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05 mayo 2025

¿Qué es el Nirvana?

 Nirvâna, término sánscrito que, según las explicaciones esotéricas, es el estado de existencia y conciencia absolutas en que el Ego del hombre* que durante la vida ha llegado al más alto grado de perfección y santidad, entra después de la muerte del cuerpo y, algunas veces, como en el caso de Gautama Buddha y otros, durante la misma vida.(1)


Por otro lado, se le llama "nirvani" (también término sánscrito), a aquel que ha alcanzado el Nirvâna, un alma emancipada. Que el Nirvâna no significa nada que se parezca a las aserciones de los orientalistas, lo sabe perfectamente toda persona instruida que haya visitado la China, la India y el Japón. Es la “liberación de las cadenas del sufrimiento”, pero sólo del de la materia, emancipación del Kleza, o del Kâma, y la completa extinción de los deseos animales. Si se nos dice que el Abhidharma define el Nirvâna como “un estado de aniquilación absoluta”, convenimos en ello, pero añadiendo a la última palabra el requisito “de todo cuanto se relaciona con la materia del mundo físico”, y esto simplemente porque este último (lo mismo que todo lo que en él se halla contenido) es pura ilusión o Mâyâ. Zâkyamuni Buddha, en los postreros momentos de su vida, dijo que “el cuerpo espiritual es inmortal”. (Véase: Diccionario sánscrito–chino). Según explica el erudito sinólogo Mr. Eitel, “los sistemas populares exotéricos concuerdan en definir el Nirvâna negativamente como un estado de absoluta exención del círculo de transmigraciones, un estado de completa liberación de todas las formas de existencia, empezando por la de toda pasión y todo esfuerzo; un estado de indiferencia a toda sensibilidad”, y podría haber añadido: “de muerte de toda compasión hacia el mundo de sufrimiento”. Y he aquí por qué los Bodhisattvas que prefieren la vestidura Nirmânakáya a la Dharma–kâya ocupan en la estima popular un sitio más eminente que los Nirvânis. Pero el mismo autor añade que: “Positivamente (y esotéricamente) se define el Nirvâna como el supremo estado de bienaventuranza espiritual, como la inmortalidad absoluta por medio de la absorción del alma (del Espíritu, mejor dicho) en sí misma, pero conservando la individualidad, de suerte que los Buddhas, por ejemplo, después de entrar en el Nirvâna, pueden reaparecer en la tierra”, esto es, en el manvantara futuro. (1)


¿Es esto la aniquilación como algunos piensan? ¿Es ateísmo como otros críticos –los adoradores de una deidad personal y creyentes en un paraíso antifilosófico– se inclinan a creer? Ni lo uno ni lo otro. Es más que inútil volver a la cuestión de un supuesto ateísmo en lo que es espiritualidad del carácter más refinado. El ver aniquilación en el Nirvana, equivale a decir también que es aniquilado un hombre sumido en sueño, profundo, sin ensueños, que no deja impresión ninguna ni en la memoria ni en el cerebro físico, por hallarse entonces el “Yo Superior” del durmiente en su estado original de conciencia absoluta. Pero este ejemplo responde tan sólo a un aspecto de la cuestión – el más material; puesto que reabsorción no es, en manera alguna, tal “sueño sin ensueños” sino al contrario, existencia absoluta; una unidad incondicionada o un estado, para cuya descripción es el lenguaje humano absoluta y desesperadamente inadecuado. La única aproximación a algo parecido a un concepto del mismo puede intentarse únicamente en las visiones panorámicas del alma, a través de las ideaciones espirituales de la mónada divina. Ni se pierde la individualidad, ni siquiera la esencia de la personalidad, si es que queda alguna, por ser reabsorbida. Pues por ilimitado que sea, con arreglo al concepto humano, el estado paranirvanico, tiene, sin embargo, un límite en la Eternidad. Una vez alcanzado, la misma mónada resurgirá de allí como un ser todavía más perfecto, en un plano mucho más elevado, para volver a comenzar su ciclo de actividad perfeccionada. La mente humana no puede, en su estado actual de desarrollo, trascender y apenas puede alcanzar a estas alturas de pensamiento. Vacila ante el borde de lo Absoluto y de la Eternidad incomprensibles. (2)



*En muchos escritos teosóficos del siglo XIX se utilizaba la acepción de la palabra hombre como "Ser animado racional, varón o mujer" (RAE). Nota aclaratoria a la publicación de esta entrada, no incluida en las versiones originales ni traducidas.


(1) Términos "Nirvana" y "Nirvani" obtenidos de la obra Glosario Teosófico, de H. P. Blavatsky.
(2) De La Doctrina Secreta, volumen I, de H. P. Blavatsky, página 266.


27 febrero 2025

¿Qué sobrevive después de la muerte?

 El ser en sí mismo, con todas sus tendencias, con todas sus experiencias. Lo que sobrevive es el Pensador, el Alma, lo que nunca se puede extinguir, nunca sufre por sí mismo, nunca puede estar involucrado, siempre es de su propia esencia, no importando en cuales condiciones se encuentre un ser humano. Las situaciones, ya sean de júbilo o sufrimiento, deben tener un término; pero el Uno que goza, el Uno que sufre, el Uno que siente, nunca cambia. Lo que sobrevive es nuestro verdadero ser; todo lo que llamamos nuestro ser es eso que despierta, sueña, goza y entra en los diferentes estados a través de todos los mundos. Podemos decir que esta vida es un sueño en el cual experimentamos sufrimiento y júbilo. Cuando despertemos tendremos otras experiencias, pero lo que es permanente en nosotros es lo que las asimila, llegando a cualquier campo de operación, acumula experiencia de acuerdo con las tendencias que él ha engendrado en aquel plano del ser. Así, el ser no tiene alguna otra experiencia sobre la tierra salvo lo que es suyo, salvo lo que se ha integrado a sus acciones sobre la tierra. La ley de acción y reacción, de causa y efecto, del sembrar y del cosechar, es, entonces, su propia ley.

¿Qué es lo que sobrevive? NOSOTROS, como seres conscientes, con todos los poderes de percepción, con todo lo que hemos logrado, y así será siempre. Nosotros nunca cesamos. Como sabemos, los cuerpos se desgastan en una vida, volviéndose incapaces e inútiles. ¿Desearíamos verdaderamente continuar viviendo en ellos? No, el alma pide un instrumento superior. Demolemos la casa vieja para construir una mejor o quizá peor. Si somos egoístas, si trabajamos sólo para este cuerpo y si nos oponemos a nuestros compañeros, entonces recibiremos la reacción de nuestro comportamiento egoísta. Esta es la ley, no sentimiento. Las acciones de otros seres humanos no son la fuente de nuestro sufrimiento, sino el mal que hemos sembrado, el cual vuelve oprimiéndonos con todo su peso. Hasta que el ser humano asuma su derecho de nacimiento, y se de cuenta de que el curso entero de la evolución consiste en enfrentar las leyes de la justicia, no dará el primer paso hacia el verdadero progreso que conduce a la inmortalidad consciente.

El filósofo amigo. Cartas y Conferencias sobre Teosofía y la Vida Teosófica, Robert Crosbie.

26 septiembre 2024

Cuando la Iglesia repudió la reencarnación

 

Representación de Orígenes escribiendo, desde un manuscrito de In numeros homilia XXVII (c. 1160). Wikipedia.

1.- ¿Qué es la reencarnación?

2.- Reencarnación como doctrina antigua y universalmente aceptada.

3.- También la Iglesia promulgaba la teoría de la reencarnación.

4.- Cuando la Iglesia cambia de opinión.

5.- ¿Quién fue Orígenes?

6.- Divulgación de la filosofía de Orígenes.

7.- ¿Qué contienen las actas del Concilio de Constantinopla II?

8.- Citamos las palabras del propio Orígenes.

9.- ¿Cuál es hoy la “doctrina oficial” de la Iglesia?

10- Conclusión.

*******

1.- ¿Qué es la reencarnación?

La reencarnación consiste en que nuestra parte interna e inmortal, también llamada Alma, Individualidad, Mente, Ego, o Manas, después de la muerte del cuerpo en que residía, pasa sucesivamente a otros cuerpos; se reviste de nuevas personalidades transitorias. “Estas últimas son como los diversos personajes que un mismo actor representa, con cada uno de los cuales ese actor se identifica y es identificado por el público, por espacio de algunas horas” (1).  Con la sucesión de un inmenso número de encarnaciones se pretende la purificación y alcanzar la unidad absoluta con el Principio divino, aunque esta es una afirmación vaga y la razón de la existencia es un tema muy complejo de tratar en nuestro actual estado de desarrollo; en cualquier caso, hemos de entender que “el objeto de toda evolución no es la salvación individual, sino que el todo [todos los reinos de la Naturaleza] sea elevado, elevado hacia grados cada vez altos” (2).

“La ´personalidad´ es en cualquier vida sólo un aspecto temporal y la acción de la Individualidad, y difiere en cada vida, en el medio ambiente y en los cambios que se han llevado a en existencias anteriores —en carácter, disposición y entendimiento; estos pueden producir en la siguiente encarnación un cambio de relación social, capacidad mental, naturaleza del cuerpo, medio ambiente físico, e inclusive de sexo. La personalidad no reencarna; la Individualidad en cada renacimiento proyecta una personalidad nueva, las cualidades y tendencias de ésta son sustraídas de la suma total de todas las vidas pasadas —no solamente de la pasada. Toda la experiencia pasada está dentro y detrás de cada personalidad y puede ser obtenida y realizada, sin embargo, puede permanecer entera o parcialmente latente …”. (2)

Según la Teosofía, se rechaza la idea de un alma nueva creada para cada recién nacido; al contrario, defiende “que todo ser humano es portador o el Vehículo de un Ego coeterno con todo otro Ego; porque todos los Egos son de la misma esencia y pertenecen a la emanación primordial de un Ego universal infinito. Platón lo llama logos (o segundo Dios manifestado) y nosotros lo llamamos principio divino manifestado, que es uno con la mente o alma universal y no es el Dios antropomorfo, extra-cósmico y personal en el cual creen muchos teístas”. (3) En definitiva, el alma debe ser preexistente y por lo tanto no creada para la ocasión de cada nacimiento.

