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15 mayo 2025

Algunas notas sobre la Mónada, Jiva y Prana

Imagen de la web theosophy.wiki.

Exponía H. P. Blavatsky en La Doctrina Secreta, volumen I (pág. 247) en relación a la Mónada o Jiva, que “per se, no puede ser llamada ni siquiera espíritu; es un rayo de luz, un soplo de lo ABSOLUTO, o más bien de la Absolutidad; y no teniendo la Homogeneidad Absoluta relación ninguna con lo finito, condicionado y relativo, es inconsciente en nuestro plano. Por lo tanto, además del material que necesita para su futura forma humana, requiere la mónada (a) un modelo espiritual o prototipo, para que aquel material pueda asumir su hechura; y (b) una conciencia inteligente para guiar su evolución y su progreso; ninguna de cuyas cosas poseen ni la mónada homogénea ni la materia viviente, aunque privada de sentido”. Encontramos en la misma obra muchas más referencias y explicaciones acerca de la mónada, así como otros términos como prana, y jiva, palabras que se utilizan con significados diferentes según el contexto en que se empleen o de acuerdo a la escuela filosófica de la que se esté haciendo eco. Resulta en ocasiones difícil saber dilucidar con qué significado se están usando estas palabras en los textos de la Teosofía original, al mismo tiempo que es necesario conocer sus diferencias y matices para poder avanzar en la comprensión de la filosofía.

A continuación, se exponen algunas de las preguntas formuladas y respuestas ofrecidas por la propia H. P. Blavastky sobre los términos mencionados (1), que entendemos que pueden ayudar a una mejor comprensión de los mismos:

 

“Madame Blavatsky: Prana es simplemente la vida física; eso en el cual se encuentran los animales, los seres humanos, todos los reinos animales y vegetales; pero Jiva sólo puede aplicarse al principio uno universal, es decir: el incognoscible Parabrahm. Prana es el término sánscrito para expresar el principio vital. No hay “Pranas”, pues no es posible emplearlo en el plural. La Vida es indivisible; más a veces se usa como sinónimo de Jiva, cuando ésta se aplica a la vida una o a la esencia universal viviente; otro término para el principio incognoscible, sin embargo automanifestante y evidente, la primera emanación o eso que comúnmente se le llama el primer Logos, no el segundo, la manifestación del uno universal.

Madame Blavatsky: Existe una gran diferencia entre la Mónada como unidad, véase un átomo y una Mónada que es inteligente. Esta que refleja el universo entero, es la Mónada de Leibnitz. La Mónada como parte unitaria (átomo), está en el plano de la manifestación y de la materia burda, y la otra en el de la espiritualidad. Los dos planos son muy distintos. Considera los dos: en un extremo está el espíritu puro y en el otro, la materia burda. Por lo tanto, no puedes mezclar el asunto. Debes ver siempre en que sentido se emplea el término. Una es lo incognoscible y la otra, es lo que acabo de decir. Este es un error que se comete con frecuencia.

Señor Old: La primera pregunta de esta noche es: Jiva a veces se usa como sinónimo de Prana o simplemente “vida”, pero parece emplearse, en el plural, como sinónimo de las Mónadas y, en algún otro sentido, en el Comentario de esta Sloka y las sucesivas. Por favor, aclare más el significado de esta palabra “Jiva” según se usa en La Doctrina Secreta.

Madame Blavatsky: He dicho muchas veces que existen seis escuelas de filosofía en la India; cada cual tiene sus términos, usándolos, a veces, con un significado diferente. Lo que un vedantino de la secta Visishtadvaita define “Jiva”, los de la escuela Advaita, también pertenecientes al Vedanta, dirán que ésta es una gran herejía porque ellos llaman a “Jiva” “Uno”, lo cual no puede ser plural. Esto implica que es Parabrahman; es el principio universal único, por lo tanto, es muy difícil saber cual definición emplear; pues, debes saber a la luz de cual filosofía lo estás usando, de otra manera, habrá siempre confusión. En nuestra escuela, en la escuela esotérica: “Jiva” es, realmente, el ego encarnante, el quinto principio.

