26 enero 2024

Ammonio Saccas

 

Posible busto de Plotino, discípulo de Ammonio Saccas, en el Museo Archeologico Ostiense. Wikipedia.

[Ammonio Saccas fue un] Grande y eminente filósofo que vivió en Alejandría entre el segundo y tercer siglo de nuestra era. Fue el fundador de la Escuela neoplatónica de los filaleteos o “amantes de la Verdad”. Nació pobre y de padres cristianos, pero estaba dotado de una bondad tan sobresaliente, casi divina, que le llamaron Theodidaktos, el “enseñado por Dios”. Veneró todo lo que había de bueno en el cristianismo, pero rompió con él y con las iglesias en edad muy temprana, por no saber encontrar en él superioridad alguna sobre las antiguas religiones. (1)

Ya había Teósofos antes de la era cristiana, no obstante que los escritores cristianos atribuyan el desarrollo del sistema Teosófico Ecléctico a la primera parte del tercer siglo de su Era. Diógenes Laërtius considera que el origen de la Teosofía se remonta a una época que antecede la dinastía de los Ptolomeos, y menciona como su fundador a un Hierofante Egipcio llamado Pot-Amun; siendo este nombre copto, el cual significa un sacerdote consagrado a Amun, el dios de la Sabiduría. Pero la historia muestra que fue revivida por Ammonio Saccas, el fundador de la Escuela Neo-Platónica. Él y sus discípulos se llamaban a sí mismos «Philaletheians» –amantes de la verdad–; mientras que otros los denominaban «analogistas», debido a su método de interpretar todas las leyendas sagradas, mitos y misterios simbólicos, por medio de una regla de analogía o correspondencia tal, que los acontecimientos que hubieren ocurrido en el mundo externo eran considerados como expresión de las operaciones y experiencias del alma humana. Ammonio tenía como meta y propósito el reconciliar a todas las sectas, pueblos y naciones bajo una fe común una creencia en un Poder Supremo, Eterno, Desconocido e Innominado, que gobierna al universo por medio de leyes inmutables y eternas. Su objeto era probar la existencia de un sistema de Teosofía primordial, el cual al principio era esencialmente el mismo en todos los países; inducir a todos los hombres a hacer a un lado sus rivalidades y disputas, y unirse en propósito y pensamiento, como los hijos de una madre común; purificar las antiguas religiones, corrompidas y obscurecidas en diferentes grados, por toda la escoria del elemento humano, uniéndolas y enunciándolas sobre principios puramente filosóficos. De aquí que, en la Escuela Teosófica Ecléctica hayan sido enseñados los sistemas Buddhista, Vedántico y Magiano, o Zoroastriano, junto con todas las filosofías de Grecia. De aquí también esa característica preeminentemente buddhista e inda entre los antiguos Teósofos de Alejandría de dar la reverencia debida a los padres y ancianos; un afecto fraterno por toda la raza humana; y un sentimiento compasivo para incluso los animales brutos. Si bien trataba de establecer un sistema de disciplina moral que hiciese hincapié en la gente, el deber de vivir de acuerdo a las leyes de sus respectivos países, elevaba sus mentes por la búsqueda y contemplación de la única Verdad Absoluta; según creía él, su primer objeto en precedencia para lograr todos los demás, era el de extraer de las diferentes enseñanzas religiosas, como lo haría de un instrumento de muchas cuerdas, una melodía plena y armoniosa, que pudiese encontrar respuesta en todo corazón amante de la verdad.

Los Teósofos Alejandrinos estaban divididos en neófitos, iniciados, maestros o hierofantes; y sus reglas fueron copiadas de los antiguos misterios de Orfeo, el cual, de acuerdo a Heródoto los trajo desde la India. Ammonio obligó a sus discípulos por medio de un juramento, a no divulgar sus doctrinas superiores, excepto a aquellos que hubiesen probado ser completamente dignos e iniciados, y que hubiesen aprendido a considerar a los dioses, los ángeles, y a los demonios de otros pueblos, de acuerdo a la hyponoia esotérica, o significado subyacente.

Plotino, el alumno de Ammonio el «enseñado por Dios», nos dice, que la gnosis secreta o el conocimiento de la Teosofía, tiene tres grados –la opinión, la ciencia, y la iluminación–. «El medio o instrumento del primero es la sensación o percepción; del segundo, la dialéctica; del tercero, la intuición. A este último está subordinada la razón; es conocimiento absoluto, fundamentado en la identificación de la mente con el objeto conocido».

Es un hecho notable que ni Zoroastro, Buddha, Orfeo, Pitágoras, Confucio, Sócrates, o Ammonio Saccas, hayan consignado nada por escrito. La razón de esto es obvia. La Teosofía es un arma de dos filos, inapropiada para el ignorante o el egoísta. Como toda filosofía antigua tiene sus seguidores entre los modernos; pero hasta hace poco en nuestros propios días, sus discípulos eran pocos en número y de las más variadas sectas y opiniones. (2)

… Amonio Saccas, el insigne maestro alejandrino apellidado Theodidaktos (aleccionado por Dios) que floreció unos 140 años antes de San Agustín. Consideraba Amonio Saccas a Jesús como un superhombre amigo de Dios, que jamás se propuso abolir la comunicación con los dioses y los espíritus, sino sencillamente perfeccionar las antiguas religiones, pues los sentimientos religiosos de las multitudes habían ido par a par con las enseñanzas de los filósofos, que los habían corrompido y extraviado con supersticiones, falsedades y conceptos puramente humanos, por lo que convenía devolver a las religiones su original pureza, expurgándolas de escorias y armonizándolas con la verdadera filosofía. Así es que, según Amonio Saccas, sólo se propuso Cristo restaurar íntegramente la sabiduría antigua. (3)

[Teosofía] No es, por lo tanto, la “Sabiduría de Dios”, según traducen algunos, sino Sabiduría Divina, la poseída por los dioses. El vocablo cuenta con miles de años de existencia.