“A menos que neguemos la inmortalidad del hombre y la existencia del alma, no hay ningún argumento firme contra la doctrina de la preexistencia y del renacimiento, excepto aquél que se basa en el dictamen de la iglesia, que dice que cada alma es una nueva creación. Este dictamen puede ser únicamente sostenido por un dogmatismo ciego, ya que una vez conferida el alma, tarde o temprano tenemos que arribar a la teoría del renacimiento, porque aun cuando cada alma es nueva sobre esta Tierra, la misma debe continuar viviendo en alguna otra parte después del fallecimiento; y en vista del reconocido orden de la naturaleza, el alma tendrá otros cuerpos o vestiduras en otros planetas o esferas celestes.

(…)

Así pues, mientras la herencia tiene algo que ver con la diferencia de carácter en cuanto a la fuerza y la moral, influenciando un poco el alma y la mente, y proveyendo también el lugar apropiado para recibir recompensa y castigo, la herencia no es, sin embargo, la causa de la naturaleza esencial que muestra cada cual.

Mas todas esas diferencias, tales como aquellas mostradas por los niños desde el nacimiento, por los adultos a medida que el carácter se desarrolla más y más, y por las naciones a través de su historia, se deben a la larga experiencia adquirida durante muchas vidas sobre la Tierra, y son el resultado de la evolución del alma misma. El examen de una corta vida humana no ofrece suficiente base para la formación de la naturaleza interior del hombre. Es indispensable que cada alma adquiera toda la experiencia posible, y una sola vida no puede proporcionar esto aún bajo las condiciones más favorables. Sería una tontería del Todopoderoso el situarnos aquí por tan corto tiempo, tan sólo para erradicarnos cuando hubiéramos empezado a ver el propósito de la vida y las posibilidades que la misma ofrece. El simple deseo egoísta de una persona de evadir las pruebas y disciplinas de la vida no es suficiente para poner de lado las leyes de la naturaleza; por lo tanto, el alma debe renacer hasta que deje de poner en movimiento la causa del renacimiento, después de haber desarrollado su carácter hasta el límite posible, según indican todas las variedades de la naturaleza humana; cuando todas las experiencias hayan pasado y no antes de que toda la verdad accesible haya sido adquirida.

La gran disparidad entre los hombres con respecto a capacidad nos obliga, si es que deseamos atribuir justicia a la Naturaleza o a Dios, a admitir la doctrina de la reencarnación y a rastrear el origen de esa disparidad en las vidas pasadas del Ego. Pues la gente está tan obstaculizada, obstruida, atropellada y hecha víctima de una aparente injusticia por falta de capacidad, como de veras lo está por razones de circunstancias de nacimiento o de educación.

(…)

Contemplando la vida y su probable finalidad, con toda la variada experiencia posible para el hombre, uno está forzado a la conclusión de que una sola vida no es suficiente para llevar a cabo todo lo que intenta la Naturaleza, sin mencionar lo que el hombre mismo desea lograr. La gama de variedad en experiencias es enorme. Hay en el hombre un inmenso campo de poderes latentes, que según notamos podrían ser desarrollados si les fuera dada la oportunidad. Un conocimiento infinito en amplitud y en diversidad se extiende ante nosotros, especialmente en estos tiempos en que la investigación especializada está a la orden del día. Nosotros percibimos que tenemos aspiraciones muy elevadas, sin tener el tiempo para poder realizarlas en toda su medida, mientras la gran tropa de pasiones y deseos, motivos y ambiciones egoístas, guerrean contra nosotros y entre ellos mismos, persiguiéndonos aún hasta la puerta del sepulcro. Todos estos obstáculos tienen que ser tratados, conquistados, usados, sojuzgados. Una vida no es suficiente para todo esto. Decir que no tenemos sino una sola vida aquí, con tales posibilidades frente a nosotros imposibles de desarrollar, es hacer del Universo y la vida tan sólo una inmensa y cruel broma perpetrada por un Dios poderoso, quien es por tanto acusado por aquéllos que creen en la creación especial de almas, de glorificarse y bromear con el diminuto hombre, simplemente porque ese hombre es pequeño y una mera criatura del Todopoderoso.

(…)

El mero hecho de morir no es de por sí suficiente para producir el desarrollo de facultades o la eliminación de las tendencias e inclinaciones erróneas. Si damos por sentado que al entrar al cielo de inmediato adquirimos todo conocimiento y toda pureza, entonces ese estado después de la muerte queda reducido a un nivel de inacción y la vida misma, con toda su disciplina, queda privada de todo significado”. (4)

 

2.- Reencarnación como doctrina antigua y universalmente aceptada.

La teoría de la reencarnación no fue inventada por la Teosofía, en tanto que solo volvió a divulgar una filosofía tan antigua como la existencia humana. Como ya se dijo en la mencionada entrada Reencarnación, “esto lo enseñaban los brahmines, los budistas, los judíos, los griegos, los egipcios, los caldeos, los herederos post-diluvianos de la Sabiduría pre-diluviana, Pitágoras, Sócrates, Clemente Alejandrino, Sinesio, Orígenes, los poetas griegos más antiguos y los gnósticos …”. [En la obra La Doctrina Secreta se encuentran completas explicaciones al respecto.]

 

3.- También la Iglesia promulgaba la teoría de la reencarnación.

Como no podía ser de otra forma, también la Iglesia creía inicialmente en tal idea. “Esta es la más antigua doctrina y es ya aceptada por más seres humanos que el número de aquéllos que la repudian. (…) los judíos la consideraban cierta y no ha llegado a desaparecer de su religión; y Jesús, a quien se le llama fundador del cristianismo, también creyó y enseñó esta doctrina. En la iglesia cristiana primitiva también era conocida y promulgada, y los más preeminentes entre los padres de la iglesia la creían y promulgaban.

(…) Jesús debió haber conocido bien las doctrinas que ellos profesaban. Todos creían en la reencarnación. Para ellos Moisés, Adán, Noé, Seth y otros, habían regresado a la tierra; y en la misma época de Jesús se creía comúnmente que el antiguo profeta Elías estaba aún por regresar. Así es que encontramos, ante todo, que Jesús jamás negó ni abjuró la doctrina y en varias ocasiones le dio su asentimiento, como cuando dijo que Juan el Bautista era en realidad una nueva encarnación del antiguo Elías, a quien las gentes estaban esperando. Todo esto puede ser verificado en el Evangelio de San Mateo, en los capítulos XVII, XI y otros.

En esos escritos se notará claramente que Jesús aprobaba la doctrina de la reencarnación; y siguiendo el sendero de Jesús, San Pablo, en la Epístola a los romanos, capítulo IX, habla de Esaú y de Jacob como habiendo realmente existido antes de su nacimiento; y más tarde, tan preeminentes padres de la iglesia cristiana, como Orígenes, Synesios y otros, aceptaron y enseñaron la teoría. En el libro de Proverbios VIII, 22, Salomón dice haber estado presente durante la formación de la tierra y que mucho antes de que él pudiera haber nacido como Salomón, sus placeres eran los de vivir en las partes habitables de la tierra en compañía de los hijos de los hombres. En el Apocalipsis, III, 12, San Juan el Evangelista relata que a él le fue revelado en el curso de una visión, la que se refiere a la voz de Dios o a la de alguien hablando en su nombre, que quien quiera que llegase a vencer no tendría la necesidad de "salir" otra vez; es decir, que no necesitaría reencarnar más. Durante quinientos años después de Jesús, hasta el Concilio de Constantinopla, esta doctrina fue enseñada en la iglesia. Entonces se promulgó una condenación sobre un aspecto del asunto, condenación que ha sido interpretada por muchos como si se hubiese hecho contra la reencarnación; pero si tal condenación es dictada contra las palabras de Jesús, la misma no tiene ningún efecto. Esta condenación, por cierto, va contra Él, y por tanto la iglesia se encuentra en la posición de alegar, en efecto, que Jesús no conocía lo bastante para maldecir, según lo hizo la iglesia, una doctrina conocida y enseñada en su época, y la cual fue conspicuamente traída a su conocimiento y nunca condenada sino de hecho aprobada por Él.

El cristianismo es una religión judía y esta doctrina de la reencarnación le pertenece históricamente por herencia judaica, y también por razón de haber sido enseñada por Jesús y por los primeros padres de la iglesia. Si hubiera alguna forma verídica o lógica para la iglesia cristiana de librarse de este dilema - excluyendo, desde luego, los dogmas de la iglesia -, al Teósofo le agradaría que se la diesen a conocer. En realidad, el teósofo sostiene que quien quiera que sea cristiano profeso y niegue esta teoría, él mismo pone con eso su juicio contra el de Jesús, quien debió haber sabido más sobre el asunto que aquellos que lo siguen. Es este anatema lanzado por el Concilio de la iglesia contra la reencarnación, y la ausencia de esta doctrina en la enseñanza actual, lo que ha hecho daño al cristianismo y ha hecho de todas las naciones cristianas pueblos que pretenden ser discípulos de Jesús y de la ley del amor, pero que realmente como naciones, son seguidoras de la Ley Mosaica del talión y de la represalia. Porque sólo en la reencarnación se encuentra la respuesta a todos los problemas de la vida; y en ella y en el Karma se encuentra la fuerza que hará a los hombres practicar la ética que profesan en teoría". (4)

 

4.- Cuando la Iglesia cambia de opinión.

