11 marzo 2022

¿Qué sucede tras la muerte?


En esta compilación de citas de varios trabajos teosóficos nos centraremos en lo que ocurre tras la muerte del cuerpo físico (en la entrada “Reencarnación” se recogen éstas y otras cuestiones sobre nuestro continuo peregrinaje).

“Al considerar este tema debemos, ante todo, cuidar de comprender que los siete Principios en el hombre no son varias entidades, o substancias, que pueden ser separadas y ser consideradas cada una como una individualidad distinta, con características definidas peculiares a ellas mismas. En sánscrito los diferentes Principios son denominados Upadhis, es decir, las envolturas o bases de los diferentes estados de existencia de la Vida Una. (1)

Recordemos, para una mejor comprensión de lo que se expone, la composición septenaria del ser humano, siendo nuestras siete “envolturas” o “bases” las siguientes:

7.     Âtman o Atma: Espíritu Puro y Eterno,
6.     Buddhi (vehículo de Âtman),
5.     Manas (mente o alma humana que va reencarnando), también denominado en Teosofía “Ego”, en el sentido de “Yo”, la individual interna o yo individual),
4.     Kama, el cuerpo de los deseos y pasiones, también denominada “alma animal”,
3.     Prana, principio vital o energía que da vida al cuerpo físico, a través del
2.     El cuerpo astral y, por último,
1.     El cuerpo físico.

“El asiento de la conciencia que da nacimiento a la sensación de individualidad y el sentido de “Yo soy yo” se haya en el quinto Principio. Si no hubiera quinto Principio, es decir, si no hubiera conciencia de individualidad, todos los otros estados de existencia serían inexistentes, porque sin un ego perceptor no podría haber ni percepción ni ningún objeto de percepción”. (1)


¿Qué ocurre al momento de morir?

“En el momento solemne de la muerte, todo ser humano, aun cuando la muerte es repentina, ve desfilar toda su vida en los detalles más diminutos. Por un breve lapso, el ego personal se vuelve uno con el Ego individual omnisciente. Este instante es suficiente para mostrarle la cadena completa de causas que han estado trabajando durante su vida. Ve y se entiende a sí mismo como es, despojado del elogio y de sus ilusiones. Lee su vida como si fuera un espectador que mira en la arena que está abandonando. Siente y sabe la justicia de todo sufrimiento que ha experimentado.” (2)

“… al final de la vida, cuando los ojos se cierran y aquellos que nos rodean declaran que hemos fallecido, cada pensamiento y cada circunstancia de la vida cruza relampagueante, pero de manera vívida dentro y a través de la mente”. (3)

“Sin embargo, desde su última pulsación, entre el último latido de su corazón y el momento en que la última chispa de calor animal abandona el cuerpo - el cerebro piensa y el Ego revive de nuevo en esos breves segundos su vida entera. Hablad en voz baja vosotros, los que os encontráis junto al lecho de un moribundo y os halláis en la solemne presencia de la Muerte. Especialmente debéis guardar silencio en el momento siguiente en que la muerte ha colocado su fría mano sobre el cuerpo. Hablad en susurros, os digo; de lo contrario, perturbáis las tranquilas ondas del pensamiento y obstaculizáis el afanoso trabajo del Pasado derramando su imagen sobre el Velo del Futuro” (escrito por un Maestro).


Estados tras la muerte: Kama-Loka y Dewachen (o Devachán).

“En orden cronológico, primero nos dirigimos al kama loka —o la esfera del deseo— por la defunción del cuerpo, y entonces los principios superiores, o sea el verdadero hombre, entran en estado de Dewachen.

(…) Primero: El cuerpo visible que con todos sus elementos es abandonado para su completa disgregación en el plano terrestre, en donde todos los rudimentos de que el mismo se compone con el tiempo se dispersan entre las diferentes divisiones físicas de la naturaleza.

Segundo: El kama rupa, que se compone del cuerpo astral y de las pasiones y deseos, que de inmediato también comienzan a disgregarse sobre el plano astral.

