19 abril 2023

Parabrahm.

 


Lo “primero” no puede ser lo Absoluto, porque es una manifestación. Así pues, el Ocultismo oriental llama al Todo Abstracto la “Causa Una sin Causa”, la “Raíz sin Raíz”, y aplica el nombre PRIMERA CAUSA al Logos, en el sentido que Platón da a esta palabra”. D.S. Vol. I, pág. 14, nota al pie.

 

La Teosofía “nos brinda una teoría de la naturaleza y de la vida que se basa en el conocimiento adquirido por los Sabios”, y por lo tanto da respuesta y explica las grandes preguntas existenciales que el ser humano se ha planteado a lo largo de la historia.

Uno de estos interrogantes puede ser: ¿de dónde procede todo lo que existe?, ¿dónde está la raíz que da lugar a la vida y las formas que somos y nos rodean?

Para dar respuesta a lo anterior vamos a citar algunos extractos de La Doctrina Secreta, incluidos pasajes figurativos muy ilustrativos, si bien antes hemos de familiarizarnos con tres términos sánscritos:

Por un lado, “Parabrahm, que significa literalmente “superior a Brahmâ”. El supremo e infinito Brahma, lo “Absoluto”, la Realidad sin atributos y sin segundo. El principio universal, impersonal e innominado”.

Por otro lado, tenemos a “Brahma (neutro) y Brahmâ (masculino), el creador del Panteón indo. El primero, Brahma o Brahman, es el impersonal, supremo e incognoscible Principio del universo, de cuya esencia todo emana y a la cual todo vuelve, y que es incorpóreo, inmaterial, innato, eterno, sin principio ni fin. Es omnipresente, omnipenetrante, anima desde el dios más encumbrado hasta el más diminuto átomo mineral. Brahmâ, por otro lado, es el declarado Creador masculino; existe sólo periódicamente en su manifestación, y luego entra de nuevo en el pralaya, esto es, desaparece y es aniquilado”. (1)

Parabrahm equivale a Brahma: lo Absoluto; Brahmâ es la manifestación periódica, el Logos.

"Lo Finito no puede concebir lo Infinito".

El asunto que tratamos es altamente metafísico, siendo su asimilación compleja a nuestra forma de pensar; en La Doctrina Secreta se advierte de ello en varias ocasiones, y así se indica en la página 51 del volumen I: "El hombre, incapaz de formar un solo concepto, a no ser relativo a fenómenos empíricos, es impotente, a causa de la constitución misma de su ser, para levantar el velo que cubre la majestad de lo Absoluto. Sólo el Espíritu en libertad es capaz de comprender, aunque de un modo vago, la naturaleza de su propio origen, al cual debe volver eventualmente… Puesto que el más elevado Dhyan Chohan, después de todo, tiene que humillarse en su ignorancia ante el soberano misterio del Ser Absoluto".


En cualquier caso, si nos quedamos con la sola idea de su dificultad, nunca avanzaríamos en la comprensión de la Filosofía, siendo así que lo mejor es intentarlo. He aquí los dos primeros párrafos del Proemio del primer volumen de La Doctrina Secreta, Cosmogénesis

“La que escribe estas líneas tiene a la vista un Manuscrito Arcaico, una colección de hojas de palma impermeables a la acción del agua, del fuego y del aire, por un procedimiento específico desconocido. Hay en la primera página un disco de perfecta blancura, destacándose sobre un fondo de un negro intenso. En la página siguiente aparece el mismo disco, pero con un punto en el centro. El primero, como sabe el que se dedica a estos estudios, representa al Kosmos en la Eternidad, antes de volver a despertar la Energía aún en reposo, la emanación del Mundo en sistemas posteriores. El punto en el disco, hasta entonces inmaculado, Espacio y Eternidad en Pralaya, indica la aurora de la diferenciación. Es el punto en el Huevo Mundano, el germen interno de donde se desarrollará el Universo, el TODO, el Kosmos infinito y periódico; germen que es latente o activo, periódicamente y por turnos. El único círculo es la Unidad divina de donde todo procede y a donde todo vuelve: su circunferencia, símbolo o forzosamente limitado, por razón de la limitación de la mente humana, indica la PRESENCIA abstracta y siempre incognoscible, y su plano, el Alma Universal, aunque las dos son una. El ser blanca sólo la superficie del disco, y negro el fondo que lo rodea, muestra claramente que su plano es el único conocimiento, aunque todavía opaco y brumoso, que el hombre puede alcanzar. En este plano se originan las manifestaciones Manvantáricas; porque en esta ALMA es donde dormita durante el Pralaya el Pensamiento Divino, en el cual reposa oculto el plan de todas las Cosmogonías y Teogonías futuras.

Es la VIDA UNA eterna, invisible, aunque omnipresente; sin principio ni fin, aunque periódica en sus manifestaciones regulares, entre cuyos períodos reina el oscuro misterio del No-Ser; inconsciente y, sin embargo, Conciencia absoluta; incomprensible y, sin embargo, la única Realidad existente por sí misma; a la verdad, “un Caos para los sentidos, un Kosmos para la razón”. Su atributo único y absoluto, que es ELLO MISMO, Movimiento eterno e incesante, es llamado esotéricamente el “Gran Aliento”, que es el movimiento perpetuo del Universo, en el sentido de ESPACIO sin límites y siempre presente. Aquello que permanece inmóvil no puede ser Divino. Pero de hecho y en realidad, nada existe en absoluto inmóvil en el alma universal”.