Como se ha adelantado a través del texto citado de William Judge, la Iglesia enseñó la doctrina de la reencarnación hasta el concilio del año 500. En concreto, hasta el llamado Segundo concilio de Constantinopla del año 543 (V Concilio Ecuménico), con la condena de uno de los denominados “padres de la Iglesia”, Orígenes.

 

5. Quién fue Orígenes.

Célebre doctor de la Iglesia que nació a fines del segundo siglo, probablemente en África [Alejandría], y acerca de quien muy poco sabemos, si realmente sabemos algo de él, puesto que sus fragmentos biográficos han pasado a las edades posteriores bajo la autoridad de Eusebio, el más desenfrenado falsificador que ha existido en época alguna. A este último se le atribuye el haber coleccionado más de cien cartas de Orígenes (u Orígenes Adamancio) que, según se dice ahora, se han perdido. Para los teósofos, la más interesante de todas las obras de Orígenes es su Doctrina de la preexistencia de las almas. Fue discípulo de Ammonio Saccas, y durante mucho tiempo oyó las lecciones de este gran maestro de filosofía. (5).

 

6.- Divulgación de la filosofía de Orígenes.

Según encontramos en la obra Histoire des Conciles, d´aprés les documents orginaux (6), la filosofía de Orígenes se estaba expandiendo con rapidez a principios del siglo V entre los monjes de Palestina, existiendo varios de intentos de condenar su obra. Citamos a continuación del título mencionado:

“El principal historiador de las luchas origenistas de este período, el sacerdote Cirilo de Escitópolis, sugiere, en la biografía de su maestro San Sabas, que el patriarca Efrén celebró efectivamente un concilio en Antioquía, en 592, sobre esta cuestión. Esto es lo que dice al respecto: “Efrén publicó una carta sinodal en la que anatematizó los principios de Orígenes. (…) “Al regresar de Gaza a Constantinopla, Pelagio viajó con monjes de Jerusalén que llevaban extractos de las obras de Orígenes y solicitaban al emperador que condenara su doctrina. Pelagio y Menas, patriarca de Constantinopla, respaldaron esta petición y Justiniano publicó el edicto contra Orígenes que antes era tan famoso. Este documento, muy extenso y tratando temas teológicos, fue editado inicialmente en latín por Baronius; posteriormente, Lupus publicó el texto griego, que fue incluido en las colecciones de los actos del V Concilio Ecuménico. El ejemplar de este edicto que nos ha llegado fue dirigido a Menas, patriarca de Constantinopla. El emperador afirma desde el principio que su mayor preocupación es mantener la pureza de la fe y la tranquilidad de la Iglesia. ´Había sabido, con gran pesar suyo, que algunos intentaban defender los errores de Orígenes que se acercaban a los principios paganos, arrianos y maniqueos. Quien se haga discípulo de este Orígenes apenas tenía derecho a ser llamado todavía cristiano…´ (…) El emperador enumera los otros principales errores de Orígenes (preexistencia de las almas, apocatástasis, pluralidad de mundos, etc.), y se dedica a refutarlos en detalle, citando un gran número de pasajes de los Padres, especialmente Gregorio de Nacianzo y Gregorio de Nisa, Juan Crisóstomo, Pedro de Alejandría, Atanasio, Basilio, Cirilo de Alejandría, etc., quienes todos se habían pronunciado de manera muy explícita contra Orígenes (…) “Queriendo”, continúa el Emperador, “eliminar de la Iglesia cualquier causa de escándalo, debemos seguir la Sagrada Escritura y los Padres que habían condenado Orígenes, envió este escrito a Su Santidad (Menas), instándolo a reunir a los obispos presentes en Constantinopla, y a los archimandritas en una asamblea común, que pronunciaría por escrito el anatema contra Orígenes y sus errores, en particular contra aquellos mencionados en el decreto imperial”. (…) Dado que es así, concluye el emperador, es justo que Orígenes sea anatematizado según las diez siguientes proposiciones:

1

Si alguien dice o piensa que las almas humanas existían anteriormente, es decir, que anteriormente eran espíritus o fuerzas sagradas, los cuales, apartándose de la vista de Dios, se dejaron llevar por el mal, y, por ese motivo, perdieron el amor divino, fueron llamados almas y enviados por manera de castigo a un cuerpo, sea anatema.

10

Anatema a Orígenes, y a quienquiera que enseñe y piense como él.

“… Nos limitamos a decir que este edicto, aunque hecho con una intención loable, debe ser considerado entre los enormes y numerosos atropellos al poder espiritual que la corte de Bizancio se permitió; y la suposición de que la colaboración del emperador con Menas y Pelage no disminuye la gravedad del asunto. La publicación de este decreto tuvo lugar después del concilio de Gaza, es decir, en el año 543, según las adiciones de los Ballerini a las obras del cardenal Noris…”.

“El concilio en Constantinopla sobre Orígenes tuvo lugar en el año 543.

El patriarca Menas probablemente no tardó en convocar el sínodo solicitado por el emperador; se presume que se llevó a cabo en ese mismo año. Justiniano envió una carta a la asamblea, enumerando los errores de los monjes de Palestina, atribuyéndolos a Pitágoras, Platón y Orígenes. Debido a estos errores y locuras peligrosas, el emperador solicitó a los Padres reunidos que estudiaran con cuidado el documento adjunto a la carta (que era idéntico a la carta del emperador a Menas), y que anatematizaran todos estos principios, a Orígenes y a quienes pensaban como él".

 

7.- ¿Qué contienen las actas del Concilio de Constantinopla II?

Según EC Wiki, Enciclopedia Católica Online (7), “se han perdido las actas originales en griego del concilio, pero aún existe una versión latina muy antigua, probablemente contemporánea y hecha para el uso de Vigilio, ciertamente citada por su sucesor Pelagio I. La edición de Baluze está reimpresa en mansi, “Coll. Conc.”, IX, 163 sqq. En el siguiente Concilio General de Constantinopla (680) se encontró que las Actas del Quinto Concilio habían sido alteradas (Hefele, op. cit., II, 855-58) en favor del monotelismo; ni tampoco es cierto que en su forma presente están en su integridad original. Esto tiene peso en el muy discutido asunto concerniente a la condenación del origenismo en este Concilio. Hefele, movido por la antigüedad y persistencia de los informes acerca de la condenación de Orígenes, afirma (p. 861) con el Cardenal Noris, que en éste Orígenes fue condenado, pero sólo en passant (incidentalmente), y que su nombre, en el undécimo anatema no es una interpolación".

Volviendo a la obra Histoire des Conciles, d´aprés les documents orginaux (6), se hace constar lo siguiente en cuanto a los quince anatemas contra Orígenes.

“En este concilio de Constantinopla se formularon quince famosos anatemas contra quince proposiciones de Orígenes. Fueron descubiertos a finales del siglo XVII por Pierre Lambeck en un manuscrito de la biblioteca de Viena y luego se incluyeron en todas las colecciones de concilios. Estos quince anatemas están precedidos en el manuscrito de Viena, de la siguiente nota: “ἀναθέματα δηλοῦντα τὴν ἐν Κωνσταντινουπόλει συνοδικὴν ἀνάθεσιν τῷ πάσῃ τῆς οἰκουμένης καθορῶντι συνόδῳ,” [La frase en griego antiguo puede traducirse al español como: ”Maldiciones que indican la anatematización sinodal en Constantinopla a quien desafía el concilio de toda la ecúmene.”] se les atribuyó sin dificultad al V Concilio Ecuménico, especialmente porque según los antiguos, este concilio había anatematizado a Orígenes. Esta es la opinión de los Ballerini, mientras que Cave, Dupin, Walch y Döllinger no ven en estos anatemas la obra del concilio de Constantinopla de 543. Es difícil llegar a una certeza sobre esta cuestión (…)”.

“Ahora, aquí están los quince anatemas:

Can. 1.

Quien crea en la fabulosa preexistencia de las almas y en la condenable apocatástasis que se le relaciona (es decir, en la restauración de todas las cosas como eran originalmente): sea anatematizado.

Can. 2.

Quien diga: la creación de todos los seres racionales solo incluía espíritus sin cuerpos y completamente inmateriales, sin números ni nombres, de modo que entre ellos había identidad por igualdad de sustancia, fuerza y energía, así como por su unión con el Dios Logos y su conocimiento de este mismo Logos; pero al no querer ver a Dios, se entregaron a cosas malas, cada uno según sus inclinaciones, y tomaron cuerpos más o menos por Hechos y recibieron nombres, porque en las Potestades superiores hay una diferencia de nombres, así como hay una diferencia de cuerpos; es por eso que unos fueron llamados Querubines, otros Serafines y Arcángeles, y Potestades, y Dominaciones, y Tronos, y Ángeles; es por eso que hay tantos órdenes celestiales: sea anatema.

Can. 3.

Quien diga que el sol, la luna y las estrellas también son parte de estos seres racionales, y que solo se convirtieron en lo que son porque se volvieron hacia el mal: sea anatema.

Can. 4.

Quien diga que los seres racionales en los cuales el amor divino se enfrió, se ocultaron en cuerpos groseros como los nuestros, y fueron llamados hombres, mientras que aquellos que alcanzaron el último grado del mal tuvieron como parte cuerpos fríos y oscuros y se convirtieron y son llamados demonios y espíritus malignos: sea anatema.

Can. 5.

Quien diga: Así como la catastasis de los ángeles y arcángeles los convirtió en almas de hombres o de demonios, de la misma manera los hombres pueden volver a convertirse en ángeles y demonios, y toda clase de jerarquías celestiales se encuentra ya sea arriba, abajo, o tanto arriba como abajo: sea anatema.

