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La nebulosa de la hélice: una envoltura gaseosa expulsada por una estrella moribunda. NASA, ESA, y C.R. O'Dell (Vanderbilt University). |
PREGUNTA. ¿Creen en Dios?
TEÓSOFO. Depende de lo que entienda por este término.
PREGUNTA. Me refiero al Dios de los cristianos, el Padre de
Jesús y el Creador; en pocas palabras, el Dios bíblico de Moisés.
TEÓSOFO. No creemos en tal Dios. Rechazamos la idea de un
Dios personal, extracósmico y antropomorfo, el cual es sólo la sombra
gigantesca del ser humano; y ni siquiera de su mejor aspecto. Nosotros decimos y
comprobamos que el Dios de la teología es un conjunto de contradicciones y una
imposibilidad lógica. Por lo tanto, no tenemos nada que ver con él.
PREGUNTA. Exponga sus razones, por favor.
TEÓSOFO. Son muchas y no se pueden considerar todas. He aquí
algunas. Los devotos de este Dios lo llaman infinito y absoluto, ¿no es cierto?
PREGUNTA. Creo que sí.
TEÓSOFO. Entonces, si es infinito, es decir, ilimitado, y
especialmente si es absoluto, ¿cómo puede tener una forma y ser el creador de
algo? La forma implica limitación y también un comienzo y un fin. Para crear,
un Ser debe pensar y planear. ¿Cómo podemos suponer que el ABSOLUTO piense, es
decir, que tenga relación alguna con lo limitado, finito y condicionado? Este
es un absurdo filosófico y lógico. Hasta la Cábala hebraica rechaza una idea de
tal género, haciendo del Principio uno, Absoluto y Deífico una Unidad infinita
llamada Ain-Soph. El Creador, para poder crear, debe volverse activo y, como
esto es imposible para la ABSOLUTIVIDAD, se tuvo que mostrar que el principio
infinito se convertía en la causa de la evolución (no de la creación) de manera
indirecta; es decir, a través de la emanación desde sí mismo (otro absurdo,
esta vez debido a los traductores de la Cábala) de los Sephiroth.
PREGUNTA. ¿Y qué de estos cabalistas quienes siguen creyendo
en Jehovah o en el Tetragrammaton?
TEÓSOFO. Son libres de creer en lo que les plazca; ya que su
creencia o no creencia, difícilmente afectará a un hecho evidente. Los jesuitas
nos dicen que dos y dos no siempre son cuatro, con certeza, pues depende de la
voluntad de Dios para que puedan dar cinco. ¿Acaso deberíamos aceptar su
sofisma?
PREGUNTA. ¿Entonces sois ateos?
TEÓSOFO. No que sepamos; a menos que el epíteto de “Ateo” se
aplique a quienes no creen en un Dios antropomorfo. Creemos en un Principio
Universal Divino, la raíz de TODO, del cual todo procede y en el cual todo se
absorberá al final del gran ciclo del Ser.
PREGUNTA. Esta es la reivindicación muy antigua del
Panteísmo. Si sois panteístas no podéis ser deístas; y si no sois deístas debéis
ser ateos.
TEÓSOFO. No necesariamente. Nuevamente: el término
“Panteísmo” es una de las numerosas palabras abusadas, cuyo significado real y
primitivo ha sido distorsionado por un prejuicio ciego y un punto de vista
unilateral. Si usted acepta la etimología cristiana de esta palabra compuesta,
según la cual pan
es “todo” y qeoz
es “dios” y si imagina y enseña, luego, que esto quiere decir que toda piedra y
todo árbol en la Naturaleza es un Dios o el Dios UNO, entonces, usted tendría
razón en considerar a los panteístas como adoradores de fetiches, además de su
nombre legítimo. Sin embargo, no logrará el mismo resultado si se remontara a
la etimología de la palabra Panteísmo desde el punto de vista esotérico, como
lo hacemos nosotros.
PREGUNTA. ¿Cuál es su definición?
TEÓSOFO. Permítame hacerle una pregunta a usted. ¿Qué
entiende por Pan o Naturaleza?