PREG. ¿Cuál es el origen de este nombre?

TEÓS. Nos ha sido transmitido por los filósofos alejandrinos llamados amantes de la verdad, Filaleteos, palabra compuesta de fil (phil) “amante” y de alhqeia (aletheia) “verdad”. Data el nombre Teosofía del siglo tercero de nuestra era, y los primeros que lo emplearon fueron Ammonio Saccas y sus discípulos, que fundaron el sistema Teosófico Ecléctico.

La Teosofía Ecléctica comprendía tres partes: 1ª, La creencia en una deidad absoluta, incomprensible y suprema, o esencia infinita, que es la raíz de la naturaleza entera y de todo cuanto existe, visible e invisible. 2ª, La creencia en la naturaleza eterna, inmortal del hombre, porque siendo éste una radiación del alma universal, es de idéntica esencia que la última. 3ª, La Teurgia, u “obra divina” o el acto de producir una obra de los dioses; de Theoi, “dioses” y ergein, “obrar.” El término es muy antiguo, pero como forma parte del vocabulario de los Misterios, no era de uso popular. Era creencia mística que purificándose uno mismo, tanto como los seres incorpóreos, es decir, volviendo a adquirir la propia pureza original de la naturaleza, podía el hombre conseguir que los dioses le comunicasen misterios Divinos y hasta moverlos a hacerse visibles en ciertas ocasiones, sea subjetiva u objetivamente. Esto era prácticamente probado por los adeptos iniciados y los sacerdotes. Era el aspecto trascendental de lo que se llama ahora Espiritismo; pero, habiendo sido éste profanado y mal interpretado por el populacho, llegó a ser considerado como nigromancia por algunos, y fue prohibido de una manera general. Aún se conserva una parodia de la teurgia de Jámblico en la magia ceremonial de algunos cabalistas modernos. La Teosofía moderna evita y rechaza esas clases de magia y de “nigromancia”, por ser muy peligrosas. La teurgia verdadera, divina, requiere una pureza y santidad de vida casi sobrehumanas, pues degenera de otro modo en mediumnismo o magia negra. Los discípulos inmediatos de Ammonio Saccas, al que llamaban Theodidaktos (“enseñado por Dios”), como Plotino y su discípulo Porfirio, rechazaron al principio la teurgia, pero se reconciliaron al fin con ella por medio de Jámblico, quien escribió una obra con ese objeto, titulada “De Misteriis”, bajo el nombre de su propio maestro, un famoso sacerdote egipcio llamado Abammon. Ammonio Saccas era hijo de padres cristianos; disgustado del cristianismo dogmático espiritual desde su infancia, se convirtió en Neoplatónico, y como a J.Boëhme y otros célebres videntes y místicos, se les atribuye la sabiduría divina revelada en sus sueños y visiones. Éste fue el motivo por el cual se lo llamó Theodidaktos. Decidió reconciliar a todos los sistemas religiosos, y demostrando su identidad de origen, establecer un Credo universal basado en la ética. Tan pura era su vida, tan profundo y vasto su saber, que varios Padres de la Iglesia eran secretos discípulos suyos. Clemente de Alejandría habla muy alto en su favor. Plotino, el “San Juan” de Ammonio, también era un hombre universalmente respetado y estimado, cuya instrucción e integridad eran grandísimas. Cuando contaba treinta nueve años de edad, acompañó al emperador romano Gordiano y su ejército a Oriente, a fin de ser instruido por los sabios de la Bactriana y de la India. Tuvo una Escuela de Filosofía en Roma. Su discípulo Porfirio, cuyo verdadero nombre era Malek (judío helenizado), reunió todos los escritos de su maestro. Porfirio mismo fue un gran autor, y dio una interpretación alegórica a algunos trozos de los escritos de Homero. El sistema de meditación empleado por los Filaleteianos conducía al éxtasis; sistema parecido a la práctica india del yoga. Lo que se sabe acerca de la Escuela Ecléctica es debido a Orígenes, Longino y Plotino, discípulos inmediatos de Ammonio. (4)

Los más grandes mundialmente célebres filósofos y sabios no fueron Condes o Príncipes, más bien a menudo fueron hombres quienes habían brotado de los grados más bajos de la sociedad –o, como nuestro corresponsal mismo escribe– «Jesús fue un carpintero, Amonio Saccas un cargador de bultos, Bohme un zapatero, y Spinoza un pulidor de lentes». Cierto, Buddha fue hijo de un rey, pero se convirtió en el Salvador del Mundo y el más elevado Iniciado solo después de haber mendigado por cuarenta años su pan diario. (5)

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De las siguientes obras de H. P. Blavatstky:

(1) Glosario Teosófico.

(2) “¿Qué es la Teosofía?” (artículo publicado en The Theosophists, Vol. I, nº 1, octubre, 1879),

(3) Isis Sin Velo.

(4) La Clave de la Teosofía.

(5) “¡Malditos!” (artículo publicado en Theosopisht, Vol III, nº 6, Suplemento, marzo 1882).