Mostrando entradas con la etiqueta MEDITACIÓN. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta MEDITACIÓN. Mostrar todas las entradas

17 marzo 2025

El cultivo de la concentración


Por Robert Crosbie:  

Hace tiempo que la concentración, o sea el uso de la atención con coherencia y persistencia hacia alguna cosa que deseamos realizar, ha sido estimada como el medio más eficaz para alcanzar la expresión total de nuestros poderes y energías. Los antiguos utilizaban la expresión “enfocarse en un solo punto” para indicar el poder de concentrar toda la atención sobre un tema o un objeto, excluyendo cualquier otro pensamiento y sentimiento, durante el tiempo que fuera necesario. La verdadera concentración es muy difícil de alcanzar en nuestra civilización, porque la tónica principal de esta época es, de hecho, la distracción más bien que la concentración. Constantemente y en todas las direcciones se nos presentan a nuestra mente sujetos y objetos, una cosa tras otra, llamando nuestra atención, distrayéndola de eso en lo que estábamos concentrándonos. Así, nuestras mentes han adquirido la tendencia de saltar de una cosa a otra, a volar de una idea placentera o una desagradable y luego a permanecer pasivas. Normalmente permanecer pasivo es dormir, pero si llegara a ser anormal, conduciría a la locura. Cada uno puede probar por sí que nos hemos acostumbrado a esas distracciones y no somos capaces de concentrar nuestra mente sobre algo por un tiempo determinado. Si un individuo se sienta e intenta pensar en una cosa, en un objeto o sujeto, por solo cinco minutos, se dará cuenta que en unos segundos habrá vagado mentalmente muy lejos de eso sobre lo cual originalmente quería reflexionar.

Antes de alcanzar la concentración verdadera y pura, pudiendo utilizar la mente superior y sus poderes, debemos, primero, comprender lo que es el ser humano, su verdadera naturaleza y la causa de su condición presente. Pues los poderes que usamos en el cuerpo son transmitidos y extraídos de la naturaleza espiritual, pero están tan perturbados y limitados que no son poderosos. Debemos conocer nuestra mente y controlarla, o sea, la mente inferior, llamada en Teosofía Manas inferior, interesada sólo en los asuntos personales y físicos. Los sabios del pasado decían que este “órgano interno”, el principio pensante, es el gran generador de la ilusión, lo que perturba la concentración. No es posible alcanzar la concentración verdadera mientras que el dueño de la mente no sea capaz de colocarla donde desea, cuando quiera y por el espacio de tiempo deseado

Escrito está en La Voz del Silencio: “La mente es el gran Destructor de lo Real. Destruya el discípulo al Destructor”. El discípulo, que es el Ser Real, el hombre espiritual, debe obrar como tal. Tiene que poner fin a los cambios continuos de su principio pensante, llegando a la tranquilidad en aquel conocimiento hacia el cual la consideración de su verdadera naturaleza lo atrae. El objeto del desarrollo total es la realización de la verdadera naturaleza de cada uno y el uso de sus poderes. Lo que obstaculiza este proceso es el principio pensante. Nosotros somos los pensadores, pero no somos lo que pensamos. Si nuestra manera de pensar es equivocada, todos los resultados de nuestros pensamientos y acciones deben conducirnos a una conclusión errónea o parcial, en el mejor de los casos; pero si nos percatamos de que somos el pensador y el creador, el que desarrolla todas las condiciones en las cuales nos encontramos y enfrentaremos en un futuro, habremos alcanzado el punto de vista del hombre Real, el único al cual pertenece el poder de la concentración. 

Para alcanzar la concentración necesitamos comprender la clasificación de los principios humanos. Todos tenemos los mismos principios, las mismas substancias y el mismo espíritu en nuestro interior. Cada elemento que existe en todo sitio y en todo ser, está en nosotros. Así cada uno posee, aunque sean latentes, todos los poderes presentes en cualquier parte y en sí mismo. Provenimos todos de la misma Fuente y somos parte de un Gran y Único Entero, chispas y rayos de la Vida y del Espíritu infinito o Principio Absoluto.