Señor Kingsland: Con frecuencia, Jiva en el plural se usa para indicar las Mónadas.

Madame Blavatsky: No, no puedes usar Mónada, pues: la Mónada es una cosa y Jiva, otra. Si consideras Atma-Buddhi-Manas será otra cosa; pero si las usas haciendo una distinción, es imposible decir eso, porque la Mónada es Atma. ¿Qué es la Mónada?

Madame Blavatsky: Mónada procede del griego y significa: “Uno”, la unidad, cualquiera que ésta sea. Si la llamamos Mónada es simplemente porque está con Buddhi y, en verdad, aquel Atman no es una unidad, sino el principio universal uno, un simple rayo. Eso que usa a Buddhi como vehículo es el rayo de aquel principio universal; por lo tanto, en realidad, Buddhi es la Mónada, la unidad una.

Señor Kingsland: La Mónada se usa para referirse a la Mónada en las formas de vida inferiores.

Madame Blavatsky: Eso es algo diferente. Leibniz la usa de forma muy distinta.

Señor Kingsland: ¿No se emplea, allí, con el mismo significado que en La Doctrina Secreta?

Madame Blavatsky: La Mónada es eso que encarnó en el Chhaya, en la imagen, en la primera imagen proyectada por los Pitris lunares; pero es perfectamente irracional por faltar el anillo consolidante: Manas, que viene después. La Mónada entra en la primera Raza y Manas en la tercera; así pueden ver la diferencia.

Madame Blavatsky: Les dije que las “Mónadas Imperecederas” no son, para nada, lo que ustedes piensan que son. Es lo que ya les comenté: las “Jivas Imperecederas” son las individualidades encarnantes y no las personalidades y no son las Mónadas. Las Mónadas se apropian, inmediatamente, de las imágenes astrales, los Chhayas de los pitris lunares. Las Jivas o Manasaputras, sólo al final de la tercera raza. Con el niño sucede lo que ocurrió con la primera raza. Se dice que las Mónadas: Atma-Buddhi, se encarnaron plenamente sólo al desarrollarse la conciencia plena en la humanidad infante: la tercera raza; lo mismo sucede con el niño unidad o el hombre. Consideren siempre la analogía, pues allí encontrarán, invariablemente, la clave de la explicación oculta. Lo que ocurre, a partir de la primera raza hasta la tercera, se repite, paso a paso, en el niño, el cual es el microcosmo del macrocosmo. La evolución total del universo se encuentra en la del feto y del niño, siendo, éste, un hecho consabido con el cual los Ocultistas deberían estar más o menos familiarizados.

Señor Old: Entonces, usted dice que la Mónada no se encarna.

Madame Blavatsky: La Mónada encarna, la Mónada, por decirlo así, de una sombra. No está unida a esta sombra porque el Chhaya o esta imagen, la forma astral, no está consciente de la presencia de la Mónada, porque, en este Chhaya, no hay elemento Manásico alguno que pueda apreciar o estar consciente de esa Mónada. Por lo tanto, es como si no la tuviera. Lo mismo sucede con el niño.

Señor Old: es meramente el vehículo de la vida individual.

Madame Blavatsky: Nada más. Pero cuando Manas o la mente viene, entonces tenemos la unión de todos los principios, los cuales aparecen alrededor de los 7 u 8 años de edad, cuando el niño se hace consciente.

Madame Blavatsky: Te voy a decir todo lo que está escrito aquí. La Mónada ilumina al feto sólo en el séptimo mes, entrando completamente en el niño cuando haya alcanzado la conciencia. Podríamos decir que la entidad Devachánica envuelve a la nueva entidad, iluminándola, pero su proceso de asimilación comienza sólo después del primer rayo de la conciencia, en el séptimo u octavo mes. Por lo tanto, la Mónada no entra en el feto, lo ilumina, está allí, la ley Kármica la conduce ahí, pero no puede entrar inmediatamente. Es un contrasentido decir que el niño tiene un alma y es un ser humano antes de nacer.

Señor Old: Existe tanto el logos individual como el universal.