Can. 11.

Quien diga que el juicio futuro anuncia la aniquilación de los cuerpos, y que el fin de la fábula será una naturaleza inmaterial, después de lo cual no habrá más materia, sino solo espíritus puros: sea anatema.

Can. 12.

Quien diga: las Potestades celestiales y todos los hombres, y el demonio y los malos espíritus, se unirán con el Logos de Dios, como el espíritu (voûç) que llaman Cristo, que tiene la forma divina, y que se humilló, y el reino del Cristo tendrá un fin: sea anatema.

Can. 13.

Quien diga que no hay una diferencia absoluta entre Cristo y otros seres racionales, ni en cuanto a la substancia, ni en cuanto a ciencia y que todos estarán colocados a la derecha de Dios, incluido Cristo, como ya eran las cosas en la preexistencia fabulosa de la que hablan: que sea anatema.

Can. 14.

Quien diga que de todos los seres racionales se formará una sola unidad de hipóstasis y números, desapareciendo los cuerpos, y que el conocimiento del mundo futuro llevará consigo la ruina del mundo y el rechazo de los cuerpos, así como la abolición de todos los nombres, y finalmente una identidad entre el conocimiento y la hipóstasis; además, que en esta supuesta apocatástasis, solo los espíritus continuarán existiendo, como era en la supuesta preexistencia: que sea anatema.

Can. 15.

Quien diga que la vida de los espíritus será análoga a la vida que existía al principio, cuando los espíritus aún no habían caído ni se habían degradado, de modo que el fin y el principio serán iguales, y que el fin será la verdadera medida del principio: que sea anatema”.

 

 8.- Citamos las palabras del propio Orígenes.

Y ahora veamos algunas citas de las obras de Orígenes:

De Principiis, Libro III:

"Porque Dios no gobierna almas con referencia, dejadme decir, a cincuenta años de la vida presente, sino con referencia a una edad ilimitable, porque Él hizo el principio pensante inmortal en su naturaleza, y semejante a Él; y por tanto, el alma, que es inmortal, no está excluida por la brevedad de la vida presente de los remedios divinos y curas.

Ningún ser racional y sintiente, esto es, la mente o el alma, puede existir sin algún movimiento, sea bueno o malo.

Finalmente, algunos hombres ignorantes e incrédulos suponen que nuestra carne se destruye después de la muerte en tal grado que no conserva ningún resto de su sustancia anterior. Nosotros, sin embargo, que creemos en su resurrección, entendemos que en la muerte sólo se produce su corrupción, pero su sustancia permanece ciertamente; y por la voluntad de su Creador, y en el tiempo designado, será restaurada a la vida; y por segunda vez tendrá lugar un cambio, de manera que lo que primero fue carne formada del polvo de la tierra y después disuelta por la muerte y reducida de nuevo a polvo y ceniza –“Polvo eres, y en polvo te convertirás” (Gn 3,19)-, se levantará de la tierra, y después de esto, según los méritos del alma que la habitaba, avanzará a la gloria de un cuerpo espiritual".

 

Contra Celso:

"Realmente, Celso no se cansa de echarnos en cara la resurrección; sin embargo, como por nuestra parte ya expusimos, en lo posible, lo que nos pareció razonable, no vamos a responder muchas veces a una objeción muchas veces repetida. Por lo demás, nos calumnia Celso al suponer que nosotros no tenemos nada por mejor y más precioso en nuestro compuesto que el cuerpo, siendo así que afirmamos ser el alma, y señaladamente el alma racional, cosa más preciosa que cualquier cuerpo. Lo que es según la imagen del Creador (Col 3,10) lo contiene el alma, y no, en modo alguno, el cuerpo.

… Y el misterio mismo de su resurrección, por no ser entendido, es traído y llevado y objeto de mofa entre los incrédulos. Siendo esto así, llamar “oculta” nuestra doctrina es de todo punto absurdo. Por lo demás, que haya puntos más allá de lo exotérico, que no llegan a los oídos del vulgo, no es cosa exclusiva del cristianismo, sino corriente también entre filósofos, que tenían sus doctrinas exotéricas, pero otras esotéricas. Así, unos sólo oían sobre Pitágoras: “El lo dijo”; otros eran secretamente iniciados en doctrinas que no merecían llegar a oídos profanos y no aún purificados”. Y en cuanto a los misterios, que se practican por toda Grecia y tierras bárbaras, con ser ocultos, no los ataca Celso; por eso en vano trata de desacreditar lo que hay de oculto en el cristianismo y que él no entiende puntualmente.

Ahora, pues, ni nosotros ni las letras divinas dicen que “los de antiguo muertos, salidos de la tierra, vivirán con sus propias carnes” sin que éstas hayan experimentado una transformación en mejor. Y, al decir esto Celso, nos calumnia. Leemos, en efecto, muchos pasajes de las Escrituras que hablan de la resurrección de manera digna de Dios; pero, de momento, basta citar un texto de Pablo, de la primera carta a los corintios, que dice así: ´Mas dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos y con qué cuerpo vendrán? ¡Necio! Lo que tú siembras no se vivifica si no muere. Y lo que siembras, no es el cuerpo que ha de nacer, sino un simple grano, por ejemplo, de trigo o semillas semejantes.

Dios, empero, le da cuerpo como Él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo (1 Cor. 15,35-38). De ver es aquí cómo no dice que se siembre el cuerpo que ha de nacer. No; aquí, en la semilla que se siembra y se arroja desnuda a la tierra, al dar Dios a cada una su propio cuerpo, viene a cumplirse una especie de resurrección: de la semilla arrojada sale en unos casos una espiga, en otros un árbol, como en la mostaza, u otro aún mayor, como en el olivo o algún otro árbol frutal’.

El dogma de la resurrección.

El tema de la resurrección es largo y difícil de explicar, y pide, como ningún otro de los dogmas, un hombre sabio y hasta muy adelantado en sabiduría, para demostrar cuan digno de Dios y cuan magnífico es un dogma según el cual tiene alguna razón de germen el que las Escrituras llaman tabernáculo o tienda del alma, en que están los justos gimiendo, agravados, porque no quieren despojarse de él, sino sobrevestirse (CF 2). Nada de eso entendió Celso por haberlo oído de gentes ignorantes, incapaces de demostrar nada por razonamiento, y por eso hace chacota de nuestra doctrina. Será, pues, provechoso añadir a lo que anteriormente hemos dicho (II 55-67; V 18-20.57-8) siquiera una observación de pasada sobre este punto, y es que nosotros no hablamos de la resurrección por haber malentendido, como cree Celso, las teorías sobre la emigración de las almas. No, nosotros sabemos que el alma, incorpórea e invisible por su naturaleza, en cualquier lugar corporal que se hallare necesita de un cuerpo acomodado a la naturaleza de aquel lugar. Ese cuerpo lo lleva a veces después de despojarse del anterior, necesario antes, pero superfluo ahora en un estado posterior; otras, sobrevistiéndose sobre el que antes tenía, pues necesita de más excelente vestidura para lugares más puros, etéreos y celestes (…).

Además, dado que hay cierto tabernáculo y casa terrena (CF 2), necesaria en cierto modo al tabernáculo, dicen las letras sagradas que la casa terrena del tabernáculo se desmorona; el tabernáculo, empero, se sobreviste de una casa no hecha a mano, eterna en los cielos. Y añaden los hombres de Dios que lo corruptible se reviste de incorruptibilidad, que difiere de lo incorruptible; y lo mortal se reviste de inmortalidad, que no es lo mismo que lo inmortal. La relación que hay entre la sabiduría y lo que es sabio, y entre la justicia y lo justo, la paz y lo pacífico, esa misma se da entre la incorruptibilidad y lo incorruptible, la inmortalidad y lo inmortal. He ahí, pues, a lo que nos incita la palabra divina al decir que nos revestimos de incorruptibilidad e inmortalidad, las cuales, como un vestido al que lo viste y lo lleva, no permiten se corrompa o muera quien de ellas se reviste. Y perdónesenos la audacia de haber dicho todo esto, por causa de Celso, que no entendió qué es lo que llamamos resurrección, y por ello hace nuestra doctrina objeto de risa y mofa". (8)

 9.- ¿Cuál es hoy la “doctrina oficial” de la Iglesia?

La actual, y no sabemos si última, doctrina de la Iglesia Católica recoge lo siguiente en cuanto a la muerte y la resurrección, todo ello según leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica alojado en la web oficial de la Santa Sede (9):

“PRIMERA PARTE. LA PROFESIÓN DE LA FE. SEGUNDA SECCIÓN: LA PROFESIÓN DE LA FE CRISTIANA. CAPÍTULO TERCERO. 

CREO EN EL ESPÍRITU SANTO.

ARTÍCULO 11

“CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE”

988 El Credo cristiano —profesión de nuestra fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en su acción creadora, salvadora y santificadora— culmina en la proclamación de la resurrección de los muertos al fin de los tiempos, y en la vida eterna.

989 Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que Él los resucitará en el último día (cf. Jn 6, 39-40). Como la suya, nuestra Resurrección será obra de la Santísima Trinidad:

«Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros (Rm 8, 11; cf. 1 Ts 4, 14; 1 Co 6, 14; 2 Co 4, 14; Flp 3, 10-11).

990 El término “carne” designa al hombre en su condición de debilidad y de mortalidad (cf. Gn 6, 3; Sal 56, 5; Is 40, 6). La “resurrección de la carne” significa que, después de la muerte, no habrá solamente vida del alma inmortal, sino que también nuestros “cuerpos mortales” (Rm 8, 11) volverán a tener vida.

