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27 febrero 2025

¿Qué sobrevive después de la muerte?

 El ser en sí mismo, con todas sus tendencias, con todas sus experiencias. Lo que sobrevive es el Pensador, el Alma, lo que nunca se puede extinguir, nunca sufre por sí mismo, nunca puede estar involucrado, siempre es de su propia esencia, no importando en cuales condiciones se encuentre un ser humano. Las situaciones, ya sean de júbilo o sufrimiento, deben tener un término; pero el Uno que goza, el Uno que sufre, el Uno que siente, nunca cambia. Lo que sobrevive es nuestro verdadero ser; todo lo que llamamos nuestro ser es eso que despierta, sueña, goza y entra en los diferentes estados a través de todos los mundos. Podemos decir que esta vida es un sueño en el cual experimentamos sufrimiento y júbilo. Cuando despertemos tendremos otras experiencias, pero lo que es permanente en nosotros es lo que las asimila, llegando a cualquier campo de operación, acumula experiencia de acuerdo con las tendencias que él ha engendrado en aquel plano del ser. Así, el ser no tiene alguna otra experiencia sobre la tierra salvo lo que es suyo, salvo lo que se ha integrado a sus acciones sobre la tierra. La ley de acción y reacción, de causa y efecto, del sembrar y del cosechar, es, entonces, su propia ley.

¿Qué es lo que sobrevive? NOSOTROS, como seres conscientes, con todos los poderes de percepción, con todo lo que hemos logrado, y así será siempre. Nosotros nunca cesamos. Como sabemos, los cuerpos se desgastan en una vida, volviéndose incapaces e inútiles. ¿Desearíamos verdaderamente continuar viviendo en ellos? No, el alma pide un instrumento superior. Demolemos la casa vieja para construir una mejor o quizá peor. Si somos egoístas, si trabajamos sólo para este cuerpo y si nos oponemos a nuestros compañeros, entonces recibiremos la reacción de nuestro comportamiento egoísta. Esta es la ley, no sentimiento. Las acciones de otros seres humanos no son la fuente de nuestro sufrimiento, sino el mal que hemos sembrado, el cual vuelve oprimiéndonos con todo su peso. Hasta que el ser humano asuma su derecho de nacimiento, y se de cuenta de que el curso entero de la evolución consiste en enfrentar las leyes de la justicia, no dará el primer paso hacia el verdadero progreso que conduce a la inmortalidad consciente.

El filósofo amigo. Cartas y Conferencias sobre Teosofía y la Vida Teosófica, Robert Crosbie.

26 septiembre 2024

Cuando la Iglesia repudió la reencarnación

 

Representación de Orígenes escribiendo, desde un manuscrito de In numeros homilia XXVII (c. 1160). Wikipedia.

1.- ¿Qué es la reencarnación?

2.- Reencarnación como doctrina antigua y universalmente aceptada.

3.- También la Iglesia promulgaba la teoría de la reencarnación.

4.- Cuando la Iglesia cambia de opinión.

5.- ¿Quién fue Orígenes?

6.- Divulgación de la filosofía de Orígenes.

7.- ¿Qué contienen las actas del Concilio de Constantinopla II?

8.- Citamos las palabras del propio Orígenes.

9.- ¿Cuál es hoy la “doctrina oficial” de la Iglesia?

10- Conclusión.

*******

1.- ¿Qué es la reencarnación?

La reencarnación consiste en que nuestra parte interna e inmortal, también llamada Alma, Individualidad, Mente, Ego, o Manas, después de la muerte del cuerpo en que residía, pasa sucesivamente a otros cuerpos; se reviste de nuevas personalidades transitorias. “Estas últimas son como los diversos personajes que un mismo actor representa, con cada uno de los cuales ese actor se identifica y es identificado por el público, por espacio de algunas horas” (1).  Con la sucesión de un inmenso número de encarnaciones se pretende la purificación y alcanzar la unidad absoluta con el Principio divino, aunque esta es una afirmación vaga y la razón de la existencia es un tema muy complejo de tratar en nuestro actual estado de desarrollo; en cualquier caso, hemos de entender que “el objeto de toda evolución no es la salvación individual, sino que el todo [todos los reinos de la Naturaleza] sea elevado, elevado hacia grados cada vez altos” (2).

“La ´personalidad´ es en cualquier vida sólo un aspecto temporal y la acción de la Individualidad, y difiere en cada vida, en el medio ambiente y en los cambios que se han llevado a en existencias anteriores —en carácter, disposición y entendimiento; estos pueden producir en la siguiente encarnación un cambio de relación social, capacidad mental, naturaleza del cuerpo, medio ambiente físico, e inclusive de sexo. La personalidad no reencarna; la Individualidad en cada renacimiento proyecta una personalidad nueva, las cualidades y tendencias de ésta son sustraídas de la suma total de todas las vidas pasadas —no solamente de la pasada. Toda la experiencia pasada está dentro y detrás de cada personalidad y puede ser obtenida y realizada, sin embargo, puede permanecer entera o parcialmente latente …”. (2)

Según la Teosofía, se rechaza la idea de un alma nueva creada para cada recién nacido; al contrario, defiende “que todo ser humano es portador o el Vehículo de un Ego coeterno con todo otro Ego; porque todos los Egos son de la misma esencia y pertenecen a la emanación primordial de un Ego universal infinito. Platón lo llama logos (o segundo Dios manifestado) y nosotros lo llamamos principio divino manifestado, que es uno con la mente o alma universal y no es el Dios antropomorfo, extra-cósmico y personal en el cual creen muchos teístas”. (3) En definitiva, el alma debe ser preexistente y por lo tanto no creada para la ocasión de cada nacimiento.

“A menos que neguemos la inmortalidad del hombre y la existencia del alma, no hay ningún argumento firme contra la doctrina de la preexistencia y del renacimiento, excepto aquél que se basa en el dictamen de la iglesia, que dice que cada alma es una nueva creación. Este dictamen puede ser únicamente sostenido por un dogmatismo ciego, ya que una vez conferida el alma, tarde o temprano tenemos que arribar a la teoría del renacimiento, porque aun cuando cada alma es nueva sobre esta Tierra, la misma debe continuar viviendo en alguna otra parte después del fallecimiento; y en vista del reconocido orden de la naturaleza, el alma tendrá otros cuerpos o vestiduras en otros planetas o esferas celestes.

(…)

Así pues, mientras la herencia tiene algo que ver con la diferencia de carácter en cuanto a la fuerza y la moral, influenciando un poco el alma y la mente, y proveyendo también el lugar apropiado para recibir recompensa y castigo, la herencia no es, sin embargo, la causa de la naturaleza esencial que muestra cada cual.

Mas todas esas diferencias, tales como aquellas mostradas por los niños desde el nacimiento, por los adultos a medida que el carácter se desarrolla más y más, y por las naciones a través de su historia, se deben a la larga experiencia adquirida durante muchas vidas sobre la Tierra, y son el resultado de la evolución del alma misma. El examen de una corta vida humana no ofrece suficiente base para la formación de la naturaleza interior del hombre. Es indispensable que cada alma adquiera toda la experiencia posible, y una sola vida no puede proporcionar esto aún bajo las condiciones más favorables. Sería una tontería del Todopoderoso el situarnos aquí por tan corto tiempo, tan sólo para erradicarnos cuando hubiéramos empezado a ver el propósito de la vida y las posibilidades que la misma ofrece. El simple deseo egoísta de una persona de evadir las pruebas y disciplinas de la vida no es suficiente para poner de lado las leyes de la naturaleza; por lo tanto, el alma debe renacer hasta que deje de poner en movimiento la causa del renacimiento, después de haber desarrollado su carácter hasta el límite posible, según indican todas las variedades de la naturaleza humana; cuando todas las experiencias hayan pasado y no antes de que toda la verdad accesible haya sido adquirida.

La gran disparidad entre los hombres con respecto a capacidad nos obliga, si es que deseamos atribuir justicia a la Naturaleza o a Dios, a admitir la doctrina de la reencarnación y a rastrear el origen de esa disparidad en las vidas pasadas del Ego. Pues la gente está tan obstaculizada, obstruida, atropellada y hecha víctima de una aparente injusticia por falta de capacidad, como de veras lo está por razones de circunstancias de nacimiento o de educación.