El segundo principio es Buddhi, o la sabiduría adquirida de las vidas pasadas y de la presente. Es la esencia de todas nuestras experiencias previas. El principio siguiente es Manas, la mente Superior, el verdadero poder de pensar, el creador que no se involucra en la fase física de la existencia, sino del espíritu y la sabiduría adquirida. El conjunto de estos tres principios: Atma-Buddhi-Manas, constituye el Ser Verdadero y cada uno de nosotros es, en su naturaleza interior, esta triada. 

El Manas inferior es el aspecto transitorio de la mente Superior, o sea, la porción de nuestra atención, pensamientos y sentimientos, interesada en la vida física. Pero si nuestra facultad pensante se concentra sólo sobre el ser personal, el cuerpo, los poderes que moran en la Tríada, el Ser Real y la sabiduría pasada adquirida, no pueden penetrar aquella nube de ilusión. El Manas inferior es el principio del equilibrio, es el centro desde donde el ser encarnado se dirige hacia su naturaleza superior o desciende hacia la terrestre, compuesta por los deseos de la existencia sensoria. La vida alrededor de nosotros nos envía impresiones y energías continuas; mientras nuestras ideas, nuestros sentimientos y emociones nos exponen y conectan constantemente con éstas, por lo tanto la mente interior se halla siempre agitada, condición que obstaculiza la calma y la concentración absoluta. 

Luego tenemos el cuerpo astral, un aspecto del cuerpo real interior, que ha perdurado por todo el amplio pasado y deberá continuar por un largo futuro. El cuerpo astral es el prototipo, o la base, que sirve para la formación de lo físico, considerándolo desde el punto de vista de los poderes, es el cuerpo físico real. Sin éste, el cuerpo físico sería simplemente un conjunto de materia, un agregado de vidas inferiores. Los órganos o centros donde se han desarrollado los físicos, en armonía con las necesidades del pensador interno, moran en el cuerpo astral, que es la verdadera residencia de los sentidos reales del ser humano. El cuerpo astral dura un poco más que el físico, no muere junto a este último, siendo el vehículo en los estados inmediatos después de la muerte.

Tan pronto como comencemos a hacer un esfuerzo para controlar la mente y deseemos conocer y tomar la posición del ser interno, dicho esfuerzo y la posición asumida nos permitirán alcanzar el poder y la firmeza. Hemos despertado algo en el cuerpo astral. Los que previamente eran centros de fuerza alrededor de los cuales se formaban los órganos, ahora empiezan a desarrollarse como órganos astrales distintos, cuya construcción gradual ocurre dentro de nosotros hasta que, al final de nuestro esfuerzo, tengamos un cuerpo astral con los órganos físicos totalmente sintetizados y las vicisitudes de la vida no nos afectarán más, pues tendremos el poder de obrar del cuerpo astral. Esto, en su plano, es más completo y eficaz que nuestro instrumento físico en la esfera objetiva, teniendo un campo de acción más amplio, gracias a sus siete super-sentidos, mientras que físicamente solo tenemos cinco sentidos.

Tan pronto como empezamos a hacer el esfuerzo, surgen los obstáculos. Las viejas maneras de pensar y de sentir nos asaltan de cada lado, porque no somos todavía capaces de controlarlas y estamos sujetos a ciertos sentimientos y emociones que pueden destruir el cuerpo astral que estamos construyendo. La cólera es la primera y la más poderosa, posee un efecto explosivo y no importa cuanto hemos progresado en nuestro crecimiento, el choque interior incontrolable que proviene de la ira, destroza el cuerpo astral, así que debemos empezar nuevamente desde cero. La otra emoción enemiga es la vanidad, en todo tipo, concerniente a la realización de algo, nosotros, nuestras familias, nuestro país, etc. La vanidad tiende a crecer hasta que ya no ponemos atención en las palabras de nadie y somos demasiado engreídos para aprender alguna cosa. Entonces, la vanidad puede desintegrar el cuerpo interior aunque sea menos devastadora que la cólera. Otros obstáculos son la envidia y el miedo, pero este último es el menos peligroso porque puede disiparse mediante el conocimiento. El miedo es siempre el fruto de la ignorancia, tememos lo que ignoramos, pero, al desarrollar el conocimiento, el miedo desaparece. 

