación; Saññā, ideas abstractas; Saṅkhāra, tendencias de la mente; Viññāṇa, poderes mentales. Estos son los que nos forman, gracias a estos estamos conscientes de la existencia y, por medio de estos, nos comunicamos con el mundo circundante”.

La personalidad, con sus Skandha, cambia con cada nacimiento. Como dijimos, es sólo el papel del actor (el verdadero Ego) para una noche. Esta es la razón por la cual no conservamos ninguna memoria, en el plano físico, de nuestras vidas pasadas, no obstante el “Ego” real las haya vivido todas y las conozca muy bien”.

… “ningún ser humano (o la forma externa material y periódica de la Entidad Espiritual), puede ser considerado, con algún grado de justicia, responsable por las consecuencias de su nacimiento. Él no pide nacer, ni puede escoger los padres que le proporcionarán la vida. Es una víctima de su medio ambiente en todo aspecto, el hijo de circunstancias sobre las cuales no tiene ningún control”.

¿Qué ocurre con los Skandha inferiores de la personalidad, después de la muerte del cuerpo? ¿Son destruidos?

“Lo son y no lo son: otro misterio metafísico y oculto para usted. Son destruidos como inventario funcionante a disposición de la personalidad; sin embargo, permanecen como efectos Kármicos, a guisa de gérmenes que aletean en la atmósfera del plano terrenal, listos para venir a la vida como muchos diablillos vengativos, para adherirse a la nueva personalidad del Ego cuando se reencarna”.

“La vida es nada en sus partes separadas; sin embargo, es de la máxima importancia en su colectividad o series de vidas. De todos modos: casi cada vida individual es, en su desarrollo completo, un sufrimiento. ¿Deberíamos quizá creer que este pobre ser indefenso, después de haber sido tirado como un pedazo de leña podrida en las procelosas olas de la vida, si se muestra demasiado débil para resistirlas, es castigado a la condenación eterna o aun al castigo pasajero? ¡Nunca! A pesar de que sea un pecador grande u ordinario, bueno o malo, culpable o inocente, una vez que se libera de la carga de la vida física, el Manu (“Ego pensante”) exhausto y consumido, se ha ganado el derecho a un periodo de descanso y de beatitud absolutos. La misma Ley infalible, sabia y justa, más que misericordiosa, la cual inflige al Ego encarnado el castigo Kármico por todo pecado cometido durante la vida anterior en la tierra, ahora proporciona, a la Entidad que acaba de desencarnarse, un largo lapso de descanso mental: el olvido completo de todo evento triste, más aún, del más diminuto pensamiento que le causó dolor en su última vida como personalidad, dejando en la memoria del alma sólo la reminiscencia de lo que era beatitud o conducía a la felicidad”.

“La nueva “personalidad” es comparable a una ropa nueva con sus características específicas: color, forma y cualidades; sin embargo, el hombre real que la lleva es el mismo reo del pasado. Es la individualidad la que sufre a través de su “personalidad”. Esto y sólo esto puede explicar la terrible injusticia, sin embargo sólo aparente, en la distribución del destino en la vida humana. Cuando sus filósofos modernos logren mostrarnos una buena razón de por qué tantos seres humanos, aparentemente inocentes y buenos, nacen sólo para sufrir en una vida; por qué muchos nacen pobres y se mueren de hambre en las áreas desheredadas de las grandes ciudades, abandonados por el destino y la humanidad; por qué mientras estos nacen en la pobreza otros abren sus ojos en los palacios; por qué a menudo parece que los seres peores y sólo raramente las personas dignas nacen en la nobleza y en la fortuna; y por qué hay mendigos cuyos seres internos son iguales a los hombres más elevados y nobles; cuando sus filósofos o teólogos expliquen todo esto y mucho más, de manera satisfactoria, sólo entonces ustedes tendrán el derecho de rechazar la reencarnación.”.

La personalidad, con sus Skandhas, cambia con cada nacimiento. Como dijimos, es sólo el papel del actor (el verdadero Ego) para una noche. Esta es la razón por la cual no conservamos ninguna memoria, en el plano físico, de nuestras vidas pasadas, no obstante el “Ego” real las haya vivido todas y las conozca muy bien”.