Madame Blavatsky: Para nada. Cuando hablamos de Atma y Buddhi no se puede decir que tengan algo que ver con un hombre, excepto que él está inmerso en ellos. Mientras viva, estos dos lo iluminan, sin embargo, no son la propiedad de nadie".

 

(1) Texto extraído de la obra Diálogos de la Logia Blavatsky sobre las estancias de Dzyan. Londres, 1890 (relatos estenográficos de las reuniones en la Logia Blavatsky de Londres, en las que la misma H.P.B. iba contestando a las preguntas sobre La Doctrina Secreta).

05 enero 2021

No existe ninguna materia “muerta” o inorgánica.

Para la persona que no esté familiarizada con la filosofía esotérica que han difundido los grandes Maestros a lo largo de la historia (aunque de forma velada en la mayoría de los casos), la idea que ahora se expone resultará muy chocante o incluso mera fantasía, y es que la Teosofía afirma que “toda cosa vive y es consciente“. Es decir, mientras que la ciencia actual efectúa normalmente la clasificación entre materia orgánica e inorgánica (“materia muerta”), la Teosofía manifiesta que no existe esto último, siendo así que cada átomo está formado por partículas mucho más pequeñas que son Vidas en sí mismas y que poseen su particular grado de consciencia. Por lo tanto, lo que usualmente calificamos como materia inorgánica es un sinsentido para el ocultista, que dirá que los átomos que la componen no están faltos de Vida, sino que ésta está inactiva o latente. 

Nuestro cuerpo, vehículo para tener percepción sobre este plano físico, está, por lo tanto, formado por un número de Vidas infinitesimales (más allá de la célula). 

Evidentemente, esta concepción que defiende que TODO ES VIDA se aleja mucho de la visión materialista imperante y no será aceptada por la mayoría de las personas, ya que no viene avalada por la ciencia actual, si bien no debemos olvidar que la ciencia ordinaria va cambiando sus proposiciones con el tiempo, mientras que la verdadera ciencia esotérica (no confundir con teorías pseudocientíficas ni con la “pseudoteosofía”) es una e inmutable. Blavatsky advirtió al respecto que “la Ciencia tiene tan sólo una clave (la clave de la materia) para abrir los misterios de la Naturaleza, mientras que la Filosofía Oculta posee siete claves, y explica lo que la Ciencia no logra ver”. 

A continuación se exponen una serie de citas de H. P. Blavatsky, W. Q. Judge (1) y Robert Crosbie (2) que dan explicaciones sobre el tema:

De La Doctrina Secreta, volumen I de Helena P. Blavatsky

“Enseña la filosofía esotérica que toda cosa vive y es consciente; pero no que toda vida y conciencia sean similares a las de los seres humanos ni aún a las de los animales. Nosotros consideramos la vida como la única forma de existencia, manifestándose en lo que llamamos Materia; o en el hombre en lo que llamamos, haciendo una separación incorrecta, Espíritu, Alma y Materia. La Materia es el Vehículo para la manifestación del Alma en este plano de existencia, y el Alma es el Vehículo en un plano más elevado para la manifestación del Espíritu; y estos tres son una Trinidad sintetizada por la Vida, que los compenetra. 

(...) 

Muy difícil parece que sea posible a la Ciencia engañarse por mucho más tiempo por el mero uso de términos tales como “fuerza” y “energía”, respecto del hecho de que las cosas animadas son vivientes, ya sean átomos o planetas. 

Cada una de las cosas en el Universo, al través de todos sus reinos, es consciente; esto es, se halla dotada de una conciencia de su especie propia y en su propio plano de percepción. Debemos tener presente que sólo porque nosotros no percibamos señal alguna de conciencia en las piedras, por ejemplo, no por eso tenemos derecho para decir que ninguna conciencia existe allí. No existe semejante cosa como materia “muerta” o “ciega”, como tampoco existe ninguna Ley “ciega” o “inconsciente”. Tales ideas no encuentran lugar alguno entre los conceptos de la Filosofía Oculta. 

(...) 

Por lo tanto, sostienen los esoteristas que no existe en la Naturaleza ninguna materia “muerta” o inorgánica, siendo la distinción que entre las dos ha establecido la Ciencia, tan infundada como arbitraria y desprovista de razón. 