(…)

Contemplando la vida y su probable finalidad, con toda la variada experiencia posible para el hombre, uno está forzado a la conclusión de que una sola vida no es suficiente para llevar a cabo todo lo que intenta la Naturaleza, sin mencionar lo que el hombre mismo desea lograr. La gama de variedad en experiencias es enorme. Hay en el hombre un inmenso campo de poderes latentes, que según notamos podrían ser desarrollados si les fuera dada la oportunidad. Un conocimiento infinito en amplitud y en diversidad se extiende ante nosotros, especialmente en estos tiempos en que la investigación especializada está a la orden del día. Nosotros percibimos que tenemos aspiraciones muy elevadas, sin tener el tiempo para poder realizarlas en toda su medida, mientras la gran tropa de pasiones y deseos, motivos y ambiciones egoístas, guerrean contra nosotros y entre ellos mismos, persiguiéndonos aún hasta la puerta del sepulcro. Todos estos obstáculos tienen que ser tratados, conquistados, usados, sojuzgados. Una vida no es suficiente para todo esto. Decir que no tenemos sino una sola vida aquí, con tales posibilidades frente a nosotros imposibles de desarrollar, es hacer del Universo y la vida tan sólo una inmensa y cruel broma perpetrada por un Dios poderoso, quien es por tanto acusado por aquéllos que creen en la creación especial de almas, de glorificarse y bromear con el diminuto hombre, simplemente porque ese hombre es pequeño y una mera criatura del Todopoderoso.

(…)

El mero hecho de morir no es de por sí suficiente para producir el desarrollo de facultades o la eliminación de las tendencias e inclinaciones erróneas. Si damos por sentado que al entrar al cielo de inmediato adquirimos todo conocimiento y toda pureza, entonces ese estado después de la muerte queda reducido a un nivel de inacción y la vida misma, con toda su disciplina, queda privada de todo significado”. (4)

 

2.- Reencarnación como doctrina antigua y universalmente aceptada.

La teoría de la reencarnación no fue inventada por la Teosofía, en tanto que solo volvió a divulgar una filosofía tan antigua como la existencia humana. Como ya se dijo en la mencionada entrada Reencarnación, “esto lo enseñaban los brahmines, los budistas, los judíos, los griegos, los egipcios, los caldeos, los herederos post-diluvianos de la Sabiduría pre-diluviana, Pitágoras, Sócrates, Clemente Alejandrino, Sinesio, Orígenes, los poetas griegos más antiguos y los gnósticos …”. [En la obra La Doctrina Secreta se encuentran completas explicaciones al respecto.]

 

3.- También la Iglesia promulgaba la teoría de la reencarnación.

Como no podía ser de otra forma, también la Iglesia creía inicialmente en tal idea. “Esta es la más antigua doctrina y es ya aceptada por más seres humanos que el número de aquéllos que la repudian. (…) los judíos la consideraban cierta y no ha llegado a desaparecer de su religión; y Jesús, a quien se le llama fundador del cristianismo, también creyó y enseñó esta doctrina. En la iglesia cristiana primitiva también era conocida y promulgada, y los más preeminentes entre los padres de la iglesia la creían y promulgaban.

(…) Jesús debió haber conocido bien las doctrinas que ellos profesaban. Todos creían en la reencarnación. Para ellos Moisés, Adán, Noé, Seth y otros, habían regresado a la tierra; y en la misma época de Jesús se creía comúnmente que el antiguo profeta Elías estaba aún por regresar. Así es que encontramos, ante todo, que Jesús jamás negó ni abjuró la doctrina y en varias ocasiones le dio su asentimiento, como cuando dijo que Juan el Bautista era en realidad una nueva encarnación del antiguo Elías, a quien las gentes estaban esperando. Todo esto puede ser verificado en el Evangelio de San Mateo, en los capítulos XVII, XI y otros.

En esos escritos se notará claramente que Jesús aprobaba la doctrina de la reencarnación; y siguiendo el sendero de Jesús, San Pablo, en la Epístola a los romanos, capítulo IX, habla de Esaú y de Jacob como habiendo realmente existido antes de su nacimiento; y más tarde, tan preeminentes padres de la iglesia cristiana, como Orígenes, Synesios y otros, aceptaron y enseñaron la teoría. En el libro de Proverbios VIII, 22, Salomón dice haber estado presente durante la formación de la tierra y que mucho antes de que él pudiera haber nacido como Salomón, sus placeres eran los de vivir en las partes habitables de la tierra en compañía de los hijos de los hombres. En el Apocalipsis, III, 12, San Juan el Evangelista relata que a él le fue revelado en el curso de una visión, la que se refiere a la voz de Dios o a la de alguien hablando en su nombre, que quien quiera que llegase a vencer no tendría la necesidad de "salir" otra vez; es decir, que no necesitaría reencarnar más. Durante quinientos años después de Jesús, hasta el Concilio de Constantinopla, esta doctrina fue enseñada en la iglesia. Entonces se promulgó una condenación sobre un aspecto del asunto, condenación que ha sido interpretada por muchos como si se hubiese hecho contra la reencarnación; pero si tal condenación es dictada contra las palabras de Jesús, la misma no tiene ningún efecto. Esta condenación, por cierto, va contra Él, y por tanto la iglesia se encuentra en la posición de alegar, en efecto, que Jesús no conocía lo bastante para maldecir, según lo hizo la iglesia, una doctrina conocida y enseñada en su época, y la cual fue conspicuamente traída a su conocimiento y nunca condenada sino de hecho aprobada por Él.

El cristianismo es una religión judía y esta doctrina de la reencarnación le pertenece históricamente por herencia judaica, y también por razón de haber sido enseñada por Jesús y por los primeros padres de la iglesia. Si hubiera alguna forma verídica o lógica para la iglesia cristiana de librarse de este dilema - excluyendo, desde luego, los dogmas de la iglesia -, al Teósofo le agradaría que se la diesen a conocer. En realidad, el teósofo sostiene que quien quiera que sea cristiano profeso y niegue esta teoría, él mismo pone con eso su juicio contra el de Jesús, quien debió haber sabido más sobre el asunto que aquellos que lo siguen. Es este anatema lanzado por el Concilio de la iglesia contra la reencarnación, y la ausencia de esta doctrina en la enseñanza actual, lo que ha hecho daño al cristianismo y ha hecho de todas las naciones cristianas pueblos que pretenden ser discípulos de Jesús y de la ley del amor, pero que realmente como naciones, son seguidoras de la Ley Mosaica del talión y de la represalia. Porque sólo en la reencarnación se encuentra la respuesta a todos los problemas de la vida; y en ella y en el Karma se encuentra la fuerza que hará a los hombres practicar la ética que profesan en teoría". (4)

 

4.- Cuando la Iglesia cambia de opinión.

Como se ha adelantado a través del texto citado de William Judge, la Iglesia enseñó la doctrina de la reencarnación hasta el concilio del año 500. En concreto, hasta el llamado Segundo concilio de Constantinopla del año 543 (V Concilio Ecuménico), con la condena de uno de los denominados “padres de la Iglesia”, Orígenes.

 

5. Quién fue Orígenes.

Célebre doctor de la Iglesia que nació a fines del segundo siglo, probablemente en África [Alejandría], y acerca de quien muy poco sabemos, si realmente sabemos algo de él, puesto que sus fragmentos biográficos han pasado a las edades posteriores bajo la autoridad de Eusebio, el más desenfrenado falsificador que ha existido en época alguna. A este último se le atribuye el haber coleccionado más de cien cartas de Orígenes (u Orígenes Adamancio) que, según se dice ahora, se han perdido. Para los teósofos, la más interesante de todas las obras de Orígenes es su Doctrina de la preexistencia de las almas. Fue discípulo de Ammonio Saccas, y durante mucho tiempo oyó las lecciones de este gran maestro de filosofía. (5).

 

6.- Divulgación de la filosofía de Orígenes.

Según encontramos en la obra Histoire des Conciles, d´aprés les documents orginaux (6), la filosofía de Orígenes se estaba expandiendo con rapidez a principios del siglo V entre los monjes de Palestina, existiendo varios de intentos de condenar su obra. Citamos a continuación del título mencionado:

“El principal historiador de las luchas origenistas de este período, el sacerdote Cirilo de Escitópolis, sugiere, en la biografía de su maestro San Sabas, que el patriarca Efrén celebró efectivamente un concilio en Antioquía, en 592, sobre esta cuestión. Esto es lo que dice al respecto: “Efrén publicó una carta sinodal en la que anatematizó los principios de Orígenes. (…) “Al regresar de Gaza a Constantinopla, Pelagio viajó con monjes de Jerusalén que llevaban extractos de las obras de Orígenes y solicitaban al emperador que condenara su doctrina. Pelagio y Menas, patriarca de Constantinopla, respaldaron esta petición y Justiniano publicó el edicto contra Orígenes que antes era tan famoso. Este documento, muy extenso y tratando temas teológicos, fue editado inicialmente en latín por Baronius; posteriormente, Lupus publicó el texto griego, que fue incluido en las colecciones de los actos del V Concilio Ecuménico. El ejemplar de este edicto que nos ha llegado fue dirigido a Menas, patriarca de Constantinopla. El emperador afirma desde el principio que su mayor preocupación es mantener la pureza de la fe y la tranquilidad de la Iglesia. ´Había sabido, con gran pesar suyo, que algunos intentaban defender los errores de Orígenes que se acercaban a los principios paganos, arrianos y maniqueos. Quien se haga discípulo de este Orígenes apenas tenía derecho a ser llamado todavía cristiano…´ (…) El emperador enumera los otros principales errores de Orígenes (preexistencia de las almas, apocatástasis, pluralidad de mundos, etc.), y se dedica a refutarlos en detalle, citando un gran número de pasajes de los Padres, especialmente Gregorio de Nacianzo y Gregorio de Nisa, Juan Crisóstomo, Pedro de Alejandría, Atanasio, Basilio, Cirilo de Alejandría, etc., quienes todos se habían pronunciado de manera muy explícita contra Orígenes (…) “Queriendo”, continúa el Emperador, “eliminar de la Iglesia cualquier causa de escándalo, debemos seguir la Sagrada Escritura y los Padres que habían condenado Orígenes, envió este escrito a Su Santidad (Menas), instándolo a reunir a los obispos presentes en Constantinopla, y a los archimandritas en una asamblea común, que pronunciaría por escrito el anatema contra Orígenes y sus errores, en particular contra aquellos mencionados en el decreto imperial”. (…) Dado que es así, concluye el emperador, es justo que Orígenes sea anatematizado según las diez siguientes proposiciones:

1

Si alguien dice o piensa que las almas humanas existían anteriormente, es decir, que anteriormente eran espíritus o fuerzas sagradas, los cuales, apartándose de la vista de Dios, se dejaron llevar por el mal, y, por ese motivo, perdieron el amor divino, fueron llamados almas y enviados por manera de castigo a un cuerpo, sea anatema.

10

Anatema a Orígenes, y a quienquiera que enseñe y piense como él.

“… Nos limitamos a decir que este edicto, aunque hecho con una intención loable, debe ser considerado entre los enormes y numerosos atropellos al poder espiritual que la corte de Bizancio se permitió; y la suposición de que la colaboración del emperador con Menas y Pelage no disminuye la gravedad del asunto. La publicación de este decreto tuvo lugar después del concilio de Gaza, es decir, en el año 543, según las adiciones de los Ballerini a las obras del cardenal Noris…”.

“El concilio en Constantinopla sobre Orígenes tuvo lugar en el año 543.

El patriarca Menas probablemente no tardó en convocar el sínodo solicitado por el emperador; se presume que se llevó a cabo en ese mismo año. Justiniano envió una carta a la asamblea, enumerando los errores de los monjes de Palestina, atribuyéndolos a Pitágoras, Platón y Orígenes. Debido a estos errores y locuras peligrosas, el emperador solicitó a los Padres reunidos que estudiaran con cuidado el documento adjunto a la carta (que era idéntico a la carta del emperador a Menas), y que anatematizaran todos estos principios, a Orígenes y a quienes pensaban como él".

 

7.- ¿Qué contienen las actas del Concilio de Constantinopla II?

Según EC Wiki, Enciclopedia Católica Online (7), “se han perdido las actas originales en griego del concilio, pero aún existe una versión latina muy antigua, probablemente contemporánea y hecha para el uso de Vigilio, ciertamente citada por su sucesor Pelagio I. La edición de Baluze está reimpresa en mansi, “Coll. Conc.”, IX, 163 sqq. En el siguiente Concilio General de Constantinopla (680) se encontró que las Actas del Quinto Concilio habían sido alteradas (Hefele, op. cit., II, 855-58) en favor del monotelismo; ni tampoco es cierto que en su forma presente están en su integridad original. Esto tiene peso en el muy discutido asunto concerniente a la condenación del origenismo en este Concilio. Hefele, movido por la antigüedad y persistencia de los informes acerca de la condenación de Orígenes, afirma (p. 861) con el Cardenal Noris, que en éste Orígenes fue condenado, pero sólo en passant (incidentalmente), y que su nombre, en el undécimo anatema no es una interpolación".

Volviendo a la obra Histoire des Conciles, d´aprés les documents orginaux (6), se hace constar lo siguiente en cuanto a los quince anatemas contra Orígenes.

“En este concilio de Constantinopla se formularon quince famosos anatemas contra quince proposiciones de Orígenes. Fueron descubiertos a finales del siglo XVII por Pierre Lambeck en un manuscrito de la biblioteca de Viena y luego se incluyeron en todas las colecciones de concilios. Estos quince anatemas están precedidos en el manuscrito de Viena, de la siguiente nota: “ἀναθέματα δηλοῦντα τὴν ἐν Κωνσταντινουπόλει συνοδικὴν ἀνάθεσιν τῷ πάσῃ τῆς οἰκουμένης καθορῶντι συνόδῳ,” [La frase en griego antiguo puede traducirse al español como: ”Maldiciones que indican la anatematización sinodal en Constantinopla a quien desafía el concilio de toda la ecúmene.”] se les atribuyó sin dificultad al V Concilio Ecuménico, especialmente porque según los antiguos, este concilio había anatematizado a Orígenes. Esta es la opinión de los Ballerini, mientras que Cave, Dupin, Walch y Döllinger no ven en estos anatemas la obra del concilio de Constantinopla de 543. Es difícil llegar a una certeza sobre esta cuestión (…)”.

“Ahora, aquí están los quince anatemas:

Can. 1.

Quien crea en la fabulosa preexistencia de las almas y en la condenable apocatástasis que se le relaciona (es decir, en la restauración de todas las cosas como eran originalmente): sea anatematizado.

Can. 2.

Quien diga: la creación de todos los seres racionales solo incluía espíritus sin cuerpos y completamente inmateriales, sin números ni nombres, de modo que entre ellos había identidad por igualdad de sustancia, fuerza y energía, así como por su unión con el Dios Logos y su conocimiento de este mismo Logos; pero al no querer ver a Dios, se entregaron a cosas malas, cada uno según sus inclinaciones, y tomaron cuerpos más o menos por Hechos y recibieron nombres, porque en las Potestades superiores hay una diferencia de nombres, así como hay una diferencia de cuerpos; es por eso que unos fueron llamados Querubines, otros Serafines y Arcángeles, y Potestades, y Dominaciones, y Tronos, y Ángeles; es por eso que hay tantos órdenes celestiales: sea anatema.

Can. 3.

Quien diga que el sol, la luna y las estrellas también son parte de estos seres racionales, y que solo se convirtieron en lo que son porque se volvieron hacia el mal: sea anatema.

Can. 4.

Quien diga que los seres racionales en los cuales el amor divino se enfrió, se ocultaron en cuerpos groseros como los nuestros, y fueron llamados hombres, mientras que aquellos que alcanzaron el último grado del mal tuvieron como parte cuerpos fríos y oscuros y se convirtieron y son llamados demonios y espíritus malignos: sea anatema.

Can. 5.

Quien diga: Así como la catastasis de los ángeles y arcángeles los convirtió en almas de hombres o de demonios, de la misma manera los hombres pueden volver a convertirse en ángeles y demonios, y toda clase de jerarquías celestiales se encuentra ya sea arriba, abajo, o tanto arriba como abajo: sea anatema.

Can. 11.

Quien diga que el juicio futuro anuncia la aniquilación de los cuerpos, y que el fin de la fábula será una naturaleza inmaterial, después de lo cual no habrá más materia, sino solo espíritus puros: sea anatema.

Can. 12.

Quien diga: las Potestades celestiales y todos los hombres, y el demonio y los malos espíritus, se unirán con el Logos de Dios, como el espíritu (voûç) que llaman Cristo, que tiene la forma divina, y que se humilló, y el reino del Cristo tendrá un fin: sea anatema.

Can. 13.

Quien diga que no hay una diferencia absoluta entre Cristo y otros seres racionales, ni en cuanto a la substancia, ni en cuanto a ciencia y que todos estarán colocados a la derecha de Dios, incluido Cristo, como ya eran las cosas en la preexistencia fabulosa de la que hablan: que sea anatema.

Can. 14.

Quien diga que de todos los seres racionales se formará una sola unidad de hipóstasis y números, desapareciendo los cuerpos, y que el conocimiento del mundo futuro llevará consigo la ruina del mundo y el rechazo de los cuerpos, así como la abolición de todos los nombres, y finalmente una identidad entre el conocimiento y la hipóstasis; además, que en esta supuesta apocatástasis, solo los espíritus continuarán existiendo, como era en la supuesta preexistencia: que sea anatema.

Can. 15.

Quien diga que la vida de los espíritus será análoga a la vida que existía al principio, cuando los espíritus aún no habían caído ni se habían degradado, de modo que el fin y el principio serán iguales, y que el fin será la verdadera medida del principio: que sea anatema”.

 

 8.- Citamos las palabras del propio Orígenes.