Tercero: El hombre verdadero, la suprema tríada Atma-Buddhi-Manas, inmortal, ahora fuera de las condiciones terrestres y carente de cuerpo físico, comienza su función en Dewachen sólo como una mente cubierta con una vestidura muy etérea, la cual él descartará cuando le llegue la hora del retorno hacia la esfera terrestre.” (3)

“El kama loka, o la sede de los deseos, es la región astral que penetra y circunda la Tierra. Como sitio, kama loka se encuentra en, sobre, y alrededor de la Tierra y su extensión alcanza a una distancia definida sobre la Tierra, pero las leyes ordinarias que aquí prevalecen no rigen allí, y las entidades que allí dentro residen, no están sujetas a las mismas condiciones que nosotros con respecto al espacio y al tiempo. Como un estado o condición, es metafísico, aunque lo metafísico, en este sentido, es relativo al plano astral. Se le ha llamado el plano del deseo porque se relaciona con el cuarto principio [kama, deseos y pasiones], y en él la fuerza predominante es la del deseo exento y separado de la inteligencia. Kama loka es una esfera astral intermedia entre la vida terrestre y la celeste. Sin duda alguna, este es el origen de la doctrina cristiana del purgatorio (…).

El hecho real tras de esta superstición, es que el alma puede ser retenida en kama loka por la enorme fuerza de algún deseo aún no satisfecho y por lo que no puede liberarse de la vestidura astral y kámica, hasta que tal deseo no haya sido satisfecho por algún otro ser sobre la Tierra o por el alma misma. Pero si la persona era de pensamientos puros y elevados y de nobles aspiraciones, la separación de los principios en ese plano se completa con rapidez, permitiendo de esta manera que la tríada superior entre al plano de Dewachen.

(…) La vida humana es muy variada en lo que toca al carácter y a otras potencialidades, y por cada una de estas características se provee el lugar apropiado después de la muerte, convirtiéndose de esta manera kama loka en una esfera infinitamente variada.

(…) El hombre astral en el plano de kama loka es simplemente un cascarón sin alma y sin mente, sin conciencia, así como también incapaz de actuar, a no ser que sea vivificado por fuerzas o poderes fuera de este. Tiene lo que aparenta ser una conciencia animal o automática debida enteramente a la muy reciente asociación con el Ego humano”. (3)

“Hemos llegado ahora a la esfera del dewachen. Después de un cierto tiempo en kama loka, el ser cae dentro de un estado de inconsciencia, el cual antecede a la transición hacia el próximo estado”. (3)

“Después de la muerte, las cualidades mejores, más nobles y más puras de Manas o el alma humana, ascienden, junto a la Mónada divina, en Devachan, del cual nadie emerge o retorna, excepto en el momento de la reencarnación”. (4)

“Entonces todo parece al ser tan real como nos parece este mundo. Simplemente el Ego tiene ahora la oportunidad de erigir para sí su propio mundo, sin ser obstaculizado por las vallas de la vida material. Su estado puede ser comparado al del poeta o del artista que, ensimismado en el éxtasis de su composición, o en el arreglo de colores, permanece insensible al transcurso del tiempo o a las cosas del mundo.

(…) Los seres desesperadamente materialistas permanecerán en la esfera dewachánica en un estado de letargo o sueño, podríamos decir, porque carecen de fuerzas apropiadas y que correspondan a ese estado dewachánico, excepto de una forma muy vaga, y para tales seres puede decirse que no existe estado después de la muerte en cuanto a la mente concierne”. (3)

“En efecto: después de la muerte, el binomio inmortalidad y conciencia se convierte, para la personalidad terrenal del ser humano, simplemente en atributos condicionados, dependiendo enteramente de las condiciones y las creencias creadas por el alma humana misma durante la vida de su cuerpo. El Karma actúa incesantemente: en nuestra vida de ultratumba cosechamos sólo los frutos de lo que hemos sembrado en ésta”. (2)

“¿y qué pasa con esos seres que dejamos atrás?, ¿los veremos allí? No los vemos allí de hecho, pero conscientemente nos hacemos sus imágenes tan plenas, completas y objetivas como en la vida terrestre, y desprovistas de todo lo que entonces juzgamos como imperfección. Vivimos entre ellos y los vemos crecer nobles y buenos en vez de mezquinos o malos.