(...) 

Ya se ha dicho antes que el Ocultismo no acepta nada inorgánico en el Kosmos. La expresión “substancia inorgánica” empleada por la Ciencia significa simplemente que la vida latente, durmiendo en las moléculas de la llamada “materia inerte” es incognoscible. TODO ES VIDA, y cada átomo, aunque sea de polvo mineral, es una VIDA, si bien se halla fuera de nuestra comprensión y percepción, puesto que está fuera del límite de las leyes conocidas por quienes desechan el Ocultismo. 

(...) 

Pero la doctrina oculta es mucho más explícita. Ella dice: No solamente los constituyentes químicos son los mismos, sino que las mismas Vidas invisibles infinitesimales forman los átomos de los cuerpos de la montaña y de la margarita, del hombre y de la hormiga, del elefante y del árbol que le resguarda del sol. Toda partícula (ya la llamen orgánica o inorgánica) es una Vida. Todo átomo y molécula en el Universo es a la par dador de vida y dador de muerte para las formas, por cuanto construye por agregación universos, y los efímeros vehículos dispuestos para recibir el alma que transmigra; así como del mismo modo destruye y cambia eternamente las formas, y expele las almas de sus mansiones temporales. Crea y mata; genera y destruye por sí; trae a la existencia, y aniquila, a ese misterio de los misterios, el cuerpo viviente del hombre, animal o planta, a cada segundo en el tiempo y en el espacio; genera igualmente la vida y la muerte, la belleza y la fealdad, el bien y el mal, y aun las sensaciones agradables y desagradables, las benéficas y las maléficas. Es esa VIDA misteriosa, representada colectivamente por millones innumerables de Vidas, la que sigue, en su camino propio y esporádico, la ley del atavismo hasta el presente incomprensible; la que copia parecidos de familia, como asimismo los que encuentra impresos en el aura de los generadores de cada ser humano futuro; un misterio, en resumen, al cual se concederá mayor atención en otra parte. 

(...) 

que todo esto es debido a esos invisibles “Creadores” y “Destructores” llamados microbios de un modo tan vago y general. Pudiera suponerse que estas Vidas Ígneas y los microbios de la ciencia son idénticos. Esto no es verdad. Las Vidas Ígneas constituyen la séptima y más elevada subdivisión del plano de la materia, y corresponden en el individuo a la Vida Una del Universo, si bien únicamente en aquel plano de materia. Los microbios de la Ciencia son la subdivisión primera y más inferior en el segundo plano, el del Prâna material o Vida. El cuerpo físico del hombre sufre un completo cambio de estructura cada siete años, y su destrucción y conservación son debidas a las funciones alternadas de las Vidas Ígneas, como Destructores y Constructores”. 


De El océano de la Teosofía, de William Q. Judge

El cuerpo se asemeja a nuestra madre Tierra, en que está formado por un número de “vidas” infinitesimales. Cada una de estas vidas es un punto de sensibilidad. No hay allí tan sólo microbios, bacilos y bacterias, sino que éstas están compuestas de otras vidas y ésas de otras aún más diminutas. Estas vidas no son las células del cuerpo, sino que forman dichas células, manteniéndose siempre dentro de los límites asignados a la célula por la evolución. Estas vidas están siempre en rotación y moviéndose conjuntamente por todo el cuerpo, encontrándose tanto en espacios aparentemente vacíos, como también en donde se ve carne, membranas, huesos y sangre. Se extienden igualmente hasta una distancia determinada, más allá de los límites exteriores actuales del cuerpo. 

Uno de los misterios de la vida física yace oculto entre esas “vidas”. Su acción, impelida por la Energía Vital —denominada Prāṇa o Jīva— explicará la existencia activa y la muerte física. 

Esas vidas están divididas en dos clases: una, los destructores, la otra, los preservadores, y estas dos luchan entre sí desde el nacimiento hasta el triunfo de los destructores. En esta lucha la Energía Vital misma pone fin al conflicto, porque la vida es la que mata". 