Y ahora veamos algunas citas de las obras de Orígenes:

De Principiis, Libro III:

"Porque Dios no gobierna almas con referencia, dejadme decir, a cincuenta años de la vida presente, sino con referencia a una edad ilimitable, porque Él hizo el principio pensante inmortal en su naturaleza, y semejante a Él; y por tanto, el alma, que es inmortal, no está excluida por la brevedad de la vida presente de los remedios divinos y curas.

Ningún ser racional y sintiente, esto es, la mente o el alma, puede existir sin algún movimiento, sea bueno o malo.

Finalmente, algunos hombres ignorantes e incrédulos suponen que nuestra carne se destruye después de la muerte en tal grado que no conserva ningún resto de su sustancia anterior. Nosotros, sin embargo, que creemos en su resurrección, entendemos que en la muerte sólo se produce su corrupción, pero su sustancia permanece ciertamente; y por la voluntad de su Creador, y en el tiempo designado, será restaurada a la vida; y por segunda vez tendrá lugar un cambio, de manera que lo que primero fue carne formada del polvo de la tierra y después disuelta por la muerte y reducida de nuevo a polvo y ceniza –“Polvo eres, y en polvo te convertirás” (Gn 3,19)-, se levantará de la tierra, y después de esto, según los méritos del alma que la habitaba, avanzará a la gloria de un cuerpo espiritual".

 

Contra Celso:

"Realmente, Celso no se cansa de echarnos en cara la resurrección; sin embargo, como por nuestra parte ya expusimos, en lo posible, lo que nos pareció razonable, no vamos a responder muchas veces a una objeción muchas veces repetida. Por lo demás, nos calumnia Celso al suponer que nosotros no tenemos nada por mejor y más precioso en nuestro compuesto que el cuerpo, siendo así que afirmamos ser el alma, y señaladamente el alma racional, cosa más preciosa que cualquier cuerpo. Lo que es según la imagen del Creador (Col 3,10) lo contiene el alma, y no, en modo alguno, el cuerpo.

… Y el misterio mismo de su resurrección, por no ser entendido, es traído y llevado y objeto de mofa entre los incrédulos. Siendo esto así, llamar “oculta” nuestra doctrina es de todo punto absurdo. Por lo demás, que haya puntos más allá de lo exotérico, que no llegan a los oídos del vulgo, no es cosa exclusiva del cristianismo, sino corriente también entre filósofos, que tenían sus doctrinas exotéricas, pero otras esotéricas. Así, unos sólo oían sobre Pitágoras: “El lo dijo”; otros eran secretamente iniciados en doctrinas que no merecían llegar a oídos profanos y no aún purificados”. Y en cuanto a los misterios, que se practican por toda Grecia y tierras bárbaras, con ser ocultos, no los ataca Celso; por eso en vano trata de desacreditar lo que hay de oculto en el cristianismo y que él no entiende puntualmente.

Ahora, pues, ni nosotros ni las letras divinas dicen que “los de antiguo muertos, salidos de la tierra, vivirán con sus propias carnes” sin que éstas hayan experimentado una transformación en mejor. Y, al decir esto Celso, nos calumnia. Leemos, en efecto, muchos pasajes de las Escrituras que hablan de la resurrección de manera digna de Dios; pero, de momento, basta citar un texto de Pablo, de la primera carta a los corintios, que dice así: ´Mas dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos y con qué cuerpo vendrán? ¡Necio! Lo que tú siembras no se vivifica si no muere. Y lo que siembras, no es el cuerpo que ha de nacer, sino un simple grano, por ejemplo, de trigo o semillas semejantes.

Dios, empero, le da cuerpo como Él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo (1 Cor. 15,35-38). De ver es aquí cómo no dice que se siembre el cuerpo que ha de nacer. No; aquí, en la semilla que se siembra y se arroja desnuda a la tierra, al dar Dios a cada una su propio cuerpo, viene a cumplirse una especie de resurrección: de la semilla arrojada sale en unos casos una espiga, en otros un árbol, como en la mostaza, u otro aún mayor, como en el olivo o algún otro árbol frutal’.

El dogma de la resurrección.

El tema de la resurrección es largo y difícil de explicar, y pide, como ningún otro de los dogmas, un hombre sabio y hasta muy adelantado en sabiduría, para demostrar cuan digno de Dios y cuan magnífico es un dogma según el cual tiene alguna razón de germen el que las Escrituras llaman tabernáculo o tienda del alma, en que están los justos gimiendo, agravados, porque no quieren despojarse de él, sino sobrevestirse (CF 2). Nada de eso entendió Celso por haberlo oído de gentes ignorantes, incapaces de demostrar nada por razonamiento, y por eso hace chacota de nuestra doctrina. Será, pues, provechoso añadir a lo que anteriormente hemos dicho (II 55-67; V 18-20.57-8) siquiera una observación de pasada sobre este punto, y es que nosotros no hablamos de la resurrección por haber malentendido, como cree Celso, las teorías sobre la emigración de las almas. No, nosotros sabemos que el alma, incorpórea e invisible por su naturaleza, en cualquier lugar corporal que se hallare necesita de un cuerpo acomodado a la naturaleza de aquel lugar. Ese cuerpo lo lleva a veces después de despojarse del anterior, necesario antes, pero superfluo ahora en un estado posterior; otras, sobrevistiéndose sobre el que antes tenía, pues necesita de más excelente vestidura para lugares más puros, etéreos y celestes (…).

Además, dado que hay cierto tabernáculo y casa terrena (CF 2), necesaria en cierto modo al tabernáculo, dicen las letras sagradas que la casa terrena del tabernáculo se desmorona; el tabernáculo, empero, se sobreviste de una casa no hecha a mano, eterna en los cielos. Y añaden los hombres de Dios que lo corruptible se reviste de incorruptibilidad, que difiere de lo incorruptible; y lo mortal se reviste de inmortalidad, que no es lo mismo que lo inmortal. La relación que hay entre la sabiduría y lo que es sabio, y entre la justicia y lo justo, la paz y lo pacífico, esa misma se da entre la incorruptibilidad y lo incorruptible, la inmortalidad y lo inmortal. He ahí, pues, a lo que nos incita la palabra divina al decir que nos revestimos de incorruptibilidad e inmortalidad, las cuales, como un vestido al que lo viste y lo lleva, no permiten se corrompa o muera quien de ellas se reviste. Y perdónesenos la audacia de haber dicho todo esto, por causa de Celso, que no entendió qué es lo que llamamos resurrección, y por ello hace nuestra doctrina objeto de risa y mofa". (8)

 9.- ¿Cuál es hoy la “doctrina oficial” de la Iglesia?

La actual, y no sabemos si última, doctrina de la Iglesia Católica recoge lo siguiente en cuanto a la muerte y la resurrección, todo ello según leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica alojado en la web oficial de la Santa Sede (9):

“PRIMERA PARTE. LA PROFESIÓN DE LA FE. SEGUNDA SECCIÓN: LA PROFESIÓN DE LA FE CRISTIANA. CAPÍTULO TERCERO. 

CREO EN EL ESPÍRITU SANTO.

ARTÍCULO 11

“CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE”

988 El Credo cristiano —profesión de nuestra fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en su acción creadora, salvadora y santificadora— culmina en la proclamación de la resurrección de los muertos al fin de los tiempos, y en la vida eterna.

989 Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que Él los resucitará en el último día (cf. Jn 6, 39-40). Como la suya, nuestra Resurrección será obra de la Santísima Trinidad:

«Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros (Rm 8, 11; cf. 1 Ts 4, 14; 1 Co 6, 14; 2 Co 4, 14; Flp 3, 10-11).

990 El término “carne” designa al hombre en su condición de debilidad y de mortalidad (cf. Gn 6, 3; Sal 56, 5; Is 40, 6). La “resurrección de la carne” significa que, después de la muerte, no habrá solamente vida del alma inmortal, sino que también nuestros “cuerpos mortales” (Rm 8, 11) volverán a tener vida.

991 Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus comienzos un elemento esencial de la fe cristiana. “La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella” (Tertuliano, De resurrectione mortuorum 1, 1):

«¿Cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe […] ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron» (1 Co 15, 12-14. 20).

I.La Resurrección de Cristo y la nuestra.

Revelación progresiva de la Resurrección.

992 La resurrección de los muertos fue revelada progresivamente por Dios a su Pueblo. La esperanza en la resurrección corporal de los muertos se impuso como una consecuencia intrínseca de la fe en un Dios creador del hombre todo entero, alma y cuerpo. El creador del cielo y de la tierra es también Aquél que mantiene fielmente su Alianza con Abraham y su descendencia. En esta doble perspectiva comienza a expresarse la fe en la resurrección. En sus pruebas, los mártires Macabeos confiesan:

«El Rey del mundo, a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna» (2 M 7, 9). «Es preferible morir a manos de los hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por él» (2 M 7, 14; cf. 2 M 7, 29; Dn 12, 1-13).