991 Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus comienzos un elemento esencial de la fe cristiana. “La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella” (Tertuliano, De resurrectione mortuorum 1, 1):

«¿Cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe […] ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron» (1 Co 15, 12-14. 20).

I.La Resurrección de Cristo y la nuestra.

Revelación progresiva de la Resurrección.

992 La resurrección de los muertos fue revelada progresivamente por Dios a su Pueblo. La esperanza en la resurrección corporal de los muertos se impuso como una consecuencia intrínseca de la fe en un Dios creador del hombre todo entero, alma y cuerpo. El creador del cielo y de la tierra es también Aquél que mantiene fielmente su Alianza con Abraham y su descendencia. En esta doble perspectiva comienza a expresarse la fe en la resurrección. En sus pruebas, los mártires Macabeos confiesan:

«El Rey del mundo, a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna» (2 M 7, 9). «Es preferible morir a manos de los hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por él» (2 M 7, 14; cf. 2 M 7, 29; Dn 12, 1-13).

993 Los fariseos (cf. Hch 23, 6) y muchos contemporáneos del Señor (cf. Jn 11, 24) esperaban la resurrección. Jesús la enseña firmemente. A los saduceos que la niegan responde: “Vosotros no conocéis ni las Escrituras ni el poder de Dios, vosotros estáis en el error" (Mc 12, 24). La fe en la resurrección descansa en la fe en Dios que “no es un Dios de muertos sino de vivos” (Mc 12, 27).

994 Pero hay más: Jesús liga la fe en la resurrección a la fe en su propia persona: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11, 25). Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes hayan creído en Él (cf. Jn 5, 24-25; 6, 40) y hayan comido su cuerpo y bebido su sangre (cf. Jn 6, 54). En su vida pública ofrece ya un signo y una prenda de la resurrección devolviendo la vida a algunos muertos (cf. Mc 5, 21-42; Lc 7, 11-17; Jn 11), anunciando así su propia Resurrección que, no obstante, será de otro orden. De este acontecimiento único, Él habla como del "signo de Jonás" (Mt 12, 39), del signo del Templo (cf. Jn 2, 19-22): anuncia su Resurrección al tercer día después de su muerte (cf. Mc 10, 34).

995 Ser testigo de Cristo es ser “testigo de su Resurrección” (Hch 1, 22; cf. 4, 33), “haber comido y bebido con él después de su Resurrección de entre los muertos” (Hch 10, 41). La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como Él, con Él, por Él.

996 Desde el principio, la fe cristiana en la resurrección ha encontrado incomprensiones y oposiciones (cf. Hch 17, 32; 1 Co 15, 12-13). “En ningún punto la fe cristiana encuentra más contradicción que en la resurrección de la carne” (San Agustín, Enarratio in Psalmum 88, 2, 5). Se acepta muy comúnmente que, después de la muerte, la vida de la persona humana continúa de una forma espiritual. Pero ¿cómo creer que este cuerpo tan manifiestamente mortal pueda resucitar a la vida eterna?

Cómo resucitan los muertos.

997 ¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.

998 ¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto: “los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación” (Jn 5, 29; cf. Dn 12, 2).

999 ¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo” (Lc 24, 39); pero Él no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en Él “todos resucitarán con su propio cuerpo, del que ahora están revestidos” (Concilio de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria” (Flp 3, 21), en “cuerpo espiritual” (1 Co 15, 44):

«Pero dirá alguno: ¿cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano…, se siembra corrupción, resucita incorrupción […]; los muertos resucitarán incorruptibles. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad (1 Cor 15,35-37. 42. 53).

1000 Este “cómo ocurrirá la resurrección” sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo:

«Así como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así nuestros cuerpos que participan en la eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la esperanza de la resurrección» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 4, 18, 4-5).

1001 ¿Cuándo? Sin duda en el “último día” (Jn 6, 39-40. 44. 54; 11, 24); “al fin del mundo” (LG 48). En efecto, la resurrección de los muertos está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo:

«El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar» (1 Ts 4, 16).

Resumen.

1016 Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo transformado reuniéndolo con nuestra alma. Así como Cristo ha resucitado y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos en el último día.

1017 “Creemos […] en la verdadera resurrección de esta carne que poseemos ahora” (DS 854). No obstante, se siembra en el sepulcro un cuerpo corruptible, resucita un cuerpo incorruptible (cf. 1 Co 15, 42), un “cuerpo espiritual” (1 Co 15, 44).

1018 Como consecuencia del pecado original, el hombre debe sufrir “la muerte corporal, de la que el hombre se habría liberado, si no hubiera pecado” (GS 18).

1019 Jesús, el Hijo de Dios, sufrió libremente la muerte por nosotros en una sumisión total y libre a la voluntad de Dios, su Padre. Por su muerte venció a la muerte, abriendo así a todos los hombres la posibilidad de la salvación.


10- Conclusión.

Claramente podemos comprobar que los dogmas de la iglesia se basan en interpretaciones literales de la “letra muerta”, cuando no meras tergiversaciones y, en todo caso, omitiendo o desconociendo lo antes citado por el “padre de la Iglesia” Orígenes: “… que haya puntos más allá de lo exotérico, que no llegan a los oídos del vulgo, no es cosa exclusiva del cristianismo, sino corriente también entre filósofos, que tenían sus doctrinas exotéricas, pero otras esotéricas”. Gracias a la Teosofía divulgada en el siglo XIX algunas porciones de la filosofía que fueron esotéricas se divulgaron y explicaron, siendo la filosofía expuesta, aun quedando la mayoría todavía escondida tras el velo, mucho más lógica que los dogmas sin sentido de la Iglesia, la que en muchos aspectos únicamente apela a “cuestiones de fe”. William Q. Judge, en su obra El Océano de la Teosofía hacía los siguientes comentarios: “[la religión materializante] ha predicado la resurrección del cuerpo, una doctrina contraria al sentido común, a los hombres, a los hechos, a la lógica y a todo testimonio. Pero no hay duda alguna de que la teoría de la resurrección corporal proviene de la corrupción de una más antigua y verdadera enseñanza. La resurrección está basada en lo que dice Job acerca de haber visto a su redentor en la carne, y sobre la mención de San Pablo de que el cuerpo fue resucitado incorrupto. Pero Job fue un egipcio que hablaba de ver a su maestro o iniciador, quien era el redentor, y Jesús y Pablo se referían al cuerpo espiritual solamente”.

 “Solo el conocimiento de los renacimientos constantes de una misma Individualidad a través de todo el ciclo de vida; la seguridad de que las mismas MÓNADAS (entre las cuales se hallan muchos Dhyan Chohans, o los “Dioses” mismos) tienen que pasar a través del “Ciclo de Necesidad”, recompensadas o castigadas por medio de tales renacimientos, de los sufrimientos soportados o de los crímenes cometidos en las vidas anteriores; que esas mismas Mónadas que entraron en los cascarones vacíos, sin sentido, o formas astrales de la Primera Raza, emanadas por los Pitris, son las mismas que se hallan ahora entre nosotros (más aún, nosotros mismos quizás); sólo esta doctrina, decimos, puede explicarnos el problema misterioso del Bien y del Mal, y reconciliar al hombre con la aparente injusticia terrible de la vida. Nada que no sea una certeza semejante puede aquietar nuestro sentimiento de justicia en rebelión. Pues cuando el que desconoce la noble doctrina mira en torno suyo y observa las desigualdades del nacimiento y de la fortuna, de la inteligencia y de las facultades; cuando vemos que se rinden honores a gente necia y disipada, sobre quien la fortuna ha acumulado sus favores por mero privilegio del nacimiento, y su prójimo, con gran inteligencia y nobles virtudes, mucho más meritorio por todos conceptos, perece de necesidad y por falta de simpatía; cuando se ve todo esto y hay que retirarse ante la impotencia para socorrer el infortunio inmerecido, vibrando los oídos y angustiado el corazón con los gritos de dolor en torno de uno, sólo el bendito conocimiento de Karma impide maldecir de la vida y de los hombres, así como de su supuesto Creador.” (1).

*******

 

(1)   La Doctrina Secreta, vol. II., de Helena P. Blavatsky.

(2)   Respuestas a preguntas sobre El Océano de la Teosofía, por Robert Crosbie.

(3)   Glosario Teosófico, H. P. Blavatsky.

(4)   El océano de la Teosofía, H. P. Blavatsky.

(5)   Glosario de la Clave de la Teosofía, H. P. Blavatsky.

(6)   Histoire des Conciles, d´aprés les documents orginaux, de Charles Joseph Hefele, Doctor en Filosofía y Teología, Obispo de Rottenbourg (nueva traducción francesa basada en la segunda edición alemana, corregida y aumentada con notas críticas y bibliográficas por Dom H. LECLERCQ, Benedictino de la Abadía de Farnborough), Tomo II, Segunda Parte. París, LETOUZEY ET ANÉ, EDITEURS, 1908.

Advertencia sobre la traducción del francés al castellano: puede ser inexacta y/o contener errores, ya que se ha realizado mediante software de traducción automática.

(7)   Segundo Concilio de Constantinopla - Enciclopedia Católica (aciprensa.com)

(8)   https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=pa_12792

(9)   https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a11_sp.html

06 agosto 2024

Estados después de la muerte (preguntas y respuestas)

 

Pintura tradicional tibetana o thangka que muestra la Bhavacakra (rueda de la vida). Wikipedia.
Según El Glosario Teosófico, el término Sansâra o Samsâra significa "literalmente «rotación»; el océano de nacimientos y muertes. Los renacimientos humanos representados como un círculo continuo, una rueda siempre en movimiento".