De Respuestas a preguntas sobre El Océano de la Teosofía, de Robert Crosbie: 

“R. Lo que llamamos "Materia" está compuesta de las formas de innumerables clases de seres, cada uno de ellos consciente en su propio grado; los cuales percibimos sólo parcialmente con nuestros cinco sentidos limitados. La materia es lo que nosotros somos capaces de percibir. A medida que nos elevamos más en la escala de percepción, eso que ahora es invisible para nosotros, llegará a ser objetivo y será también "materia". El verdadero Hombre es el Perceptor. 

(...) 

P. ¿Qué se quiere decir mediante la frase los “límites privativos de una célula"? 

R. No hay una célula física, que exista como algo separado; nuestros cuerpos son entidades, pero están hechos de entidades más pequeñas. Cada centro de toda entidad, tiene su propio radio de acción, que ocasiona una rotación o vórtice a su alrededor; son las vidas atraídas dentro de este vórtice radial lo que constituye la "célula"; la atracción central las atrae hacia adentro y las sostiene a sus respectivas distancias por decirlo así; es esta balanza entre la atracción y la repulsión lo que constituye los límites privativos. 

P. ¿Quiere explicarnos el significado de la frase "el Superior mira a través de los ojos del inferior”? 

R. Toda célula en el cuerpo tiene su propia vida y poderes o campo de percepción, y las células se difieren una de la otra en este aspecto. Es a través de las muchas clases de vidas en nuestros cuerpos que tenemos contacto y percepción sobre el plano físico; de aquí se puede decir que nosotros vemos a través de los ojos del más inferior. Lo mismo es también verdadero con los seres superiores a nosotros. Nuestro contacto como "perceptores" con cualquier plano de substancia es solamente posible por medio de un instrumento formado de las "vidas" de ese plano. Cada una de tales vidas es un punto sensitivo, y refleja el plano a que pertenece hasta cierto grado. Un número suficiente de estas vidas atraídas juntas en un plano en particular nos dará una incorporación de “puntos sensitivos" capaces de reflejar todas las cosas en ese plano; así es que en cualquier plano, “el superior ve a través de los ojos del inferior". "El Superior” y “el inferior” aquí significan las diferencias en campo de percepción, comprensión, sabiduría y poder”.

(Letras negritas añadidas).



(1) "William Q. Judge, fue uno de los fundadores originales del Movimiento Teosófico y de la Sociedad Teosófica, pues fue él quien, en su primera reunión de organización, abrió la sesión proponiendo al Coronel Olcott como Presidente permanente. En seguida, H. P. Blavatsky, en su primera carta a los teósofos americanos, lo definió como “Hermano y Co-Fundador de la Sociedad Teosófica.” Él desempeñó el cargo de Vice Presidente de la Sociedad y fungió también como Secretario General de la Sección Americana, manteniendo estas dos funciones hasta 1895, cuando la Sección Americana se volvió autónoma, asumiendo el nombre de “Sociedad Teosófica en América,” cuyo Presidente permanente era Judge. 

Aunque Judge era un incansable organizador de talento, su posición oficial significa muy poco en comparación con sus logros como trabajador por la teosofía y escritor teosófico. Desde su primer encuentro con H.P.B., él fue su amigo, discípulo, colega y fiel defensor, y ella dijo que Judge había sido “parte de sí por numerosos períodos de tiempo.”. H.P.B., hablando de la Sociedad, llamó a Judge “el corazón y alma de aquel conjunto en América,” declarando que, si él dimitiera, “H.P.B. sería virtualmente muerta por los americanos”. 

Extracto del Prefacio de la recopilación de artículos de Judge “Conversaciones sobre el ocultismo” ( https://www.teosofiauniversal.com/wp-content/uploads/CONVERSACIONES-SOBRE-EL-OCULTISMO-I.pdf ).

(2) Para saber más acerca de Robert Crosbie, nos remitimos al artículo del blog “Desafiando al Kali Yuga” denominado “Robert Crosbie, el hombre que rescató la Teosofía” ( Desafiando al Kali-Yuga: Robert Crosbie: el hombre que rescató la Teosofía (sabiduria-atemporal.blogspot.com) ).