PREGUNTA. Supongo que la Naturaleza sea el total de las
cosas que existen a nuestro alrededor, el conjunto de causas y efectos en el
mundo de la materia, la creación o el universo.
TEÓSOFO. De aquí, ¿la suma y el orden personificados de las
causas y los efectos conocidos; el total de todos los poderes y fuerzas
finitos, completamente desapegados de un Creador o Creadores inteligentes y, quizás,
“concebido como una fuerza única y separada” según lo explican vuestras
enciclopedias?
PREGUNTA. Sí, creo que sí.
TEÓSOFO. Bueno, nosotros no tomamos en consideración esta
naturaleza objetiva y material, que definimos como una ilusión efímera, ni
queremos decir con pan,
la Naturaleza en el sentido de su derivación latina aceptada: Natura (de nasci,
nacer). Cuando hablamos de la Deidad y la hacemos idéntica y, por ende, contemporánea
a la Naturaleza, nos referimos a la naturaleza eterna e increada y no al
conjunto de sombras fatuas e irrealidades finitas. Dejamos que los escritores
de himnos sean los que llaman al cielo visible o paraíso el Trono de Dios y a
nuestra tierra de fango su escabel. Nuestra DEIDAD
no está ni en el paraíso ni en un árbol, edificio o montaña particulares. Está
por todas partes, en cada átomo del Cosmos visible e invisible, en, sobre y
alrededor de todo átomo invisible y molécula divisible, siendo el misterioso
poder de la evolución y de la involución, la potencialidad omnipresente,
omnipotente y hasta omnisciente y creativa.
PREGUNTA. ¡Deténgase! Omnisciencia es la prerrogativa de
algo que piensa, y usted niega el poder de pensar a su Absolutividad.
TEÓSOFO. Lo negamos al ABSOLUTO, ya que el pensamiento es
algo limitado y condicionado. Sin embargo, usted se olvida que en filosofía la
inconsciencia absoluta es, también, conciencia absoluta, de otra manera no
sería absoluta.
PREGUNTA. ¿Entonces, su Absoluto piensa?
TEÓSOFO. No, no piensa, por la simple razón de que es el Pensamiento
Absoluto mismo. Ni siquiera existe, por la misma razón de que es existencia
absoluta y Seidad, no un Ser. Lea el maravilloso poema cabalístico de
Solomon Ben Jehudah Gabirol, en el “Kether-Malchut” y usted entenderá: “Eres
uno, la raíz de todos los números, pero no como elemento de numeración; ya que
la unidad no admite multiplicación, cambio o forma. Eres uno; y en el secreto
de tu unidad, los hombres más sabios se pierden, porque no la conocen. Eres
uno; y tu unidad nunca disminuye ni aumenta y ni puede ser cambiada. Eres uno;
y ningún pensamiento mío puede establecerte un límite o definirte. ERES; pero
no como uno existente; ya que el entendimiento y la visión de los mortales no
pueden alcanzar tu existencia, ni determinar para ti, dónde, cómo y por qué,”
etc., etc. En breve; nuestra Deidad es la edificadora eterna del universo, la
cual se desarrolla incesantemente y no crea. Este mismo universo se desdobla de
su esencia y no está hecho. Es una esfera sin circunferencia en su
simbolismo, que sólo tiene un atributo siempre activo, abrazando a todos los
atributos existentes o pensables: SI MISMO. Es la ley una que da impulso a las
leyes manifestadas, eternas e inmutables, dentro de esa LEY que nunca se
manifiesta, porque es absoluta, la cual, durante sus periodos de manifestación
es El eterno Devenir.
PREGUNTA. Una vez oí a uno de vuestros miembros observar que
la Deidad Universal, estando por todas partes, se encontraba en los vehículos
de honra como en los de deshonra y, por lo tanto, estaba presente en cada átomo
de ceniza de mi puro. ¿No es esta blasfemia pura y simple?
TEÓSOFO. Creo que no; pues la simple lógica difícilmente
podrá considerarse blasfemia. Si excluyéramos el Principio Omnipresente de
un solo punto matemático del universo o de una partícula de materia que ocupa
algún espacio concebible, ¿podríamos seguir considerándolo infinito?
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Texto extraído de La Clave de la Teosofía, de H. B. Blavatsky.