993 Los fariseos (cf. Hch 23, 6) y muchos contemporáneos del Señor (cf. Jn 11, 24) esperaban la resurrección. Jesús la enseña firmemente. A los saduceos que la niegan responde: “Vosotros no conocéis ni las Escrituras ni el poder de Dios, vosotros estáis en el error" (Mc 12, 24). La fe en la resurrección descansa en la fe en Dios que “no es un Dios de muertos sino de vivos” (Mc 12, 27).

994 Pero hay más: Jesús liga la fe en la resurrección a la fe en su propia persona: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11, 25). Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes hayan creído en Él (cf. Jn 5, 24-25; 6, 40) y hayan comido su cuerpo y bebido su sangre (cf. Jn 6, 54). En su vida pública ofrece ya un signo y una prenda de la resurrección devolviendo la vida a algunos muertos (cf. Mc 5, 21-42; Lc 7, 11-17; Jn 11), anunciando así su propia Resurrección que, no obstante, será de otro orden. De este acontecimiento único, Él habla como del "signo de Jonás" (Mt 12, 39), del signo del Templo (cf. Jn 2, 19-22): anuncia su Resurrección al tercer día después de su muerte (cf. Mc 10, 34).

995 Ser testigo de Cristo es ser “testigo de su Resurrección” (Hch 1, 22; cf. 4, 33), “haber comido y bebido con él después de su Resurrección de entre los muertos” (Hch 10, 41). La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como Él, con Él, por Él.

996 Desde el principio, la fe cristiana en la resurrección ha encontrado incomprensiones y oposiciones (cf. Hch 17, 32; 1 Co 15, 12-13). “En ningún punto la fe cristiana encuentra más contradicción que en la resurrección de la carne” (San Agustín, Enarratio in Psalmum 88, 2, 5). Se acepta muy comúnmente que, después de la muerte, la vida de la persona humana continúa de una forma espiritual. Pero ¿cómo creer que este cuerpo tan manifiestamente mortal pueda resucitar a la vida eterna?

Cómo resucitan los muertos.

997 ¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.

998 ¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto: “los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación” (Jn 5, 29; cf. Dn 12, 2).

999 ¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo” (Lc 24, 39); pero Él no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en Él “todos resucitarán con su propio cuerpo, del que ahora están revestidos” (Concilio de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria” (Flp 3, 21), en “cuerpo espiritual” (1 Co 15, 44):

«Pero dirá alguno: ¿cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano…, se siembra corrupción, resucita incorrupción […]; los muertos resucitarán incorruptibles. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad (1 Cor 15,35-37. 42. 53).

1000 Este “cómo ocurrirá la resurrección” sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo:

«Así como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así nuestros cuerpos que participan en la eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la esperanza de la resurrección» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 4, 18, 4-5).

1001 ¿Cuándo? Sin duda en el “último día” (Jn 6, 39-40. 44. 54; 11, 24); “al fin del mundo” (LG 48). En efecto, la resurrección de los muertos está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo:

«El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar» (1 Ts 4, 16).

Resumen.

1016 Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo transformado reuniéndolo con nuestra alma. Así como Cristo ha resucitado y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos en el último día.

1017 “Creemos […] en la verdadera resurrección de esta carne que poseemos ahora” (DS 854). No obstante, se siembra en el sepulcro un cuerpo corruptible, resucita un cuerpo incorruptible (cf. 1 Co 15, 42), un “cuerpo espiritual” (1 Co 15, 44).

1018 Como consecuencia del pecado original, el hombre debe sufrir “la muerte corporal, de la que el hombre se habría liberado, si no hubiera pecado” (GS 18).

1019 Jesús, el Hijo de Dios, sufrió libremente la muerte por nosotros en una sumisión total y libre a la voluntad de Dios, su Padre. Por su muerte venció a la muerte, abriendo así a todos los hombres la posibilidad de la salvación.


10- Conclusión.

Claramente podemos comprobar que los dogmas de la iglesia se basan en interpretaciones literales de la “letra muerta”, cuando no meras tergiversaciones y, en todo caso, omitiendo o desconociendo lo antes citado por el “padre de la Iglesia” Orígenes: “… que haya puntos más allá de lo exotérico, que no llegan a los oídos del vulgo, no es cosa exclusiva del cristianismo, sino corriente también entre filósofos, que tenían sus doctrinas exotéricas, pero otras esotéricas”. Gracias a la Teosofía divulgada en el siglo XIX algunas porciones de la filosofía que fueron esotéricas se divulgaron y explicaron, siendo la filosofía expuesta, aun quedando la mayoría todavía escondida tras el velo, mucho más lógica que los dogmas sin sentido de la Iglesia, la que en muchos aspectos únicamente apela a “cuestiones de fe”. William Q. Judge, en su obra El Océano de la Teosofía hacía los siguientes comentarios: “[la religión materializante] ha predicado la resurrección del cuerpo, una doctrina contraria al sentido común, a los hombres, a los hechos, a la lógica y a todo testimonio. Pero no hay duda alguna de que la teoría de la resurrección corporal proviene de la corrupción de una más antigua y verdadera enseñanza. La resurrección está basada en lo que dice Job acerca de haber visto a su redentor en la carne, y sobre la mención de San Pablo de que el cuerpo fue resucitado incorrupto. Pero Job fue un egipcio que hablaba de ver a su maestro o iniciador, quien era el redentor, y Jesús y Pablo se referían al cuerpo espiritual solamente”.

 “Solo el conocimiento de los renacimientos constantes de una misma Individualidad a través de todo el ciclo de vida; la seguridad de que las mismas MÓNADAS (entre las cuales se hallan muchos Dhyan Chohans, o los “Dioses” mismos) tienen que pasar a través del “Ciclo de Necesidad”, recompensadas o castigadas por medio de tales renacimientos, de los sufrimientos soportados o de los crímenes cometidos en las vidas anteriores; que esas mismas Mónadas que entraron en los cascarones vacíos, sin sentido, o formas astrales de la Primera Raza, emanadas por los Pitris, son las mismas que se hallan ahora entre nosotros (más aún, nosotros mismos quizás); sólo esta doctrina, decimos, puede explicarnos el problema misterioso del Bien y del Mal, y reconciliar al hombre con la aparente injusticia terrible de la vida. Nada que no sea una certeza semejante puede aquietar nuestro sentimiento de justicia en rebelión. Pues cuando el que desconoce la noble doctrina mira en torno suyo y observa las desigualdades del nacimiento y de la fortuna, de la inteligencia y de las facultades; cuando vemos que se rinden honores a gente necia y disipada, sobre quien la fortuna ha acumulado sus favores por mero privilegio del nacimiento, y su prójimo, con gran inteligencia y nobles virtudes, mucho más meritorio por todos conceptos, perece de necesidad y por falta de simpatía; cuando se ve todo esto y hay que retirarse ante la impotencia para socorrer el infortunio inmerecido, vibrando los oídos y angustiado el corazón con los gritos de dolor en torno de uno, sólo el bendito conocimiento de Karma impide maldecir de la vida y de los hombres, así como de su supuesto Creador.” (1).

*******

 

(1)   La Doctrina Secreta, vol. II., de Helena P. Blavatsky.

(2)   Respuestas a preguntas sobre El Océano de la Teosofía, por Robert Crosbie.

(3)   Glosario Teosófico, H. P. Blavatsky.

(4)   El océano de la Teosofía, H. P. Blavatsky.

(5)   Glosario de la Clave de la Teosofía, H. P. Blavatsky.

(6)   Histoire des Conciles, d´aprés les documents orginaux, de Charles Joseph Hefele, Doctor en Filosofía y Teología, Obispo de Rottenbourg (nueva traducción francesa basada en la segunda edición alemana, corregida y aumentada con notas críticas y bibliográficas por Dom H. LECLERCQ, Benedictino de la Abadía de Farnborough), Tomo II, Segunda Parte. París, LETOUZEY ET ANÉ, EDITEURS, 1908.

Advertencia sobre la traducción del francés al castellano: puede ser inexacta y/o contener errores, ya que se ha realizado mediante software de traducción automática.

(7)   Segundo Concilio de Constantinopla - Enciclopedia Católica (aciprensa.com)

(8)   https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=pa_12792

(9)   https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a11_sp.html

08 septiembre 2024

Preguntas y respuestas sobre kamaloka.

Representación artística del Purgatorio de la teología católica y copta. Wikipedia.

