En el desarrollo de cada individuo llega el momento en que el trabajo parece inútil y fastidioso. Pienso que la molestia del trabajo es el proceso de limpiar el Karma y aclarar “las vestiduras del Alma.” Lo que irrita y duele son nuestros deseos personales no realizados o el temor que sean irrealizables. Podemos experimentar y soportar cualquier cosa si pensamos en el Ser de todos. Al abandonar el ser para el Ser, el Adepto Blanco se convierte en lo que es. “Sabemos” todo esto muy bien, sin embargo nos falta tomar plena conciencia de ello; por lo tanto a menudo encontramos que la presión es dura. Debemos seguir adelante, concentrándonos, lo más posible, en el Ser y sobre el Ser; cada esfuerzo hace avecinar, más y más, el tiempo de la plena toma de conciencia de esto.
Si nos enfocamos en nuestra perfectibilidad inherente, nos
liberamos de las imperfecciones. La última cosa a dudar es la perfectibilidad humana
inherente. He aquí una declaración interesante de H.P.B.:
“Todo Ego tiene el Karma de Manvantaras pasados detrás de
sí. El Ego empieza con la Conciencia Divina; no hay pasado, futuro, ni
separación. Tarda mucho en darse cuenta de que es sí mismo. Sólo después de
numerosos nacimientos empieza a discernir, por medio de esta colectividad de
experiencias, que es individual. Al término de su ciclo de reencarnaciones es
aún la misma Conciencia Divina; pero ahora se ha convertido en Auto-Conciencia
individualizada”.
Sin este sentido de perfección inherente, no valdría la pena
vivir, es decir, unos pocos años de “placer y dolor” y luego todo desaparece ¿y
qué se ha ganado? Hagamos lo que queramos, no podemos sustraernos a la Vida,
porque somos Vida, siempre. La mayoría de nosotros sólo se da cuenta de una
porción de sus posibilidades. Algún día aprenderemos lo que la Vida significa
de verdad. Trabajamos hacia este fin por los demás y para nosotros, ahora,
especialmente para los demás “que saben aún menos que nosotros”; más, al mismo
tiempo estamos siempre aprendiendo. ¿No vale la pena todo esto su costo? Los
seres humanos hacen sacrificios más grandes de los que se nos piden y para
infinitamente menos: unos años de felicidad cuestionable y luego el olvido,
hasta donde sepan o puedan ver. El hecho de que podemos ver incluso un fragmento
del propósito de la vida es mucho; sentirlo es aún más grande; darse cuenta de
ello plenamente es Vivir. Si la doctrina de Nietzsche es justa, hemos cometido
un gran error. Bueno, ¿lo hemos cometido? No hay “si”, acerca de esto. Tenemos
la más profunda certeza de que estamos en lo correcto en seguir el Sendero de
los Maestros, las líneas marcadas por H.P.B. Por lo tanto, ¿qué importa si
sufrimos heridas durante la batalla a favor de Ellos y la humanidad? Hemos
realizado algo, por pequeño que sea. Hemos hecho todo lo posible y la lucha aún
persiste. Es una Escuela de Vida y todo lo que se nos presenta en algún momento
contiene lo necesario, a pesar de que parezca duro, problemático o placentero.
El Trabajo compensa el sacrificio. “Nada se gana sin
sacrificio.” Tomemos en serio las palabras de Judge: “En cada momento, en cada
hora de cada día, los Maestros están dispuestos y ansiosos de encontrar a los
que tienen una visión suficientemente clara para discernir su verdadero destino
y un corazón noble para trabajar a favor de la ‘gran huérfana, la Humanidad’”.
El filósofo amigo, Robert Crosbie.