 Somos víctimas de estos miedos que tienden a destruir el instrumento mediante el cual podemos alcanzar la verdadera concentración que, sin embargo, es asequible. El poder y la naturaleza especial de la concentración es que, una vez alcanzada, podemos dirigir la atención sobre cada objeto o sujeto deseado, excluyendo todo lo demás por un cierto período de tiempo. Además podemos usar nuestro principio pensante, la mente, que es de fácil mutación, para transformarse en el objeto observado y en la naturaleza del asunto en el cual pensamos. Mientras la mente asume la forma del objeto, nosotros extraemos de esta forma todas las características que fluyen de ella y al final de nuestro examen tenemos una comprensión completa referente al sujeto o al objeto. Está claro que no podemos alcanzar una concentración tal mediante esfuerzos intermitentes, sino por medio de esfuerzos provenientes de “una posición firme,” teniendo presente la meta final. Todos los esfuerzos producidos de aquella manera serán productivos, cada esfuerzo que proviene del ser espiritual es importante por someter el cuerpo al principio pensante.

Aquel verdadero poder de concentración es campo de acción de otras cosas. Empezamos a abrir los canales que, de nuestro cerebro, alcanzan al cuerpo astral y de este último al ser interior, de modo que lo temporal tienda a convertirse en una parte de lo eterno. Todos los planos, desde el superior al inferior se sintetizan y todos los vehículos del alma que hemos desarrollado desde el pasado, se armonizan. Por lo tanto, tenemos que equilibrar en exacto acuerdo los instrumentos del alma, tarea posible sólo tomando la posición del ser espiritual y obrando como tal. 

Podemos alcanzar la cumbre de la concentración no actuando de una manera egoísta. La concentración del cerebro-mente está al lado de la verdadera concentración, como una luz débil está al lado del sol. En primer lugar, la verdadera concentración es una posición asumida para unirse al Ser Superior. Esto es el Yoga más elevado. La verdadera concentración es la que concierne al Ser. Debemos alcanzarla antes de poder conseguir aquel estado donde poseemos el conocimiento eterno y completo de todo y antes de recuperar y usar, nuevamente, los poderes que pertenecen a la humanidad.


Extraído extraído del libro El filósofo amigo, de Robert Crosbie (The Theosophy Company).

06 septiembre 2020

Contemplación - meditación

"Tener ante uno el ideal más elevado y esforzarse sin cesar para elevarse hasta éste, es la única concentración verdadera reconocida por la Filosofía Esotérica"

 ***

En 1884, Dāmodar K. Māvalankar escribió para la revista teosófica “The Theosophist”, de la cual fue fundadora Helena P. Blavatsky así como editora en sus primeros años de existencia, el artículo “Contemplación” (1). A día de hoy, dicho texto sigue conservando su vigencia, dándonos una idea clara acerca de qué debe de consistir la verdadera meditación, orientada a una voluntad continuada de observar pensamientos y actos elevados, a la vez que los aplicamos a nuestras vidas, más allá que pasar un determinado periodo de tiempo centrados en nuestra respiración o un punto concreto.