 

A continuación se citan otros extractos en referencia a los Skandhas, en este caso de la obra de William Q. Judge, El Océano de la Teosofía:

“Durante la vida terrenal, los deseos y las pasiones están guiados por la mente y por el alma, pero después de la muerte funcionan sin la dirección de su anterior amo y maestro. Mientras vivimos, somos responsables de esas tendencias y de sus efectos, y cuando hemos abandonado esta vida seguimos siendo responsables, aun cuando estas pasiones continúen funcionando y produciendo efectos sobre otros seres mientras existan como la entidad antes descrita y sin nuestra directa guía y control. En esto se reconoce la continuación de nuestra responsabilidad. Esas pasiones y deseos forman parte de los skandhas —bien conocidos en la filosofía oriental—, los cuales son los agregados que constituyen al hombre. El cuerpo físico incluye un grupo de skandhas, el hombre astral otro, el principio de kāma es otro grupo y aún otros más, que pertenecen a otras partes. En kāma se encuentran los skandhas realmente activos e importantes, los que controlan los renacimientos y conducen a todas las variedades de vida y circunstancias de cada renacimiento.

Ahora bien, en kāma loka este conjunto de deseos y pensamientos sigue existiendo definitivamente hasta su desintegración total, y entonces el remanente consiste en la esencia de esos skandhas, conectados desde luego con el ser que los generó. La eliminación de estos skandhas es tan imposible como borrar el universo. Por lo tanto, estos, se dice, permanecen hasta que el ser o Ego emerge del estado de dewachen y entonces, instantáneamente y de acuerdo con la ley de la atracción, los skandhas son atraídos hacia el ser, quien con tales skandhas, como gérmenes o base, elabora para la nueva encarnación una nueva serie de skandhas”.

Por último, citamos estas respuestas dadas por Robert Crosbie (Respuestas a preguntas sobre El Oceáno de la Teosofía) sobre preguntas relacionadas con los skandhas:

"P. ¿Son las tres clases de Skandhas las vidas de los diversos planos? 

R. Los Skandhas son las vidas más los impulsos que les han sido dados a esas vidas. Todas las vidas pertenecen al que las evolucionó, y todo lo que saben es la dirección que se les ha dado. Ellas no tienen el poder de elegir; no pueden iniciar impulso, sino meramente recibirlo. Así es que los Skandhas son nuestras tendencias, la cualidad de la fuerza que hemos impartido a las diversas vidas en los varios planos o departamentos de la naturaleza, físicos, mentales y psíquicos. Nosotros incitamos las vidas físicas en nuestros cuerpos; incitamos las contrapartes astrales que hacen posible la expresión física; incitamos las vidas que tienen que ver con nuestros procesos de pensamiento. Como ellas han sido incitadas por nosotros, están conectadas con nosotros, mediante atracción magnética o eléctrica, y cuando regresamos a la tierra las atraemos nuevamente hacia nosotros, o energetizamos los Skandhas de las tres clases, los cuales, podemos ver, hacen posible la operación de varias clases de Karma al mismo tiempo. 

 

P. ¿Entonces, toda la enseñanza concerniente a los Skandhas es meramente otra ilustración de causa y efecto? 

R. Sí, no podemos pensar, sentir, decir o hacer cualquier cosa sin poner en marcha algunas de las vidas infinitesimales incoloras, con las cuales toda la atmósfera pulsa en todas partes, en una dirección dada. Nosotros somos responsables de aquellas vidas porque las creamos como tal clase de vida. Si la fuerza dada a nuestro pensamiento era muy débil, la dirección podría ser de corta vida, pero los pensamientos y sentimientos fuertes energizan fuertemente. El total de esas vidas siempre existe en los planos físico y astral, y las atraemos nuevamente hacia nosotros como un agregado porque fuimos los creadores y originadores de ellas". 


03 noviembre 2023

Comprensión del karma y la reencarnación

 

Foto de Sebastian Palomino

 Constantemente se hacen preguntas respecto al karma y a la reencarnación, y parece ser que reina gran confusión en el asunto. Los que han nacido y se han criado en la fe cristiana, y se han educado en la idea de que Dios crea una nueva alma para cada recién nacido, son los perplejos. Preguntan si el número de Mónadas que encarnan en la Tierra es limitado; a lo cual se les contesta afirmativamente. Pues por más incontable que sea, para nosotros, el número de Mónadas que encarnan, sin embargo tiene que haber un límite. (…) Tengamos presente que, excepto en los casos de los niños pequeños y de los individuos cuyas vidas terminan violentamente por algún accidente, ninguna Entidad Espiritual puede reencarnar antes de que haya transcurrido un período de muchos siglos; y semejantes intervalos bastan por sí solos para mostrar que el número de Mónadas es necesariamente finito y limitado. Por otra parte, hay que conceder a otros animales un tiempo razonable para su progreso evolucionario.