Observaciones preliminares en cuanto al principio de Kama:

… "principio de la balanza" —Kama o deseo—', es el cuarto principio [del ser humano] contando desde arriba o desde abajo, así que numéricamente se encuentra como la balanza de los Siete. Es también el principio que está más desarrollado y en uso entre los seres humanos en general, forma la base de sus acciones, y es aquí también la “balanza” de la cual los caminos van hacia arriba y hacia abajo. Siendo el principio activo, el deseo será para la existencia física y posesiones como el todo en el todo, o para una vida espiritual y de percepción y comprensión verdaderas; es en estas direcciones que los "caminos van hacia arriba o hacia abajo", la elección depende de cada ser humano, y los resultados son de acuerdo a la elección y al esfuerzo.

Cuando el ser humano abandona el cuerpo para que regrese a los elementos del mundo físico, él todavía posee el cuerpo Kámico o del deseo de la substancia astral, por un tiempo más largo o más corto de acuerdo con la intensidad de la vida física que ha tenido. Él piensa y actúa en un mundo de su propia creación. Cuando descarta el Kama Rupa o, en otras palabras, se desprende de él como lo hizo del cuerpo físico, permanece [el kama rupa] coherente por un tiempo y empieza a desintegrarse, no obstante que su coherencia como un cuerpo coherente automático puede durar por una gran cantidad de años. Es este Kama Rupa el principal actor en las sesiones espiritistas y cuya desintegración es retrasada y su existencia prolongada por las prácticas mediunmísticas. Después de “abandonar” el Kama Rupa, el Verdadero Ser asciende al estado Devachánico, un estado que se puede llamar el divino estado personal, y después de haber agotado sus posibilidades, retorna a la vida terrestre. Este es el curso general de la humanidad; las excepciones son aquellas que, a través del conocimiento y de una vida en concordancia con ese nocimiento, pasan más allá de la ilusión.

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P. En el capítulo se menciona que los deseos y pasiones tienen dos aspectos, uno superior y otro inferior. ¿Cuál sería el superior?

R. El superior es la identificación del ser con la naturaleza superior, Atma, Buddhi, Manas, y el "inferior", con el cuerpo físico y los que pertenecen a la existencia física.

 

P. Si el Kama Rupa no es más que una masa de deseos y pasiones del ser encarnado y a él no le concierne la gente que ha dejado atrás, ¿quién sería entonces responsable de la dispersión de esas acciones y pensamientos malvados?

R. Podemos preguntarnos a nosotros mismos, ¿quién es responsable de los efectos contaminantes de un cuerpo físico decadente? No podría ser aquel cuyo karma lo impulsó a salir fuera de su cuerpo sino aquellos quienes están viviendo sobre el plano del "cuerpo". Así también con los "remanentes astrales"; aquellos que son ignorantes de la verdadera naturaleza del hombre y quienes hacen de la naturaleza del deseo la base de sus pensamientos y acciones, están expuestos a esa clase de infección. También hay una fase de karma colectivo involucrado en la pregunta; los "vivientes" pueden ser afectados por los "muertos" y los "muertos" por los "vivientes"; el conocimiento y el correcto vivir –“higiene” intelectual, espiritual y física– son las salvaguardas.

 

P. ¿Es eso Karma?

R. Sí lo es. El efecto viene de la causa, y como la causación proviene de cada ser, los efectos que se perciben y se sienten serán de la naturaleza de las causas puestas en movimiento por cada uno.

 

P. Yo diría que esto podría ser terrible.

R. Nada que pueda evitarse es terrible. Hay fuerzas destructivas al igual que fuerzas constructivas en el universo; nosotros debemos conocer éstas para vivir sabiamente aún en este plano; el conocimiento es también necesario en el lado oscuro de la naturaleza; estamos aquí para aprender.

 

P. ¿Lo que cada ser encarnado trae con él cuando entra en un cuerpo son los Skandhas?

R. Esa es la palabra sánscrita para las tendencias de una naturaleza terrenal que el ser ha adquirido; no se pueden expresar en ningún otro plano más que en el del cuerpo y kama, por lo tanto, cuando la vida terrestre se reasume, el ser actuará naturalmente sobre las líneas que él trazó en vidas anteriores.




        P. ¿Entonces qué bien le produjo su estancia en Devachan?

R. Eso depende de él mismo. En Devachan el ser experimenta todo lo que fue altruista y noble en su última vida, e indudablemente lleva consigo algo de esto —tal vez mucho—, pero cayendo en el campo de pasión y deseo que no había conquistado mientras ocupaba un cuerpo anterior, a menudo también cae víctima de sus debilidades. Devachan es un efecto de la última vida que se ha vivido; cualquier rectificación que se haga debe hacerse mientras se está en un cuerpo.

 

P. En el estado de Kama Rupa tenemos que sobrepasar y desalojar todos aquellos deseos que hemos tenido en el cuerpo físico, ¿Es esto correcto?

R. Suponiendo que esté bien entendido que el Kama Rupa solamente se forma después de la muerte y es, como lo implica el nombre, el "cuerpo del deseo", la acción que prevalece está a lo largo de la línea del deseo en ese cuerpo, mientras que el ser esté atado a él; pero justo como nosotros morimos en el cuerpo físico en el cual creamos las tendencias del Kama Rupa, así a su debido tiempo morimos en el Kama Rupa y ascendemos al estado o condición Devachanica. Ni en Kama Loka, ni en Devachan tenemos el poder de desalojar las tendencias que hemos creado durante el tiempo de nuestra vida en el cuerpo; en uno experimentamos los efectos malos, y en el otro los efectos buenos "de la última vida que vivimos". El único tiempo que tenemos para establecer buenas causas es durante el tiempo de vida en el cuerpo.

 

P. ¿Al morir en Kama Rupa se termina con esos deseos?

R. No se terminan. Si no hemos corregido o eliminado esos "deseos" durante nuestro tiempo de vida, seguiremos teniendo la tendencia de repetir lo que hicimos antes, cuando hayamos entrado una vez más en un nuevo cuerpo físico. Estos "deseos" no son causados por el cuerpo físico, ni por el cuerpo astral o Kama Rupa, sino por nosotros mismos como seres consientes mientras estamos ocupando un cuerpo. No hay salvación después de la muerte.

 

P. En el proceso de la evolución nos elevamos por medio de este principio inferior del deseo, y después tenemos que destruir ese mismo principio, ¿estoy en lo correcto?

R. No, parece que usted tiene una concepción errónea de la Evolución. La Evolución, propiamente hablando, es el despliegue de un crecimiento de conciencia. Todos los seres comienzan, podríamos decir, como una chispa de consciencia. El crecimiento o el despliegue surge de la experiencia consciente, empezando del estado más elevado de la materia manifestada y por la acción de conciencia produciendo más y más estados concretos de materia hasta que se haya llegado al físico. La Evolución empieza desde arriba y desciende hacia lo más bajo; luego, cuando se conquista lo inferior, es decir, se lo conoce en su verdadera relación con el ser involucrado, y se hace uso de los instrumentos inferiores según los mandatos del Espíritu, entonces empieza el ascenso más la experiencia ganada. El deseo personal y egoísta es el resultado de la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza y meta; debido a esta ignorancia nosotros ponemos en movimiento estas causas que reproducen el deseo de la existencia sintiente con todas sus expresiones egoístas. No nos elevamos mediante deseos egoístas, no progresamos por medio de ellos; llegamos a estar involucrados en ellos. Solo el conocimiento y el esfuerzo en la correcta dirección nos liberarán de las ataduras que nosotros mismos nos hemos creado.

 

P. ¿Cuánto tiempo permanece el Ego en Devachan?

R. Como Devachan es un efecto de la última vida vivida, aun cuando el "efecto" sea de lo mejor y más elevado de esa vida, la estancia en ese estado varía en clase, calidad y duración con cada Ego. Puede variar desde miles de años, hasta un periodo muy corto; pero se debe recordar que el “tiempo” para el que se “ha ido” no se mide por la rotación de la tierra, sino por los cambios experimentados en la consciencia; “un día es como mil años y mil años son como un día”.

 

P. Pienso que esto es muy desalentador por no decir más.

R. Esto no debe verse así cuando nos damos cuenta que todo esto está completamente en nuestras propias manos. Todo lo que nos llega, ya sea bueno o malo, surge de nuestros propios pensamientos, palabras y acciones. El desaliento puede ser sentido por aquellos a quienes les gustaría obtener lo que no se merecen, pero los que ven la verdad y cumplen con su deber total, no ven desaliento en ninguna parte.

 

P. En la página 71 se establece que a medida que nosotros progresamos en esta vida, así también debemos progresar al abandonarla, y sería injusto obligar a los otros a esperar nuestro arribo para poder así reconocerlos. ¿Parece ser que hay un progreso después de la muerte, aún más, de hecho, que durante la vida en el cuerpo?

R. El contenido en esa página demuestra que el Maestro está contestando a las objeciones de aquellos que esperan reconocer a sus amigos que se han ido antes, por medio de su apariencia física y sus características generales, una expectación que en realidad está basada sobre una detención de progreso. Es también sabido que el Verdadero Ser Humano que pasa de la existencia en un cuerpo hacia otros estados y regresa otra vez de tiempo en tiempo, está realmente mezclando sus experiencias de cualquier estado con las experiencias en otros estados y consecuentemente está progresando después de la muerte mucho más rápidamente que lo que las condiciones corpóreas pudieran permitirle. El grado y la clase de progreso realizados depende de la naturaleza de su pensamiento durante la vida, y puede ser pequeño o grande en una dirección u otra. Técnicamente hablando, Manas-lnferior es el depósito de los pensamientos y sentimientos durante toda la vida. Aquellos que son asimilables con Manas Superior son absorbidos y se convierten en una adición de Manas Superior; mientras que aquellos que son de naturaleza de la tierra, terrestres, permanecen como tendencias para ser encontradas, y ya sea que se intensifiquen o transmuten durante la siguiente encarnación. El progreso al cual se refiere es el del Ego Superior; la personalidad y la vida terrestre es el campo donde trabaja el Ego; después de la muerte, habiendo sido recogida la cosecha, el trigo se separa de la cáscara.