  

“Contemplación”, por Dāmodar K. Māvalankar (extractos del artículo):

 “Un malentendido GENERAL de este término parece prevalecer. La idea popular parece ser la de encerrarse durante media hora —o, a lo sumo dos horas— en una habitación privada, y mirarse pasivamente la nariz, una mancha en la pared, o, tal vez, un cristal. Esto se supone que es la verdadera forma de contemplación determinada por el Raja Yoga. Falta reconocer que el verdadero Ocultismo requiere que los desarrollos   “físico,   mental,   moral   y   espiritual”   corran   en   líneas   paralelas. Si la concepción sobre el caso fuera ampliada a todas estas líneas, no habría sido tan urgentemente sentida la necesidad del artículo presente. Este artículo está destinado especialmente para aquellos que parece no han logrado captar el verdadero significado de Dhyana y que por sus erróneas prácticas han traído dolor y miseria sobre sí mismos”.

 “En resumen, todo ese daño se debe a una falta de comprensión del significado de contemplación como se prescribe a los estudiantes de todas las escuelas de Filosofía Oculta. Con miras a proporcionar una vislumbre de la Realidad a través del denso velo que envuelve los misterios de esta Ciencia de las Ciencias, fue escrito un artículo, “El Elixir de Vida” (2). Desafortunadamente en muchos casos, la semilla parece haber caído sobre tierra estéril. Algunos de sus lectores sólo se hacen eco de la siguiente cláusula en dicho artículo: Razonando de lo conocido a lo desconocido, debe la meditación ser practicada y sostenida”.

 “Así, pues, hemos llegado al punto en el que hemos determinado —literalmente, no metafóricamente— romper la cáscara externa conocida como la envoltura mortal, o cuerpo, y salir de este, vestido con   la   próxima   cáscara.   Esta   ‘próxima   cáscara’   no   es   una   forma   espiritual, sino sólo una forma más etérea. Habiéndola adaptado por un largo entrenamiento y preparación para una vida en esta atmósfera, al tiempo que hemos gradualmente hecho morir la cáscara más externa por medio de cierto proceso…  tenemos que prepararnos para esta transformación fisiológica.

 ¿Cómo vamos a hacerlo? En primer lugar tenemos el presente cuerpo, visible, material con el que tratamos —el hombre, así llamado, aunque, de hecho, solo sea su cáscara exterior—. Tengamos en cuenta que la ciencia nos enseña que cada siete años aproximadamente cambiamos la piel tan eficazmente como cualquier serpiente; y esto ocurre tan gradual e imperceptiblemente que, de no ser porque la ciencia después de años de estudio y observación constante nos confirmó este proceso, nadie habría tenido ni la más leve sospecha del hecho…”

 “Todo el secreto está en tener éxito en el desarrollo de esto, y en la separación del cuerpo astral del visible; y mientras sus átomos, generalmente invisibles, se van convirtiendo en una masa compacta para gradualmente deshacerse de las viejas partículas de nuestra estructura visible de modo de hacerlas morir y desaparecer, antes de que el nuevo juego de partículas haya tenido tiempo para desarrollarse y reemplazar al viejo juego… No podemos decir más”.

 Una correcta comprensión del proceso científico anterior dará una pista para el sentido esotérico de la meditación o contemplación. La ciencia nos enseña que el hombre cambia su cuerpo físico continuamente, y este cambio es tan gradual que es casi imperceptible. ¿Por qué entonces debería ser diferente el caso en relación al hombre interno? Éste último también está constantemente desarrollándose y cambiando átomos en todo momento. Y la atracción de estos nuevos juegos de átomos depende de la Ley de Afinidad —siendo los deseos del hombre los que atraen a sus cuerpos constituyentes aquellas partículas en rapport [en relación] con ellos, o mejor dicho, dándoles a las partículas su propia tendencia y coloración—."