Kamaloka o kama-loka (sánscrito), es el plano semi–material, subjetivo e invisible para nosotros, donde las “personalidades” desencarnadas, las formas astrales, llamadas Kâmarûpa, permanecen hasta desvanecerse del todo, gracias al completo agotamiento de los efectos de los impulsos mentales que crearon estos eidolons de las pasiones y deseos humanos y animales. (Glosario Teosófico, H.P.B.).

***

Resumen: El primer estado después de la muerte. ¿En dónde están y qué son la gloria y el infierno? La muerte del cuerpo es sólo el primer paso de la muerte. Una segunda muerte después de esa. Separación de los siete principios en tres clases. ¿Qué es Kama Loka? Origen del purgatorio cristiano. Es una esfera astral con numerosos grados. Los Skandhas. El cascarón astral del hombre en Kama Loka, está destituido de alma, mente y consciencia. Es el “espíritu” de los cuartos de sesión. La clasificación de los cascarones en Kama Loka. Hay magos negros ahí. La suerte de los suicidas y otros. Inconciencias predevachánicas

 

P. El capítulo menciona a Kama Loka como un lugar. ¿Es un lugar meramente en un sentido metafísico? 

R. Es un lugar "físicamente" en cuanto a que es un grado de sustancia -la sustancia astral o atmósfera que circunda la tierra a una distancia apreciable- compuesta de las emanaciones físicas y psíquicas de la tierra. Pero es un "lugar" metafísico, en lo que concierne a la conciencia de la persona involucrada ahí. 

 

P. ¿Entonces el plano kamalókico es el plano astral? 

R. Sí lo es. Nosotros no vamos a alguna localidad en particular para alcanzarlo, así como tampoco vamos a ningún lugar en nuestro estado de sueño. Simplemente, estamos en ese estado. Y Kamaloka es igual al estado del sueño, en cuanto a que es temporal; cuando la energía que ocasionó los sueños, sea buena o mala, es usada, el hombre se adentra en su propia naturaleza como una persona. 

 

P. Si el Kamarupa está destituido de conciencia, ¿cómo puede ser Kamaloka igualado con el estado del sueño en donde la conciencia está activa? 

R. No está establecido que Kamaloka está destituido de conciencia. Nosotros estamos, o podemos estar en Kamaloka ahora mismo como sentimos, pero no somos Kamarupas. Un hombre sumergido en un estado de tristeza está en Kamaloka tanto como si él se hubiera despojado de su cuerpo. No debemos confundir el cuerpo, o vehículo con la consciencia que lo emplea. Déjenos recordar todo el tiempo que nosotros, como Consciencia, estamos trabajando en y sobre substancia; no debemos confundir las formas producidas por la Consciencia con la Consciencia misma. 

 

P. ¿Qué tan pronto abandona el estado Kamalókico el Verdadero Hombre? 

R. El Verdadero Ser Humano está conectado sólo por un tiempo muy corto con el Kamarupa después de la muerte del cuerpo; durante ese tiempo, está ligado a él tanto como él puede estar al cuerpo físico en el presente tiempo; pero casi inmediatamente abandona este cuerpo Kámico, igual como ha abandonado al físico. El Verdadero Hombre, en casos ordinarios, prácticamente entra de inmediato en el estado Devachánico. El Kamarupa empieza a desintegrarse inmediatamente y continúa desintegrándose muy rápidamente, si es que no es reforzado por prácticas mediumnísticas y otras. 

 

P. ¿Podría haber algunos casos en que el Verdadero Hombre pudiera ser detenido en Kamaloka

R. Los principios superiores de un materialista absoluto, o de uno que ha dado los primeros pasos hacia la magia negra, están todavía realmente conectados con el Kamarupa, pero, de otra manera, sólo cierta clase de un deseo interno por alguna cosa, fuertemente sostenido, pudiera detener al Ego. Esto generalmente no sería el caso, porque cuando el cuerpo muere, los asientos de los deseos, esto es, los órganos, pierden su poder de excitación. La memoria de toda célula y de todo órgano se desvanece, cuando dejan de ser parte de un ser orgánico, y por lo tanto ya no pueden surgir más deseos. Puede haber un periodo de solamente cinco minutos, quince minutos, o un año, cuando nuestros deseos sigan sobre las líneas que habíamos sostenido durante la vida, pero no pueden renovarse muy bien por sí mismos, ya que no hay ningún sostén para su operación. Solamente algún deseo muy fuerte que no fue satisfecho mantiene un Kamarupa en existencia durante un largo tiempo, y el cuerpo del deseo puede ser renovado solamente por alguna presión extraña. Aun cuando un Kamarupa sigue existiendo por cientos de años como una masa coherente de tendencias, esto no significa que el Ego estuviera conectado con él. Si así fuera, tendría algún control. 

 

P. ¿Entonces, el cuerpo Kámico sigue existiendo como una entidad separada y aparte del hombre que lo abandonó? 

R. Debemos recordar primero, por último y siempre, que el Verdadero Hombre tiene sus constituyentes visibles e invisibles. Los constituyentes visibles están en el cuerpo; los constituyentes invisibles están en el cuerpo astral. Cuando el cuerpo está ocupado, el hombre está allí -el poder controlador. Cuando él descarta el cuerpo, el cuerpo permanece tal como era. Cuando descarta el cuerpo astral en Kamaloka, permanece igual tal como lo dejó. El mismo no es detenido en Kamaloka, pero sus remanentes están allí, tal como están aquí sus remanentes en el plano físico, por una duración o tiempo más o menos largo o corto. Los remanentes no son conscientes en ninguna forma; ellos son inservibles al hombre y no están controlados por él. Aun cuando pueden tener algún efecto sobre él, sin embargo él no es consciente de ese hecho. Si fuera consciente, tendría control sobre ellos; su voluntad sería operativa. Pero, de hecho, él no está de ningún modo ahí. 

 

P. ¿Hay algún sufrimiento en Kamaloka

R. Ninguno para el Ego. Los deseos y las pasiones que forman el Kamarupa regresan a sus propias naturalezas siendo más felices por el cambio. Ellos pertenecen al mundo animal o Kámico, no a la materia astral. 

 

P. ¿Pero no seguimos siendo todavía responsables por el Kamarupa aún cuando hayamos abandonado Kamaloka

R. Sí; ese Kamarupa es igual a una máquina que no supimos cómo operar ni cómo controlar. Si les hace daño a los otros, nosotros seguimos siendo responsables por el daño. Debemos de tomar el cargo de esa vieja máquina y mantenerla trabajando hasta que sepamos cómo controlarla.

 

P. ¿Diría usted que la condición Kamalókica es meramente una continuación de la existencia física, tal como lo son muchos de nuestros sueños? 

R. En la mayoría de los casos, aquel que fallece de una muerte natural, tiene una existencia Kamalókica análoga en tiempo al estado de los sueños el cual precede al dormir profundo, pero los sentimientos y los deseos, sobre las líneas de envidia, venganza, cólera, lujuria, son ahí abandonados como fuerzas, las cuales siguen operando aún después de que el hombre ya no tiene más contacto con ellas. El afronta los resultados de esas operaciones cuando regresa. 

 

P. ¿Podríamos llamar al Kamarupa un cuerpo de pensamiento? 

R. No, no un cuerpo de pensamiento; es el residum del pensamiento -el efecto de pensamiento sobre la substancia, o sobre aquellas vidas que componen la substancia. Todo pensamiento que tenemos se une con alguna vida pequeña y le da dirección e impulso, pero mientras esa vida, por sí misma, no es consciente, repetirá el impulso que le fue dado hasta que la energía muera. Conglomerados de esta clase de vidas serán coherentes durante algún tiempo después de la muerte del cuerpo, y aún después de que la persona se haya ido a Devachan. El Kamarupa existe después de que la personalidad lo ha abandonado, al igual como lo hace el cuerpo físico después de que el alma lo abandona; aún existe como un cuerpo, en sus vidas, y produce su efecto en otros organismos. 

 

P. ¿Pueden los Kamarupas realmente afectarnos o movernos astralmente? 

R. Ellos existen absolutamente destituidos de consciencia o guía de cualquier clase, arrastrados por doquier por cualquier atracción o repulsión. No tienen ni voluntad ni consciencia y sólo nos pueden afectar si los atraemos por medio de sentimientos fuertes, exhibiendo lujuria, ira o envidia. 

 

P. ¿Son las tres clases de Skandhas las vidas de los diversos planos? 

R. Los Skandhas son las vidas más los impulsos que les han sido dados a esas vidas. Todas las vidas pertenecen al que las evolucionó, y todo lo que saben es la dirección que se les ha dado. Ellas no tienen el poder de elegir; no pueden iniciar impulso, sino meramente recibirlo. Así es que los Skandhas son nuestras tendencias, la cualidad de la fuerza que hemos impartido a las diversas vidas en los varios planos o departamentos de la naturaleza, físicos, mentales y psíquicos. Nosotros incitamos las vidas físicas en nuestros cuerpos; incitamos las contrapartes astrales que hacen posible la expresión física; incitamos las vidas que tienen que ver con nuestros procesos de pensamiento. Como ellas han sido incitadas por nosotros, están conectadas con nosotros, mediante atracción magnética o eléctrica, y cuando regresamos a la tierra las atraemos nuevamente hacia nosotros, o energetizamos los Skandhas de las tres clases, los cuales, podemos ver, hacen posible la operación de varias clases de Karma al mismo tiempo. 