 

P. ¿Entonces no habría siembra durante los estados después de la muerte?

R. La cosecha fue sembrada durante la última vida en la tierra; durante el tiempo de la vida hubo una cosecha todo el tiempo de causas sembradas en la vida previa y durante la vida que se está viviendo; a la muerte la suma total de todos los pensamientos, sentimientos, deseos y tendencias sostenidos durante la vida, permanecen como la base o causa de los estados subjetivos Kama-Lókicos y Devachánicos; los efectos de estos son entonces realizados subjetivamente, estos "efectos" de la vida-terrenal se convierten entonces en la "causa" de los "efectos" experimentados subjetivamente en los estados después de la muerte. El sembrar y cosechar en el campo de la existencia objetiva, provee la "semilla" para los estados subjetivos después de la muerte, estando el Karma operando continuamente en todos los estados.

 

P. ¿Entonces, diferentes individuos tendrán diferentes estados después de la muerte, cada uno tendrá su propio periodo entre encarnaciones?

R. No podría ser de otra forma; porque justo como la existencia personal de cada uno en un cuerpo difiere de la de cualquier otro —es peculiarmente de hecho suya solamente— así también los estados después de la muerte difieren exactamente de acuerdo con la vida como fue vivida en un cuerpo. Algunos viven su vida con mucho de bueno y poco de malo; otros con mucho de malo y poco de bueno, cada uno produciendo su propia proporción de esto; es la proporción en cada caso la que determina el periodo entre las encarnaciones. Debemos recordar al considerar todo esto que el tiempo y el espacio no son los mismos subjetivamente como lo son para nosotros en cuerpos; nuestros días y noches, meses, años y duración de existencia física están gobernados por las revoluciones de nuestro planeta, pero en caso de remover tales concepciones del tiempo, las ideas de éste y del espacio difieren grandemente en el plano subjetivo del ser. Cuando estamos felices, el tiempo pasa sin notarlo, cuando estamos en desgracia, el tiempo transcurre lentamente; en ambos casos las horas de nuestro tiempo mortal pueden ser iguales, pero el sentido de la procesión de eventos ante nuestra conciencia hará que las horas parezcan rápidas o lentas, de acuerdo al estado en que estemos. Si somos capaces, mientras ocupamos cuerpos, de darnos cuenta de tal concepción del tiempo mientras que todo a nuestro alrededor nos está recordando el tiempo terrestre, deberíamos de ser capaces de comprender algo de un estado en donde tales indicadores están totalmente ausentes.

 

P. ¿Expresará una persona en su siguiente encarnación lo que ha asimilado?

R. Nadie puede expresar lo que no ha asimilado; esto es, haber hecho una base para la acción. Pero la pregunta debe ser alterada para que se lea "Individuo" en lugar de "Persona". La "personalidad" es en cualquier vida sólo un aspecto temporal y la acción de la Individualidad, y difiere en cada vida, en el medio ambiente y en los cambios que se han llevado a cabo en existencias anteriores —en carácter, disposición y entendimiento; estos pueden producir en la siguiente encarnación un cambio de relación social, capacidad mental, naturaleza del cuerpo, medio ambiente físico, e inclusive de sexo. La personalidad no reencarna; la Individualidad en cada renacimiento proyecta una personalidad nueva, las cualidades y tendencias de ésta son sustraídas de la suma total de todas las vidas pasadas —no solamente de la pasada. Toda la experiencia pasada está dentro y detrás de cada personalidad y puede ser alcanzada y realizada, sin embargo, puede permanecer entera o parcialmente latente, de acuerdo con una concepción más o menos intensiva de la personalidad como una cosa en sí misma y de la existencia física como la única realidad.

 

P. Si la vida y la experiencia física controlan los estados después de la muerte, entonces, ¿parecería que los planos superiores fueran controlados por la vida sobre el plano físico?

R. Podrían ser así controlados si los estados después de la muerte pudieran ser llamados "planos superiores", pero como los estados después de la muerte de Kama-Loka y Devachan son los efectos de la última vida vivida, y son ambos personales en experiencia, no pueden ser propiamente llamados planos superiores. Kama-Loka y Devachan representan respectivamente los estados subjetivos “inferior” y “superior” de la última vida vivida como una persona. Los planos superiores del ser pertenecen a la tríada de Atma-Buddhi-Manas, la verdadera Individualidad, la cual, como ser inmortal, posee todo el conocimiento obtenido a través de todas las experiencias anteriores.

 

P. En el caso de una nación que está comprometida en la guerra, alentando así a los instintos inferiores, ¿qué no atraería a la encarnación a egos inferiores?

R. En el caso particular de cada ego en un cuerpo, los resultados dependerán del motivo que lo impulsó a él a comprometerse en la guerra o en cualquier otra dirección. Una nación está compuesta de unidades individuales, la naturaleza de la acción en cualquier caso dado depende del motivo regente del individuo. Si los motivos de las unidades involucradas en la guerra eran de justicia y libertad, sin importar los actos necesarios usados en la guerra, entonces, cuando los objetivos fueran obtenidos y la paz reasumida, esas unidades seguirían siendo impulsadas de la misma naturaleza. La condición de guerra puede igualmente proveer mayores oportunidades para la acción correcta de autosacrificio, y para libertinaje egoísta y degradante; sea cual fuere depende de la naturaleza y elección de la unidad. Una nación no tiene existencia aparte de las unidades que la componen. Una paz egoísta, dará como resultado a mayores perversiones que cualquier número de guerras libradas con propósitos rectos; el egoísmo yace en la raíz de todo pecado, pena y sufrimiento.

 

P. La tendencia del Gita va en la dirección de la liberación del renacimiento. ¿No es el fin superior del Ser Humano tener una existencia recta y feliz en un cuerpo?

R. Esto implicaría que todo el curso de la evolución fuera hacia una existencia material, mientras que todos los hechos señalan en la dirección de que el Verdadero Ser Humano es en esencia Espiritual, y tiene acumulados en la inmensidad de su pasado vastos almacenes de conocimiento por medio de los cuales Él se ha puesto en contacto y trabajado con, lo que es generalmente llamado Materia, pero que en realidad es la inteligencia y encarnación de entidades de una clase mucho más inferior. Su objetivo no es el buscar y hacer permanente una encarnación física perfecta para Sí Mismo, sino que a través de su contacto y uso de estas vidas inferiores irles dando gradualmente el impulso hacia la autoconciencia, la cual por sí misma puede despertar a la acción la espiritualidad latente en todas estas inteligencias inferiores. La palabra Espiritualidad no significa una condición vaga e indefinida como muchos la consideran, sino "un conocimiento íntimo de la última esencia de todas las cosas en la Naturaleza", El Verdadero Ser Humano —la Tríada de Atma-Buddhi-Manas— ha, por lo tanto, descendido dentro de la "materia" —por así usar un término tan mal interpretado— con el objeto de ponerse en contacto, entenderla como la encarnación y expresión de las innumerables inteligencias de las cuales está compuesta, y para darles a estas vidas impulso y dirección hacia la autoconciencia. Que Él ha fracasado en llevar a cabo —como puede haberlo hecho— el propósito inicial de autosacrificio es debido a las ilusiones que pertenecen a la existencia sentiente, en la cual ha sido involucrado en establecer causas que inevitablemente bajo el karma lo mantienen fluctuando entre el Nacimiento, la Muerte, Kama Loka y Devachan en series continuadas. La liberación del renacimiento de la cual el Gita habla, se obtiene estableciendo causas nacidas del entendimiento de la verdadera naturaleza y misión del Ser Humano, y acción sobre la base de ese entendimiento mientras que está en un cuerpo. Una vez que rompe la cadena de causación inferior, es libre de elegir, y más aún, ha puesto en juego en todos los planos la suma total de su conocimiento. De ahí en adelante, Su campo es la totalidad de la Naturaleza, visible e invisible; Él entonces vivirá una existencia consciente en Espíritu, no en la Materia, y puede, mientas que está ocupando cuerpos de duración temporal, mantener y usar Su autoconciencia espiritual, conocimiento y poder sobre ese plano de existencia, sin detrimento u obstáculo. Tales son los resultados de la "liberación del renacimiento"; en lugar de pérdida, como muchos imaginan, significa ganancia inmensurable; la meta es digna de todo esfuerzo.

 

P. ¿Cómo podemos en nuestra ignorancia hacer tal esfuerzo?

R. Los Maestros de Sabiduría nos han proveído con los medios necesarios. La ignorancia es destruida sólo por el Conocimiento. La ignorancia está compuesta de concepciones falsas, y las acciones sobre la base de concepciones falsas sólo nos pueden dirigir a mayor ignorancia y a sus resultados en pecado, dolor y sufrimiento. La Filosofía Teosófica, como fue dada por Aquellos que la trajeron, debe ser aprendida, estudiada y aplicada en todas nuestras relaciones con nuestros compañeros los seres humanos, y esto debe ser hecho por cada uno de nosotros, nadie lo puede hacer por nosotros. Ello implica que nuestras predilecciones y prejuicios adquiridos por la adopción de perspectivas ordinarias de la vida deben ser desechadas, y que la base de pensamiento y acción que indica la Filosofía debe tomar su lugar. Los libros de Devoción tales como el Gita y La Voz debieran ser constantemente leídos y meditados, porque ellos tienden a despertar percepciones espirituales. Con los medios proveídos, y con un esfuerzo en actuar por como el Ser del todo, se abrirán canales dentro de nosotros mismos que nos dirigirán al conocimiento Interno. Como dijo el Maestro, "Toda la Naturaleza está ante ti; toma lo que puedas".