(…) La Ley de KARMA está intrincadamente entretejida con la de Reencarnación.

Solo el conocimiento de los renacimientos constantes de una misma Individualidad a través de todo el ciclo de vida; la seguridad de que las mismas MÓNADAS (entre las cuales se hallan muchos Dhyan Chohans, o los “Dioses” mismos) tienen que pasar a través del “Ciclo de Necesidad”, recompensadas o castigadas por medio de tales renacimientos, de los sufrimientos soportados o de los crímenes cometidos en las vidas anteriores; que esas mismas Mónadas que entraron en los cascarones vacíos, sin sentido, o formas astrales de la Primera Raza, emanadas por los Pitris, son las mismas que se hallan ahora entre nosotros (más aún, nosotros mismos quizás); sólo esta doctrina, decimos, puede explicarnos el problema misterioso del Bien y del Mal, y reconciliar al hombre con la aparente injusticia terrible de la vida. Nada que no sea una certeza semejante puede aquietar nuestro sentimiento de justicia en rebelión. Pues cuando el que desconoce la noble doctrina mira en torno suyo y observa las desigualdades del nacimiento y de la fortuna, de la inteligencia y de las facultades; cuando vemos que se rinden honores a gente necia y disipada, sobre quien la fortuna ha acumulado sus favores por mero privilegio del nacimiento, y su prójimo, con gran inteligencia y nobles virtudes, mucho más meritorio por todos conceptos, perece de necesidad y por falta de simpatía; cuando se ve todo esto y hay que retirarse ante la impotencia para socorrer el infortunio inmerecido, vibrando los oídos y angustiado el corazón con los gritos de dolor en torno de uno, sólo el bendito conocimiento de Karma impide maldecir de la vida y de los hombres, así como de su supuesto Creador.

De todas las terribles blasfemias, que son virtualmente acusaciones lanzadas contra su Dios por los monoteístas, ninguna es más grande ni más imperdonable que esa (casi siempre) falsa humildad que hace que el cristiano, aparentemente “piadoso”, asegure, frente a todos los males e inmerecidos, que “tal es la voluntad de Dios”.

¡Estúpidos e hipócritas! ¡Blasfemos e impíos fariseos, que hablan al mismo tiempo del misericordioso amor y ternura infinitos de su Dios y creador para el hombre desdichado, y de ese Dios que azota a las buenas, a las mejores de sus criaturas, desangrándolas hasta la muerte como un Moloch insaciable! Se nos contestará a esto con las palabras de Congreve:

“¿Pero quién se atreverá a acusar a la Justicia Eterna?”

La lógica y el simple sentido común, contestamos. Si se nos exige que creamos en el “pecado original”, en sólo una vida en esta Tierra para cada Alma, y en una Deidad antropomórfica que parece haber creado a algunos hombres sólo por el placer de condenarlos al fuego eterno del infierno y esto ya sean buenos o malos, dicen los partidarios de la Predestinación–, ¿por qué, los que estamos dotados de facultades razonadoras, no hemos de condenar a nuestra vez a semejante malvada Deidad? La vida se haría insoportable si tuviese uno que creer en el Dios creado por la impura imaginación del hombre. Afortunadamente, sólo existe en los dogmas humanos y en la imaginación enfermiza de algunos poetas …

Verdaderamente, se necesita una “fe” robusta para creer que es una “presunción” el poner en tela de juicio la justicia del que crea al infeliz hombre pigmeo sólo para “confundirlo” y poner a prueba una “fe”, que por otra parte ese “Poder” puede haber olvidado, si no descuidado, de infundirle, como sucede a veces.