El solo texto citado ya nos daría para meditar mucho sobre lo profundo de su significado, pero queremos añadir las explicaciones que continúan al respecto en las primeras páginas de la obra de HPB:

“Empleando una metáfora de los Libros Secretos, que explicará la idea de un modo más claro, una espiración de la “esencia desconocida” produce el mundo; y una inhalación es causa de que desaparezca. Este proceso ha tenido lugar de toda eternidad, y nuestro Universo presente es solamente uno de la serie infinita que no ha tenido principio ni tendrá fin”.

Parabrahm no es “Dios” porque no es un Dios. “Es lo supremo y lo no supremo (paravara)”, explica Mandukya Upanishad (2.28). Es lo “Supremo” como CAUSA, y no supremo como efecto. Parabrahm es simplemente, como “Realidad sin par”, el Kosmos que todo lo abarca –o más bien el Espacio Cósmico infinito– en el sentido espiritual más elevado, por supuesto. Siendo Brahma (neutro) la Raíz suprema inmutable, pura, libre, que jamás declina, “la verdadera Existencia UNA, Paramarthika”, y el absoluto Chit y Chaitanya (inteligencia, conciencia), no puede ser un conocedor, “porque AQUELLO no puede tener sujeto de conocimiento”. ¿Puede llamarse a la llama la esencia del Fuego?

Parabrahm es, en resumen, la agregación colectiva del Kosmos en su infinidad, y eternidad, el “AQUELLO” y el “ESTO” a quien no pueden aplicarse agregados distributivos.

Por lo tanto, cuando los Panteístas se hacen eco de los Upanishads, que declaran, lo mismo que la Doctrina Secreta, que “esto” no puede crear, no niegan la existencia de un Creador, o más bien de un conjunto colectivo de creadores; lo que hacen únicamente es rehusar, con mucha lógica, el atribuir la “creación”, y especialmente la formación, cosas que son finitas, a un Principio Infinito.

 

… siendo Parabrahm el “TODO Supremo”, el siempre invisible espíritu y Alma de la Naturaleza, inmutable y eterna, no puede tener atributos; pues lo Absoluto excluye naturalmente la posibilidad de conexión con una idea cualquiera finita o condicionada.

Para los sentidos y percepciones de los “Seres" finitos, AQUELLO es No-“ser”, en el sentido de que es la SEIDAD una; porque en este TODO yace oculta su coeterna y coeva emanación o radiación inherente, la cual, al convertirse periódicamente en Brahmâ (la Potencia masculino-femenina), se extiende en el Universo manifestado. Narayana moviéndose sobre las aguas (abstractas) del Espacio”, se transforma en las Aguas de substancia concreta, movidas por él, que viene a ser ahora el VERBO o LOGOS manifestado”.

La idea acerca de esta Realidad Absoluta anterior a todo Ser manifestado y condicionado es una de las tres proposiciones fundamentales que establece la Doctrina Secreta:

“Un PRINCIPIO Omnipresente, Eterno, Sin Límites e Inmutable, sobre el cual toda especulación es imposible, porque trasciende el poder de la concepción humana, y sólo podría ser empequeñecido por cualquiera expresión o comparación de la humana inteligencia. Está fuera del alcance del pensamiento, y según las palabras del Mandukya es “inconcebible e inefable”.

Para que la generalidad de los lectores perciba más claramente estas ideas, debe comenzar con el postulado de que hay una Realidad Absoluta anterior a todo Ser manifestado y condicionado. Esta Causa Infinita y Eterna (obscuramente formulada en lo “Inconsciente” y en lo “Incognoscible” de la filosofía europea corriente), es la raíz sin raíz de “todo cuanto fue, es o ha de ser”. Hállase, claro está, desprovista de toda clase de atributos, y permanece esencialmente sin ninguna relación con el Ser manifestado y finito. Es la “Seidad” más bien que Ser (Sat en sánscrito), y está fuera del alcance de todo pensamiento o especulación.

Esta “Seidad” se simboliza en la Doctrina Secreta bajo dos aspectos. Por una parte, el Espacio abstracto absoluto, que representa la mera subjetividad, lo único que ninguna mente humana puede excluir de concepto alguno, ni concebir en sí mismo. Por otra parte, el Movimiento Abstracto absoluto, que representa la Conciencia Incondicionada. Los mismos pensadores occidentales han hecho ver que la Conciencia es inconcebible para nosotros sin el cambio, y lo que mejor simboliza el cambio es el movimiento, su característica esencial. Este último aspecto de la Realidad Una se simboliza también por el término “El Gran Aliento”, símbolo suficientemente gráfico para necesitar más explicación. Así pues, el primer axioma fundamental de la Doctrina Secreta es esta SEIDAD metafísica UNA y ABSOLUTA, simbolizada por la inteligencia finita en la Trinidad teológica.

Parabrahm (la Realidad Una, lo Absoluto), es el campo de la Conciencia Absoluta; esto es, aquella Esencia que está fuera de toda relación con la existencia condicionada, y de la cual la existencia consciente es un símbolo condicionado. Pero en cuanto salimos en nuestro pensamiento de esta, para nosotros, Absoluta Negación, surge el dualismo en el contraste de Espíritu (o Conciencia) y Materia, Sujeto y Objeto. El Espíritu (o Conciencia) y la Materia, sin embargo, deben ser considerados no como realidades independientes, sino como los dos símbolos o aspectos de lo Absoluto (Parabrahm), que constituyen la base del Ser condicionado, ya sea subjetivo, ya objetivo” (2).

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(1) Términos extraídos del Glosario Teosófico, por H.P.B, 1892.

(2) La Doctrina Secreta, Volumen I, por H. P. Blavatsky, pág. 1-15, ed. original.