 

P. ¿Entonces los estados después de la muerte serían la construcción interna de tas experiencias ganadas?

R. Debe ser entendido que los estados después de la muerte de Kama-Loka y Devachan son completamente personales en su naturaleza. El despojamiento de los deseos y pasiones puramente terrestres es Kama-loka; la asimilación y el disfrutar de todo lo que fue mejor en la última vida que se vivió es la condición Devachanica. Ambos estados son Subjetivos, esto es, el ser en ambos estados está ocupado con sus propios pensamientos, deseos y sentimientos; él no está consciente de la presencia de otros seres, ni está en contacto con ellos. El mundo en donde vive está habitado por sus propias creaciones, las cuales son tan reales para él como lo fueron los seres físicos con los que convivió durante su existencia en un cuerpo físico. Habiendo tenido sus variadas experiencias en el mundo físico, abandona el cuerpo que le sirvió como medio de contacto con los seres físicos y vive en los deseos, sentimientos y pensamientos los cuales su contacto con el plano físico había engendrado. A la hora de la muerte —de la cual el ser no es consciente, siendo todavía su yo pensante consciente— los pensamientos que prevalecen son aquellos que surgieron de sus relaciones con otros en cuerpos y necesariamente relacionados a sus deseos —esto es Kama-Loka, el lugar o estado del Deseo. Como sus deseos puramente físicos no son reforzados o estimulados con el contacto con otros seres, gradualmente se mueren, y sus ideales superiores y atributos permanecen como la base para el estado Devachánico, un estado donde ningún pensamiento de pecado, dolor, sufrimiento o muerte puede entrar, o aún que tales cosas existan. En ambos estados él se siente a sí mismo en ser todavía la misma persona, obtiene su compensación en Devachan por los sufrimientos de la vida y asimila en ese estado lo mejor de la última vida que vivió, agregando el resultado a su naturaleza egoica interna. Entonces entra a un nuevo nacimiento basado en las causas no consumadas que fueron generadas durante las vidas previas.

 

P. ¿Qué se quiere decir por "causas no consumadas"?

R. Si —como fue demostrado— hemos vivido muchas vidas y hemos afectado de alguna manera a otros seres encarnados que requieren el ajuste por nuestra parte, y la coordinación de nuestras vidas hasta ahora no ha sido tal que nos haya puesto en contacto de manera que ese ajuste sea posible, estas causas no consumadas deben ser afrontadas como efectos en alguna vida, y ser ajustadas o reforzadas como causas posteriores. Podemos estar afrontando en esta vida los efectos de causas que pusimos en movimiento muchas vidas atrás, al igual que esas de causación más reciente. A medida que pensemos sobre los contactos con otros en esta vida presente, encontraremos algunos que fueron amistosos por un tiempo, y otros que fueron hostiles, pero ambos no son más ahora más que recuerdos, pues nuestras conexiones externas con aquellas personas han cesado. Estos amigos o enemigos nuestros todavía siguen estando afectados por lo que nosotros les hicimos, aunque los sentimientos que fueron engendrados no tienen forma de manifestación en el presente, no obstante permanecen como causas no consumadas en nuestra naturaleza y en las naturalezas de esos amigos o enemigos, cuyos efectos se experimentarán cuando nos encontremos otra vez en esta o en vidas futuras. El lapso del tiempo no cambia el poder o la naturaleza de la causa. Debemos por lo tanto hacer amigos para el futuro como aconsejó Jesús al decir: “Perdonad a vuestros enemigos; haced el bien a quienes os ultrajan y os persiguen”.

 

P. ¿Parecerá entonces que nosotros estamos atados a la vida de la tierra por una cadena de causas y efectos sin fin?

R. Así parece y es una "cadena sin fin" si persistimos en poner causas en movimiento que nos atan al renacimiento; pero esto no es necesario hacerlo y no lo haríamos, si conociéramos nuestra verdadera naturaleza. Es para indicar el camino hacia la libertad del renacimiento que la Teosofía nos fue dada, para librarnos de la horrible necesidad que la operación de la Ley del Karma en nosotros nos obliga a soportar.  El Gita dice “La liberación llega de la renunciación del interés personal en los frutos de nuestras acciones”. No es que nosotros deseemos escapar, sino que debemos pensar y actuar en tal forma para llevar a cabo los propósitos del Alma. Esto lo podemos hacer cuando conocemos y realizamos nuestra verdadera naturaleza y actuamos de acuerdo con ella, porque en ella yace el origen de todo poder y con ella la libertad de elección.


P. ¿Entonces, un Maestro que ocupó un cuerpo para el beneficio de la Humanidad, no tendrá que pasar a través de los estados Rama-Lókicos y Devachanicos después de la muerte del cuerpo?

R. No. Él podrá ocupar el cuerpo sin estar atado al mismo. Estará viviendo una existencia consciente en el Espíritu, mientras que sería "en todas las cosas igual a nosotros" por lo que concierne a las apariencias. Él conocería cómo balancear Causa y Efecto en todo lo que hizo, sin tener ataduras a ninguno de ellos y actuando solamente para el bien de todos. Operando a través de un cuerpo con completo conocimiento, Él no tendrá ilusiones y por lo tanto ningún estado personal subjetivo como Kama-Loka o Devachan, y al abandonar el cuerpo, seguirá existiendo en Su propia verdadera naturaleza tal como ha estado existiendo todo el tiempo. Como un antiguo dicho dice: "Él ama, y Él comprende", y sirve a la Humanidad lo mejor que puede.

 

P. ¿Al retornar al nacimiento, tiene el Ego que pasar a través de las mismas experiencias en KamaLoka por las cuales había pasado después de la muerte del cuerpo?

R. Él no pasa a través de las mismas experiencias porque éstas fueron de aquella vida personal, y en el renacimiento una nueva combinación de las vidas pasadas del Ego, consistiendo de causas que no fueron consumadas como el periodo en particular del renacimiento permite, construyen la nueva personalidad. El Ego, sin embargo, encuentra esperando a aquellas tendencias Kámicas las cuales él no superó; al mismo tiempo será reforzado por su asimilación Devachánica.

 

P. Un Ego que ha agotado sus experiencias Devachanicas y requirió el renacimiento pero al no encontrar nada que le conviniera a sus requerimientos se encontraría con un estado miserable, ¿no es así?

R. Debemos recordar la naturaleza del Ego, Él no es ninguna de sus personalidades; ellas constituyen el campo de sus experiencias terrestres. Cuando los mejores efectos de la última vida que vivió hayan sido agotados en Devachan y la suma de todos ellos agregada a todas las pasadas experiencias del Ego, ya sean grandes o pequeñas, todas las ilusiones personales habrán desaparecido. Él existe como Ego, y —para usar una frase— pasa revista al pasado y ve lo que debe seguir bajo Karma. Nuestras concepciones de tiempo no tienen efecto sobre el Ego; sólo las condiciones kármicas lo mueven; cuando éstas están listas él se sumerge en el renacimiento en esa raza, periodo y familia que le darán el requerido ambiente de acuerdo con su karma individual.

 

P. Lo asentado en las líneas al pie de la página 73, de que las divergencias de la herencia física son vastamente superiores a las características transmitidas, ¿indicarían que la herencia física no es una ley?

R. La herencia física es un proceso por medio del cual la Ley es consumada. Necesariamente existe una conexión kármica entre el ego que entra al nacimiento y los padres y la familia a los cuales él viene. Los padres proveen la incorporación con aquellas tendencias que son más apropiadas a los requerimientos del ego para esa vida. Hay Tres líneas de evolución, la Espiritual, la Manásica o Intelectual y la Física, y estas tres están entremezcladas y entrelazadas en todos los puntos.

 

P. ¿Puede uno decir que un alma está Progresando en cualquier encarnación?

R. Uno puede darse cuenta por sí mismo de su propia ignorancia y rápida o lentamente obtener verdadero conocimiento. Él puede darse cuenta de cuáles debían haber sido sus vidas pasadas por la naturaleza y fuerza de las dificultades que encuentra en la lucha. Es suficiente si ve la verdadera meta y sigue luchando siempre hacia ella, y sería bueno para él si no pensara nada de su propio progreso, sino en lo que puede hacer para ayudar a otros a progresar. “Vivir para beneficiar a la humanidad es el primer paso”.

 

P. En el capítulo se dice que la gente que ha vivido junta en otras encarnaciones reencarna junta. ¿Sería eso necesariamente continuo?

R. Debemos recordar que lo que nosotros llamamos ''gente" son Almas que hemos conocido en cuerpos anteriores, y en cuerpos nos hemos conectado kármicamente con ellos ya sea para el bien o para el mal. La conexión corpórea se produce por la conexión kármica mutua y por medio de elección sabia o tonta. La continuidad de tales relaciones depende de nuestros deseos, pero no podemos controlar los deseos de aquellos que no quieren lo que nosotros hacemos. Mientras que nosotros seguimos sosteniendo "gustos y disgustos" como nuestra base, nos encontraremos con aquellos que lo ocasionaron, mientras que éstos últimos, a su vez, pueden haber cambiado, de "gusto” o de “disgusto" o viceversa. Podemos "salir de entre ellos" al no permitir que nuestros gustos o disgustos nos gobiernen, siendo amistosos y serviciales con todos. "El hombre sabio busca aquello que es homogéneo con su propia naturaleza".

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Respuestas a preguntas sobre El Océano de la Teosofía (extractos de los capítulos VI y IX). Robert Crosbie. (Según traducción por estudiantes de la Logia Unida de Teósofos de la Ciudad de México -ed. The Theosophy Company, 1996-, con algunas alteraciones y con letra negrita añadida).