Compárese esta fe ciega con la creencia filosófica, basada según toda clase de pruebas razonables y la experiencia de la vida, en Karma–Némesis, o la Ley de Retribución. Esta Ley, sea Consciente o Inconsciente, no predestina nada ni a nadie. Existe desde la Eternidad y en ella, verdaderamente, pues es la ETERNIDAD misma; y como tal, puesto que ningún acto puede ser coigual con la Eternidad, no puede decirse que actúa, porque es la ACCIÓN misma. No es la ola que ahoga al hombre, sino la acción personal del náufrago voluntario que va deliberadamente y se coloca bajo la acción impersonal de las leyes que gobiernan el movimiento del Océano. El Karma no crea nada ni proyecta nada. El hombre es el que imagina y crea las causas, y la Ley Kármica ajusta sus efectos, cuyo ajustamiento no es un acto, sino la armonía universal que tiende siempre a tomar su posición original, lo mismo que una rama que, doblada a la fuerza, rebota con el vigor correspondiente. Si sucede que disloca el brazo que trató de doblarla fuera de su posición natural, ¿debemos decir que la rama fue la que rompió nuestro brazo, o que fue nuestra propia insensatez la que nos produjo tal desgracia? Karma no ha tratado jamás de destruir la libertad intelectual e individual, como el Dios inventado por los monoteístas. No ha envuelto sus decretos en la oscuridad intencionalmente para confundir al hombre; ni castiga al que ose investigar sus misterios. Antes al contrario, aquel que por medio del estudio y la meditación descubre sus intrincados senderos, y arroja luz en sus oscuros caminos, en cuyas revueltas perecen tantos hombres a causa de su ignorancia del laberinto de la vida, trabaja por el bien de sus semejantes. KARMA es una ley Absoluta y Eterna en el Mundo de la manifestación; y como sólo puede haber un Absoluto, sólo una Causa siempre presente, los creyentes en Karma no pueden ser considerados como ateos o materialistas, y menos aún como fatalistas; pues Karma es uno con lo Incognoscible, del cual es un aspecto, en sus efectos en el mundo fenomenal.

Así, pues, íntimamente, o más bien indisolublemente unida a Karma, hállase la ley de renacimiento o de la reencarnación de la misma individualidad espiritual, en una larga, casi interminable serie de personalidades. Estas últimas son como los diversos personajes que un mismo actor representa, con cada uno de los cuales ese actor se identifica y es identificado por el público, por espacio de algunas horas. El hombre interno, o verdadero, que personifica tales caracteres, sabe durante todo aquel tiempo que él es Hamlet, sólo por el breve plazo de unos cuantos actos, los cuales, sin embargo, en el plano de la ilusión humana, representa toda la vida de Hamlet. Sabe también que la noche antes fue el Rey Lear, que a su vez es la transformación del Otelo de otra noche anterior a aquélla. Y aun cuando se supone que el personaje exterior, visible, ignora esta circunstancia –y en la vida real esta ignorancia es desgraciadamente demasiado verdadera–, sin embargo la individualidad permanente lo sabe muy bien, siendo la atrofia del ojo “espiritual” en el cuerpo físico lo que impide que este conocimiento no se imprima en la conciencia de la falsa personalidad.

 

Extraído de La Doctrina Secreta, volumen II, páginas 303-306.

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Otras entradas relacionadas:

-       Reencarnación.

-       La Ley del Karma.

29 octubre 2023

El "tercer ojo".

Escultura del "dios" Shiva, de finales del siglo xi o xii, (escultura de piedra en alto relieve). Wikipedia.

Entonces el Tercer Ojo cesó de funcionar” –dice la Estancia– porque el HOMBRE se había hundido demasiado profundamente en el cieno de la materia.

[Recordemos que las referencias a “hombre” en La Doctrina Secreta se hacen en el sentido de “Ser animado racional, varón o mujer”, según la primera acepción de la palabra según la RAE].

¿Cuál es el significado de esta extraña declaración de la Sloka 42, referente al Tercer Ojo de la Tercera Raza, el cual había muerto y no funcionaba ya?

Ahora debemos exponer algunas otras Enseñanzas Ocultas, respecto de este punto así como de otros. Hay que ampliar la historia de la Tercera y Cuarta Razas, a fin de arrojar más luz sobre el desarrollo de la humanidad presente; y mostrar cómo las facultades puestas en actividad por el ejercicio oculto devuelven al hombre la posición que ocupaba anteriormente, con referencia a la percepción y a la conciencia espiritual. Pero hay que explicar, primeramente, el fenómeno del tercer Ojo.