(…) Pero las entidades en dewachen no están enteramente desprovistas de poder para ayudar a los que quedaron sobre la Tierra. El amor, maestro de la vida, si es verdadero, puro y profundo, inducirá al bienaventurado Ego en dewachen a influir benéficamente sobre aquellos que quedaron en la Tierra, no sólo en la parte moral, sino también en la de circunstancia material. Esto es posible bajo una ley del universo oculto que no puede ser explicada ahora con provecho, pero el asunto puede mencionarse”. (3)

“En Dewachen estamos con los seres que hemos perdido en la forma material y estamos más cerca de ellos ahora que cuando estaban vivos. Y esto no tan sólo en la fantasía de la entidad en Dewachen, como alguno podría imaginarse, sino en realidad. El amor puro y divino no sólo es la flor del corazón humano, sino que tiene sus raíces en la eternidad”. (2)

“La última pregunta por considerar es si a nosotros nos es posible o no desde esta esfera alcanzar a los que residen en dewachen, o si ellos pueden llegar a la nuestra. No podemos alcanzarlos ni influenciarlos, a menos que seamos Adeptos”. (4)


Volver a nacer.

“Cuando el período completo asignado por las fuerzas del alma ha concluido en dewachen, los hilos magnéticos que atan el alma a la Tierra comienzan a ejercer su poder. El Ser despierta de su sueño, es velozmente guiado hacia un nuevo cuerpo y, entonces, justo antes del nacimiento, el Ego ve por un instante todas las causas que le condujeron al dewachen y de regreso a la nueva vida a punto comenzar, y sabiendo que es todo justo y sólo el resultado de su propio pasado, el Ego no se lamenta, sino que otra vez toma su cruz... y otra alma ha regresado a la Tierra”. (3)

“Como al momento de la muerte, el ser humano tiene una visión retrospectiva penetrante de la vida que ha llevado, así, al momento de renacer en la tierra, el Ego, despertándose del estado de Devachan, tiene una visión futura de la vida que le espera, percatándose de todas las causas que lo han conducido allí. Toma conciencia de éstas y ve el futuro porque entre el Devachan y el renacer, el Ego recobra su completa conciencia manásica, reconvirtiéndose, por un breve lapso, en el dios que era antes de que, conforme a la ley de Karma, descendió por primera vez en la materia, encarnándose en el primer hombre de carne. El “hilo dorado” ve todas sus “perlas” sin perder de vista ni una”. (2)


¿Seguimos evolucionando una vez muertos?

“La muerte no es la gran fuente de información o la productora del conocimiento. Es simplemente el gran telón que baja sobre la escena para levantarse al próximo instante. El conocimiento completo debe alcanzarse en el ser humano trino: cuerpo, alma y espíritu. Una vez obtenido, el individuo pasa a otras esferas que nosotros ignoramos y que son infinitas. Al vivir lo más posible, se proporciona al Ser una más larga oportunidad.” (5)

“El mero hecho de morir no es de por sí suficiente para producir el desarrollo de facultades o la eliminación de las tendencias e inclinaciones erróneas. Si damos por sentado que al entrar al cielo de inmediato adquirimos todo conocimiento y toda pureza, entonces ese estado después de la muerte queda reducido a un nivel de inacción, y la vida misma, con toda su disciplina, queda privada de todo significado.” (3)

“Sin embargo, después de la muerte, sus ojos espirituales [del ateo o materialista] lo obligarán ciertamente a ver. ¿Es esto lo que quiere decir?

Teósofo: No será obligado, ni verá nada. Puesto que, durante la vida, ha negado con persistencia la continuación de la existencia después de la muerte, no podrá verla porque su capacidad espiritual, habiendo sido atrofiada en la vida, no puede desarrollarse después de la muerte y él permanecerá ciego”. (2)


                                                                *    *    *

(1) Del artículo “Consideraciones sobre el Kama-Loka (Sugeridas por un artículo del señor Sinnett, sobre el mismo tema), publicado en The Theosophist, febrero, 1885, pág. 106, por T. Subba Row.

(2) “La clave de la teosofía”, Helena P. Blavatsky.

(3) “El Océano de la Teosofía”, William Q. Judge.

(4) Artículo “Teorías acerca de la Reencarnación y los Espíritus”, Helena P. Blavatsky.

(5) “Cartas que me han ayudado”, William Q. Judge.