 

P. ¿Entonces, toda la enseñanza concerniente a los Skandhas es meramente otra ilustración de causa y efecto? 

R. Sí, no podemos pensar, sentir, decir o hacer cualquier cosa sin poner en marcha algunas de las vidas infinitesimales incoloras, con las cuales toda la atmósfera pulsa en todas partes, en una dirección dada. Nosotros somos responsables de aquellas vidas porque las creamos como tal clase de vida. Si la fuerza dada a nuestro pensamiento era muy débil, la dirección podría ser de corta vida, pero los pensamientos y sentimientos fuertes energizan fuertemente. El total de esas vidas siempre existe en los planos físico y astral, y las atraemos nuevamente hacia nosotros como un agregado porque fuimos los creadores y originadores de ellas. 

 

P. ¿Cómo es posible que una persona que abandona su cuerpo pase revista de su vida pasada después de que el corazón deja de pulsar y se detiene la respiración, y que una persona que se está ahogando pase la misma revista estando vivo todavía? 

R. Aquel que se está ahogando está en el mismo puente de la muerte, y de acuerdo con la longitud del tiempo que él permanece sobre el puente, será la extensión de la reseña, la cual necesariamente surgió del abandono -o el abandono parcial- de la vida física. Aunque los doctores hayan pronunciado la muerte, mientras que haya una chispa de calor animal en el cuerpo, el cerebro todavía sigue pensando. Debido a que no puede avanzar, debe retroceder y es así que la cinta es enrollada desde el tiempo de la muerte o la aproximación a la muerte, y uno lee el registro de todos sus pensamientos, palabras, hechos e impresiones desde el último momento en retroceso hacia los eventos de su niñez. 

 

P. ¿Podría esta reseña ocurrir en alguien muerto por una explosión? 

R. Una muerte tal no es completa. El hombre todavía está vivo física, mental y moralmente, tanto y como él estaba antes de que el cuerpo fuera hecho pedazos. Él es y existe sólo que sin el cuerpo físico, así como los suicidas y los criminales ejecutados. Todos aquellos arrojados de la vida repentinamente en tales formas, realmente no están muertos; siguen teniendo sus gustos, deseos y pasiones de toda clase, los cuales sólo pueden ser gratificados a través de un ser ocupando un cuerpo físico. Un resultado de la pena capital es el aumento de la criminalidad, porque esos hombres sin cuerpo estimulan con sus pasiones las mentes de hombres inclinados a la maldad. 

 

P. ¿Cuál es la diferencia entre el cuerpo astral permanente y el ordinario? 

R. El cuerpo astral ordinario está construido en base a los skandhas, mientras que el cuerpo astral permanente es construido durante la vida en base a las aspiraciones y esfuerzos auto-inducidos entre la substancia astral, pero no exactamente de substancia astral terrestre. Si alguien que está construyendo el cuerpo astral permanente se deja dominar por la ira o sentimientos malvados en cualquier dirección, él deteriora su construcción, pero el viejo cuerpo astral Skándhico es dejado en completa acción. Aquel con un cuerpo astral permanente nunca tiene un Kamaloka, ni tampoco un Devachan, ya que él sabe mucho, y no puede ser arrastrado a esas condiciones. Entonces regresa, no solamente trabajando con las tendencias sino con aspiraciones, conocimientos y esfuerzo, los cuales son permanentes. 

 

P. ¿Cuál es el proceso mediante el cual los reinos inferiores son afectados por nuestros pensamientos y aspiraciones? ¿Es posible elevar las vidas en nuestro cuerpo desde el plano animal al plano humano? 

R. Las vidas de los reinos inferiores, las cuales estamos usando en nuestros cuerpos, están yendo y viniendo durante todo el tiempo. Mientras que están dentro de nuestra esfera de influencia, son impresionadas por nosotros, y llevan esas impresiones de nuevo hacia los reinos inferiores. De aquí, que sean atraídas a un cuerpo humano de nuevo el cual tiene en sí mismo clases de vidas similares. Algunas vidas, o aquellas impresas por el bien, permanecen en el plano humano, mientras que las vidas impresas por el mal regresan a los reinos inferiores. Nosotros tomamos prestados nuestros cuerpos de la tierra, y seguimos renovándolos todo el tiempo, así es que las vidas que impresionamos con el impulso correcto, regresarán nuevamente a nosotros.

 

Respuestas a preguntas sobre El Océano de la Teosofía (extractos de los capítulos VI y IX). Robert Crosbie. (Según traducción por estudiantes de la Logia Unida de Teósofos de la Ciudad de México -ed. The Theosophy Company, 1996-, con algunas alteraciones).

 

11 marzo 2022

¿Qué sucede tras la muerte?


En esta compilación de citas de varios trabajos teosóficos nos centraremos en lo que ocurre tras la muerte del cuerpo físico (en la entrada “Reencarnación” se recogen éstas y otras cuestiones sobre nuestro continuo peregrinaje).

“Al considerar este tema debemos, ante todo, cuidar de comprender que los siete Principios en el hombre no son varias entidades, o substancias, que pueden ser separadas y ser consideradas cada una como una individualidad distinta, con características definidas peculiares a ellas mismas. En sánscrito los diferentes Principios son denominados Upadhis, es decir, las envolturas o bases de los diferentes estados de existencia de la Vida Una. (1)

Recordemos, para una mejor comprensión de lo que se expone, la composición septenaria del ser humano, siendo nuestras siete “envolturas” o “bases” las siguientes:

7.     Âtman o Atma: Espíritu Puro y Eterno,
6.     Buddhi (vehículo de Âtman),
5.     Manas (mente o alma humana que va reencarnando), también denominado en Teosofía “Ego”, en el sentido de “Yo”, la individual interna o yo individual),
4.     Kama, el cuerpo de los deseos y pasiones, también denominada “alma animal”,
3.     Prana, principio vital o energía que da vida al cuerpo físico, a través del
2.     El cuerpo astral y, por último,
1.     El cuerpo físico.

“El asiento de la conciencia que da nacimiento a la sensación de individualidad y el sentido de “Yo soy yo” se haya en el quinto Principio. Si no hubiera quinto Principio, es decir, si no hubiera conciencia de individualidad, todos los otros estados de existencia serían inexistentes, porque sin un ego perceptor no podría haber ni percepción ni ningún objeto de percepción”. (1)


¿Qué ocurre al momento de morir?

“En el momento solemne de la muerte, todo ser humano, aun cuando la muerte es repentina, ve desfilar toda su vida en los detalles más diminutos. Por un breve lapso, el ego personal se vuelve uno con el Ego individual omnisciente. Este instante es suficiente para mostrarle la cadena completa de causas que han estado trabajando durante su vida. Ve y se entiende a sí mismo como es, despojado del elogio y de sus ilusiones. Lee su vida como si fuera un espectador que mira en la arena que está abandonando. Siente y sabe la justicia de todo sufrimiento que ha experimentado.” (2)

“… al final de la vida, cuando los ojos se cierran y aquellos que nos rodean declaran que hemos fallecido, cada pensamiento y cada circunstancia de la vida cruza relampagueante, pero de manera vívida dentro y a través de la mente”. (3)

“Sin embargo, desde su última pulsación, entre el último latido de su corazón y el momento en que la última chispa de calor animal abandona el cuerpo - el cerebro piensa y el Ego revive de nuevo en esos breves segundos su vida entera. Hablad en voz baja vosotros, los que os encontráis junto al lecho de un moribundo y os halláis en la solemne presencia de la Muerte. Especialmente debéis guardar silencio en el momento siguiente en que la muerte ha colocado su fría mano sobre el cuerpo. Hablad en susurros, os digo; de lo contrario, perturbáis las tranquilas ondas del pensamiento y obstaculizáis el afanoso trabajo del Pasado derramando su imagen sobre el Velo del Futuro” (escrito por un Maestro).


Estados tras la muerte: Kama-Loka y Dewachen (o Devachán).

“En orden cronológico, primero nos dirigimos al kama loka —o la esfera del deseo— por la defunción del cuerpo, y entonces los principios superiores, o sea el verdadero hombre, entran en estado de Dewachen.

(…) Primero: El cuerpo visible que con todos sus elementos es abandonado para su completa disgregación en el plano terrestre, en donde todos los rudimentos de que el mismo se compone con el tiempo se dispersan entre las diferentes divisiones físicas de la naturaleza.