La Ciencia nos suministra también la indicación de que la Cuarta Raza primitiva [la “cuarta Humanidad”, la atlante] –durante su evolución y antes del ajustamiento final del organismo humano, que se hizo perfecto y simétrico sólo en la Quinta Raza– pudo haber tenido tres ojos sin tener necesariamente un tercer ojo en medio de la frente, como los Cíclopes legendarios.

Para los Ocultistas, que creen que la involución espiritual y psíquica procede en líneas paralelas con la evolución física –o sea que los sentidos internos, innatos en las primeras razas humanas, se atrofiaron durante el desarrollo de la raza y el desenvolvimiento material de los sentidos externos–, para los estudiantes de la simbología Esotérica, la declaración anterior no es una conjetura o una posibilidad, sino simplemente una fase de la ley de desarrollo, un hecho probado, en una palabra. Ellos comprenden el sentido del pasaje de los Comentarios, que dice:

En aquellos primitivos tiempos de los machos–hembras [hermafroditas], había criaturas humanas con cuatro brazos; con una cabeza, pero con tres ojos. Podían ver, por delante y por detrás (1). Un KALPA más tarde [después de la separación de los sexos] habiendo caído los hombres en la materia, su visión espiritual se nubló; y, a la par, el tercer ojo principió a perder su poder… Cuando la Cuarta [Raza] llegó a la mitad de su carrera, la visión Interna tuvo que ser despertada y adquirida por estimulantes artificiales, cuyo procedimiento conocían los antiguos Sabios…(2). Del mismo modo el tercer ojo, PETRIFICÁNDOSE gradualmente pronto desapareció. Los de dos caras se convirtieron en los de una cara, y el ojo se hundió profundamente en la cabeza y se halla ahora enterrado bajo el cabello. Durante la actividad del hombre interno [durante el trance y la visión espiritual] el ojo se hincha y se dilata. El Arhat lo ve y lo siente, y por consecuencia regula su acción…

El Lanú puro [discípulo, chela] no debe temer peligro alguno; el que no se conserva puro [que no es casto] no recibirá ayuda del “ojo deva”.

(1) Es decir, el tercer ojo estaba en la parte posterior de la cabeza. La declaración de que la humanidad hermafrodita tenía “cuatro brazos” descifra probablemente el misterio de todas las representaciones e ídolos de los dioses exotéricos de la India. En la Acrópolis de Argos, había un ξόανον, una estatua de madera groseramente labrada, atribuida a Dédalo, que representaba un coloso de tres ojos, y la cual estaba consagrada a Zeus Triopes, el de “Tres ojos”. La cabeza del “dios” tiene dos ojos en la cara y el otro en el extremo superior de la frente. Se considera la más arcaica de todas las estatuas antiguas. (Schol. Vat. ad Eurip. Troad., 14).

(2) La visión Interna sólo pudo adquirirse desde entonces por medio del ejercicio y la iniciación, salvo en los casos de “magos innatos” –sensitivos y médiums, como ahora se les llama.

(…)

El “ojo deva” no existe ya para la mayoría de la humanidad. El tercer ojo está muerto y no funciona, pero ha dejado tras sí un testigo de su existencia. Este testigo es ahora la GLÁNDULA PINEAL. En cuanto a los hombres de “cuatro brazos”, son los que sirvieron de prototipos para los dioses hindúes de cuatro brazos, según se ha indicado en una nota anterior.

Tan grande es el misterio del ojo humano, que algunos hombres de ciencia han tenido que recurrir a las explicaciones ocultas en sus vanos esfuerzos para encontrar la razón y explicar todas las dificultades que rodean su acción. El desarrollo del ojo humano prueba más la antropología oculta que la de los fisiólogos materialistas. “Los ojos del embrión humano crecen desde adentro afuera” –procediendo del cerebro en lugar de ser parte de la piel, como en los insectos y en el pez jibia–. (…) La enseñanza que presenta el Ocultismo del desarrollo gradual de los sentidos “DESDE DENTRO AFUERA”, procedentes de prototipos astrales, es mucho más satisfactoria. El tercer ojo se retiró al interior cuando concluyó su curso: otro punto en favor del Ocultismo.