 “Pues la Ciencia ha demostrado que el pensamiento es dinámico, por lo que la fuerza de un pensamiento pone en acción a los nervios hasta manifestarse exteriormente, afectando los enlaces moleculares del hombre físico. Los hombres internos, por muy sublimados que puedan ser sus organismos, están aún compuestos por partículas reales, no hipotéticas, y están aún sujetos a la ley que indica que una “acción” tiene la tendencia a repetirse; una tendencia de establecer una acción análoga  en  la “cáscara” más densa con la que ellos están en contacto y dentro de la cual están ocultos. (El Elixir de Vida.) 

 ¿Qué es aquello que el aspirante del Yoga Vidya se esfuerza en lograr, si no es ganar Mukti por medio de su gradual transferencia desde su cuerpo más denso al próximo cuerpo más etéreo, hasta que, luego de que todos los velos de Maya han sido sucesivamente removidos, su Atma se haga uno con Paramatma? ¿Supone él que este gran resultado podrá ser logrado con dos o cuatro horas de contemplación? ¿Durante las restantes veinte o veintidós horas en que el devoto no se encierra en su cuarto para la meditación se detiene el proceso de la emisión de átomos y su reemplazo por otros? Si no es así, entonces, ¿cómo pretende atraer durante todo este tiempo sólo aquellos átomos adecuados para su finalidad? A partir de las observaciones anteriores, es evidente que así como el cuerpo físico requiere de una atención incesante para prevenir la entrada de una enfermedad, así también el hombre interno necesita una constante vigilancia, de modo que ningún pensamiento consciente o inconsciente pueda atraer átomos incompatibles con su progreso. Este es el verdadero sentido de la contemplación. El factor principal en la dirección del pensamiento es la VOLUNTAD.

 Sin eso, todo lo demás es inútil. Y, para que sea eficiente para el propósito, debe ser no sólo una resolución pasajera del momento, un único intenso deseo de corta duración, sino un esfuerzo decidido y continuo, tanto como pueda ser continuado y concentrado sin un solo momento de descuido".

 El Raja Yoga no alienta parafernalias ni requiere de posturas físicas. Sólo trata del hombre interno cuya esfera se encuentra en el mundo del pensamiento. Tener ante uno el ideal más elevado y esforzarse sin cesar para elevarse hasta éste, es la única concentración verdadera reconocida por la Filosofía Esotérica que trata del mundo interno de los noúmenos, no con la cáscara externa de los fenómenos.

 El primer requisito para el Raja Yoga es profunda pureza de corazón. Bien podría decir el estudiante de Ocultismo, con Zoroastro, que pureza de pensamiento, pureza de palabra, y pureza de acción, son los elementos esenciales de quien se elevaría por encima del nivel ordinario para unirse a los “dioses”. Cultivar el sentimiento de la filantropía desinteresada es el camino que debe ser atravesado para alcanzar este propósito. Porque es sólo este sentimiento el que conducirá hacia el Amor Universal, cuya realización constituye el progreso hacia la liberación de las cadenas forjadas por Maya alrededor del Ego. Ningún estudiante alcanzará esto inmediatamente (…)”.

“Si, como algunos suponen, tienen que ser completamente pasivos y perderse a sí mismos en el objeto frente a ellos, deben recordar que por estimular así la pasividad, en realidad permiten que se desarrollen en ellos facultades mediumnísticas. Como fue repetidamente afirmado, el Adepto y el Médium son los dos Polos: mientras el primero intensamente activo y por lo tanto capaz de controlar las fuerzas elementales, el segundo es sumamente pasivo, e incurre así en el riesgo de caer preso del capricho y la malicia de embriones dañinos de seres humanos, y de Elementarios”.

 

 (1) El artículo “Contemplación” apareció por primera vez en la revista “The Theosophist”, Vol. V, febrero 1884, págs. 112-114, si bien hubo dos publicaciones más al respecto del mismo, en los que el autor aclaraba conceptos mal interpretados (“The Theosophist”, Vol. V, febrero 1884, págs. 112-114 y abril 1884, págs. 170-171).

(2) Puede leer este interesante artículo íntegro aquí.