Segundo: El kama rupa, que se compone del cuerpo astral y de las pasiones y deseos, que de inmediato también comienzan a disgregarse sobre el plano astral.

Tercero: El hombre verdadero, la suprema tríada Atma-Buddhi-Manas, inmortal, ahora fuera de las condiciones terrestres y carente de cuerpo físico, comienza su función en Dewachen sólo como una mente cubierta con una vestidura muy etérea, la cual él descartará cuando le llegue la hora del retorno hacia la esfera terrestre.” (3)

“El kama loka, o la sede de los deseos, es la región astral que penetra y circunda la Tierra. Como sitio, kama loka se encuentra en, sobre, y alrededor de la Tierra y su extensión alcanza a una distancia definida sobre la Tierra, pero las leyes ordinarias que aquí prevalecen no rigen allí, y las entidades que allí dentro residen, no están sujetas a las mismas condiciones que nosotros con respecto al espacio y al tiempo. Como un estado o condición, es metafísico, aunque lo metafísico, en este sentido, es relativo al plano astral. Se le ha llamado el plano del deseo porque se relaciona con el cuarto principio [kama, deseos y pasiones], y en él la fuerza predominante es la del deseo exento y separado de la inteligencia. Kama loka es una esfera astral intermedia entre la vida terrestre y la celeste. Sin duda alguna, este es el origen de la doctrina cristiana del purgatorio (…).

El hecho real tras de esta superstición, es que el alma puede ser retenida en kama loka por la enorme fuerza de algún deseo aún no satisfecho y por lo que no puede liberarse de la vestidura astral y kámica, hasta que tal deseo no haya sido satisfecho por algún otro ser sobre la Tierra o por el alma misma. Pero si la persona era de pensamientos puros y elevados y de nobles aspiraciones, la separación de los principios en ese plano se completa con rapidez, permitiendo de esta manera que la tríada superior entre al plano de Dewachen.

(…) La vida humana es muy variada en lo que toca al carácter y a otras potencialidades, y por cada una de estas características se provee el lugar apropiado después de la muerte, convirtiéndose de esta manera kama loka en una esfera infinitamente variada.

(…) El hombre astral en el plano de kama loka es simplemente un cascarón sin alma y sin mente, sin conciencia, así como también incapaz de actuar, a no ser que sea vivificado por fuerzas o poderes fuera de este. Tiene lo que aparenta ser una conciencia animal o automática debida enteramente a la muy reciente asociación con el Ego humano”. (3)

“Hemos llegado ahora a la esfera del dewachen. Después de un cierto tiempo en kama loka, el ser cae dentro de un estado de inconsciencia, el cual antecede a la transición hacia el próximo estado”. (3)

“Después de la muerte, las cualidades mejores, más nobles y más puras de Manas o el alma humana, ascienden, junto a la Mónada divina, en Devachan, del cual nadie emerge o retorna, excepto en el momento de la reencarnación”. (4)

“Entonces todo parece al ser tan real como nos parece este mundo. Simplemente el Ego tiene ahora la oportunidad de erigir para sí su propio mundo, sin ser obstaculizado por las vallas de la vida material. Su estado puede ser comparado al del poeta o del artista que, ensimismado en el éxtasis de su composición, o en el arreglo de colores, permanece insensible al transcurso del tiempo o a las cosas del mundo.

(…) Los seres desesperadamente materialistas permanecerán en la esfera dewachánica en un estado de letargo o sueño, podríamos decir, porque carecen de fuerzas apropiadas y que correspondan a ese estado dewachánico, excepto de una forma muy vaga, y para tales seres puede decirse que no existe estado después de la muerte en cuanto a la mente concierne”. (3)

“En efecto: después de la muerte, el binomio inmortalidad y conciencia se convierte, para la personalidad terrenal del ser humano, simplemente en atributos condicionados, dependiendo enteramente de las condiciones y las creencias creadas por el alma humana misma durante la vida de su cuerpo. El Karma actúa incesantemente: en nuestra vida de ultratumba cosechamos sólo los frutos de lo que hemos sembrado en ésta”. (2)

“¿y qué pasa con esos seres que dejamos atrás?, ¿los veremos allí? No los vemos allí de hecho, pero conscientemente nos hacemos sus imágenes tan plenas, completas y objetivas como en la vida terrestre, y desprovistas de todo lo que entonces juzgamos como imperfección. Vivimos entre ellos y los vemos crecer nobles y buenos en vez de mezquinos o malos.

(…) Pero las entidades en dewachen no están enteramente desprovistas de poder para ayudar a los que quedaron sobre la Tierra. El amor, maestro de la vida, si es verdadero, puro y profundo, inducirá al bienaventurado Ego en dewachen a influir benéficamente sobre aquellos que quedaron en la Tierra, no sólo en la parte moral, sino también en la de circunstancia material. Esto es posible bajo una ley del universo oculto que no puede ser explicada ahora con provecho, pero el asunto puede mencionarse”. (3)

“En Dewachen estamos con los seres que hemos perdido en la forma material y estamos más cerca de ellos ahora que cuando estaban vivos. Y esto no tan sólo en la fantasía de la entidad en Dewachen, como alguno podría imaginarse, sino en realidad. El amor puro y divino no sólo es la flor del corazón humano, sino que tiene sus raíces en la eternidad”. (2)

“La última pregunta por considerar es si a nosotros nos es posible o no desde esta esfera alcanzar a los que residen en dewachen, o si ellos pueden llegar a la nuestra. No podemos alcanzarlos ni influenciarlos, a menos que seamos Adeptos”. (4)


Volver a nacer.

“Cuando el período completo asignado por las fuerzas del alma ha concluido en dewachen, los hilos magnéticos que atan el alma a la Tierra comienzan a ejercer su poder. El Ser despierta de su sueño, es velozmente guiado hacia un nuevo cuerpo y, entonces, justo antes del nacimiento, el Ego ve por un instante todas las causas que le condujeron al dewachen y de regreso a la nueva vida a punto comenzar, y sabiendo que es todo justo y sólo el resultado de su propio pasado, el Ego no se lamenta, sino que otra vez toma su cruz... y otra alma ha regresado a la Tierra”. (3)

“Como al momento de la muerte, el ser humano tiene una visión retrospectiva penetrante de la vida que ha llevado, así, al momento de renacer en la tierra, el Ego, despertándose del estado de Devachan, tiene una visión futura de la vida que le espera, percatándose de todas las causas que lo han conducido allí. Toma conciencia de éstas y ve el futuro porque entre el Devachan y el renacer, el Ego recobra su completa conciencia manásica, reconvirtiéndose, por un breve lapso, en el dios que era antes de que, conforme a la ley de Karma, descendió por primera vez en la materia, encarnándose en el primer hombre de carne. El “hilo dorado” ve todas sus “perlas” sin perder de vista ni una”. (2)


¿Seguimos evolucionando una vez muertos?

“La muerte no es la gran fuente de información o la productora del conocimiento. Es simplemente el gran telón que baja sobre la escena para levantarse al próximo instante. El conocimiento completo debe alcanzarse en el ser humano trino: cuerpo, alma y espíritu. Una vez obtenido, el individuo pasa a otras esferas que nosotros ignoramos y que son infinitas. Al vivir lo más posible, se proporciona al Ser una más larga oportunidad.” (5)

“El mero hecho de morir no es de por sí suficiente para producir el desarrollo de facultades o la eliminación de las tendencias e inclinaciones erróneas. Si damos por sentado que al entrar al cielo de inmediato adquirimos todo conocimiento y toda pureza, entonces ese estado después de la muerte queda reducido a un nivel de inacción, y la vida misma, con toda su disciplina, queda privada de todo significado.” (3)

“Sin embargo, después de la muerte, sus ojos espirituales [del ateo o materialista] lo obligarán ciertamente a ver. ¿Es esto lo que quiere decir?

Teósofo: No será obligado, ni verá nada. Puesto que, durante la vida, ha negado con persistencia la continuación de la existencia después de la muerte, no podrá verla porque su capacidad espiritual, habiendo sido atrofiada en la vida, no puede desarrollarse después de la muerte y él permanecerá ciego”. (2)


                                                                *    *    *

(1) Del artículo “Consideraciones sobre el Kama-Loka (Sugeridas por un artículo del señor Sinnett, sobre el mismo tema), publicado en The Theosophist, febrero, 1885, pág. 106, por T. Subba Row.

(2) “La clave de la teosofía”, Helena P. Blavatsky.

(3) “El Océano de la Teosofía”, William Q. Judge.

(4) Artículo “Teorías acerca de la Reencarnación y los Espíritus”, Helena P. Blavatsky.

(5) “Cartas que me han ayudado”, William Q. Judge.