La expresión alegórica de los hindúes místicos que hablan del “Ojo de Shiva” el Tri–lochana, o “tres–ojos”, recibe de este modo su justificación y razón de ser; siendo la transferencia de la glándula pineal (que fue ese tercer ojo) a la frente, una licencia exotérica. Esto arroja también luz en el misterio, incomprensible para algunos, de la relación entre la Videncia anormal, o espiritual, y la pureza fisiológica del Vidente. Muchas veces se hace la siguiente pregunta: ¿Por qué el celibato y la castidad son condición sine qua non del chelado regular o del desarrollo de poderes psíquicos y ocultos? La respuesta se halla en el Comentario. Cuando se nos dice que el “tercer ojo” fue un día órgano fisiológico, y que más tarde, debido a la desaparición gradual de la espiritualidad y al aumento de la materialidad, extinguiendo la naturaleza física a la espiritual, se convirtió en un órgano atrofiado, tan poco comprendido ahora por los fisiólogos como el bazo; cuando llegamos a saber esto, la relación se hace evidente. Durante la vida humana, el mayor obstáculo para el desarrollo espiritual, y especialmente para la adquisición de los poderes Yoga, es la actividad de nuestros sentidos fisiológicos. Estando de igual modo la acción sexual estrechamente relacionada, por interacción, con la médula espinal y la materia gris del cerebro, es inútil entrar en más explicaciones. Por supuesto, el estado normal y anormal del cerebro, y el grado de actividad en la médula oblongada, reacciona poderosamente sobre la glándula pineal, pues debido al número de “centros” de esa región, que gobiernan la gran mayoría de las funciones fisiológicas de la economía animal, y debido también a la estrecha e íntima proximidad de las dos, la médula oblongada tiene que ejercer una acción “inductiva”, muy poderosa, sobre la glándula pineal.

Todo esto es muy claro para el Ocultista, pero es muy vago para los lectores en general. A estos últimos se les debe mostrar la posibilidad de un hombre de tres ojos en la naturaleza, en aquellas épocas en que su formación estaba todavía en un estado relativamente caótico. Esta posibilidad puede inferirse por los conocimientos anatómicos y zoológicos, en primer término, y luego puede apoyarse en las presunciones de la misma ciencia materialista.

Se asegura, por la autoridad de la ciencia, y por demostraciones que por esta vez no son una mera ficción de las especulaciones teóricas, que muchos animales (especialmente entre los órdenes inferiores de los vertebrados) tienen un tercer ojo, hoy atrofiado, pero que necesariamente debió ser activo en su origen.

(…) Lo expuesto ofrece un interés muy especial cuando se tiene en cuenta que, a no ser por el desarrollo de la parte posterior de los dos hemisferios cerebrales, la glándula pineal sería perfectamente visible al separar los huesos parietales. También es muy interesante observar la evidente relación que puede trazarse entre el primitivamente hueco haz óptico y los ojos por delante y la glándula pineal y sus pedúnculos por detrás; y entre todos ellos y los tálamos ópticos. Así es que los recientes descubrimientos relativos al tercer ojo de la Hatteria punctata tienen un valor importantísimo para la historia del desarrollo de los sentidos humanos, y para los asertos ocultos del texto.

Es bien sabido que Descartes vio en la glándula pineal la Sede del Alma, aunque esto se considera ahora como una ficción para los que han cesado de creer en la existencia de un principio inmortal en el hombre.

(…) Por más anticientífico que esto parezca en nuestros días de ciencia exacta, Descartes estaba, sin embargo, mucho más cerca de la verdad oculta que cualquier Hæckel. Pues la glándula pineal está, como se ha indicado, mucho más relacionada con el Alma y el Espíritu, que con los sentidos fisiológicos del hombre. (…) y, como consecuencia de tales conocimientos, se harían cargo de que la glándula pineal, por ejemplo, tenía que estar inutilizada para uso físico, en este período de nuestro ciclo. Si el “ojo” singular está atrofiado ahora en el hombre, es una prueba de que, lo mismo que en el animal inferior, ha estado una vez activo; pues la naturaleza jamás crea la forma más pequeña e insignificante, sin que tenga un objeto definido o algún uso. Fue un órgano activo, decimos, en aquel estado de la evolución, en que el elemento espiritual en el hombre reinaba supremo sobre los apenas nacientes elementos intelectuales y psíquicos. Y cuando el ciclo siguió su curso, descendiendo hacia aquel punto en que los sentidos fisiológicos se desarrollaron con el desenvolvimiento y consolidación del hombre físico, marchando, pari passu con él –vicisitudes y tribulaciones complejas e interminables del desarrollo zoológico–, este “ojo” medio se atrofió por fin, juntamente con las características primeras espirituales y puramente psíquicas del hombre. Los ojos son el espejo, así como las ventanas del alma, dice la sabiduría popular, y Vox populi vox Dei.

Al principio, todas las clases y familias de las especies vivientes eran hermafroditas y objetivamente de un solo ojo. En el animal –cuya forma era tan etérea (astralmente) como la del hombre, antes que los cuerpos de ambos principiasen a desenvolver sus “vestidos de piel”, esto es, a desenvolver desde adentro afuera el denso revestimiento de substancia física o materia con su mecanismo fisiológico–, el Tercer Ojo era, primitivamente, lo mismo que en el hombre, el único órgano visual. Los dos ojos físicos frontales sólo se desarrollaron más tarde, tanto en el bruto como en el hombre, cuyo órgano visual físico estaba al principio de la Tercera Raza en la misma posición que el de algunos de los vertebrados ciegos en nuestros días, o sea debajo de una piel opaca. Solamente que las etapas de desarrollo del ojo singular o primitivo, tanto en el hombre como en el animal, están ahora invertidas; pues el primero pasó ya por el estado no racional en la Tercera Ronda, y se encuentra más avanzado que el bruto en todo un plano de conciencia. Por lo tanto, al paso que el ojo ciclópeo era y es aún en el hombre el órgano de la visión espiritual, en el animal fue el de la visión objetiva; y este ojo, habiendo cumplido su misión, fue reemplazado en el curso de la evolución física de lo simple a lo complejo, por dos ojos, y de este modo fue puesto a un lado y conservado por la naturaleza para, posterior uso en futuros evos.

Esto explica por qué la glándula pineal alcanzó su mayor desarrollo proporcionalmente al menor desenvolvimiento físico.

Éste es, pues, el órgano [la glándula pineal] que ha dado lugar a tantas leyendas y tradiciones, entre otras, la de los hombres de una cabeza pero con dos caras. Leyendas tales pueden verse en varias obras chinas, además de hacerse mención de ellas en los fragmentos caldeos.

Ahora bien; lo que los estudiantes de Ocultismo deben saber es que “TERCER OJO” ESTÁ INDISOLUBLEMENTE RELACIONADO CON EL KARMA. Este principio es tan misterioso, que son muy pocos los que lo conocen.

El “Ojo de Shiva” no se atrofió por completo hasta la terminación de Cuarta Raza. Cuando la espiritualidad y todos los poderes y atributos divinos del Hombre–Deva de la Tercera Raza se hicieron servidores de las pasiones fisiológicas y psíquicas, que acababan de despertarse en el hombre físico, en lugar de ser lo contrario, el Ojo perdió sus poderes. Pero tal era la ley de la evolución, y en estricta verdad, no fue una CAÍDA. El pecado no consistió en usar los nuevos poderes desarrollados, sino en usarlos mal; en hacer del tabernáculo, destinado a contener un dios, el templo de todas las iniquidades espirituales. Y si decimos “pecado”, es para que se comprenda nuestro sentido, pues el término más apropiado para este caso sería el de Karma; por otra parte, el lector que se sienta perplejo ante el empleo del término iniquidad “espiritual” en lugar de “física”, debe tener presente que no puede haber iniquidad física. El cuerpo es simplemente el órgano irresponsable, el instrumento, no del hombre psíquico, sino del espiritual. Y en el caso de los atlantes, el ser Espiritual fue precisamente el que pecó, porque el elemento Espíritu era todavía, en aquellos tiempos, el principio “Director” del hombre. Así, pues, en aquellos días fue cuando el Karma más pesado de la Quinta Raza se generó por nuestras Mónadas.

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Se nos dice que los hombres de la Tercera Raza–Raíz poseyeron un tercer ojo físico, hasta cerca del período medio de la tercera subraza de la Cuarta Raza– Raíz, cuando la consolidación y perfeccionamiento del organismo humano fue causa de que desapareciera de la anatomía externa del hombre. Sin embargo, psíquica y espiritualmente, su percepción mental y visual duró hasta cerca de la terminación de la Cuarta Raza, cuando sus funciones, debido a la condición material y depravada de la humanidad, se extinguieron totalmente. Esto fue anterior a la sumersión de la masa del continente atlante.

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Extraído de La Doctrina Secreta, Vol. II, de Helena P. Blavatsky, páginas 288, 294-299, 301, 302 y 306.