08 febrero 2024

Acerca de Dios.

 

La nebulosa de la hélice: una envoltura gaseosa expulsada por una estrella moribunda.
NASA, ESA, y C.R. O'Dell (Vanderbilt University).

PREGUNTA. ¿Creen en Dios?

TEÓSOFO. Depende de lo que entienda por este término.

PREGUNTA. Me refiero al Dios de los cristianos, el Padre de Jesús y el Creador; en pocas palabras, el Dios bíblico de Moisés.

TEÓSOFO. No creemos en tal Dios. Rechazamos la idea de un Dios personal, extracósmico y antropomorfo, el cual es sólo la sombra gigantesca del ser humano; y ni siquiera de su mejor aspecto. Nosotros decimos y comprobamos que el Dios de la teología es un conjunto de contradicciones y una imposibilidad lógica. Por lo tanto, no tenemos nada que ver con él.

PREGUNTA. Exponga sus razones, por favor.

TEÓSOFO. Son muchas y no se pueden considerar todas. He aquí algunas. Los devotos de este Dios lo llaman infinito y absoluto, ¿no es cierto?

PREGUNTA. Creo que sí.

TEÓSOFO. Entonces, si es infinito, es decir, ilimitado, y especialmente si es absoluto, ¿cómo puede tener una forma y ser el creador de algo? La forma implica limitación y también un comienzo y un fin. Para crear, un Ser debe pensar y planear. ¿Cómo podemos suponer que el ABSOLUTO piense, es decir, que tenga relación alguna con lo limitado, finito y condicionado? Este es un absurdo filosófico y lógico. Hasta la Cábala hebraica rechaza una idea de tal género, haciendo del Principio uno, Absoluto y Deífico una Unidad infinita llamada Ain-Soph. El Creador, para poder crear, debe volverse activo y, como esto es imposible para la ABSOLUTIVIDAD, se tuvo que mostrar que el principio infinito se convertía en la causa de la evolución (no de la creación) de manera indirecta; es decir, a través de la emanación desde sí mismo (otro absurdo, esta vez debido a los traductores de la Cábala) de los Sephiroth.

PREGUNTA. ¿Y qué de estos cabalistas quienes siguen creyendo en Jehovah o en el Tetragrammaton?

TEÓSOFO. Son libres de creer en lo que les plazca; ya que su creencia o no creencia, difícilmente afectará a un hecho evidente. Los jesuitas nos dicen que dos y dos no siempre son cuatro, con certeza, pues depende de la voluntad de Dios para que puedan dar cinco. ¿Acaso deberíamos aceptar su sofisma?

PREGUNTA. ¿Entonces sois ateos?

TEÓSOFO. No que sepamos; a menos que el epíteto de “Ateo” se aplique a quienes no creen en un Dios antropomorfo. Creemos en un Principio Universal Divino, la raíz de TODO, del cual todo procede y en el cual todo se absorberá al final del gran ciclo del Ser.

PREGUNTA. Esta es la reivindicación muy antigua del Panteísmo. Si sois panteístas no podéis ser deístas; y si no sois deístas debéis ser ateos.

TEÓSOFO. No necesariamente. Nuevamente: el término “Panteísmo” es una de las numerosas palabras abusadas, cuyo significado real y primitivo ha sido distorsionado por un prejuicio ciego y un punto de vista unilateral. Si usted acepta la etimología cristiana de esta palabra compuesta, según la cual pan es “todo” y qeoz es “dios” y si imagina y enseña, luego, que esto quiere decir que toda piedra y todo árbol en la Naturaleza es un Dios o el Dios UNO, entonces, usted tendría razón en considerar a los panteístas como adoradores de fetiches, además de su nombre legítimo. Sin embargo, no logrará el mismo resultado si se remontara a la etimología de la palabra Panteísmo desde el punto de vista esotérico, como lo hacemos nosotros.

PREGUNTA. ¿Cuál es su definición?

TEÓSOFO. Permítame hacerle una pregunta a usted. ¿Qué entiende por Pan o Naturaleza?

PREGUNTA. Supongo que la Naturaleza sea el total de las cosas que existen a nuestro alrededor, el conjunto de causas y efectos en el mundo de la materia, la creación o el universo.

TEÓSOFO. De aquí, ¿la suma y el orden personificados de las causas y los efectos conocidos; el total de todos los poderes y fuerzas finitos, completamente desapegados de un Creador o Creadores inteligentes y, quizás, “concebido como una fuerza única y separada” según lo explican vuestras enciclopedias?

PREGUNTA. Sí, creo que sí.

TEÓSOFO. Bueno, nosotros no tomamos en consideración esta naturaleza objetiva y material, que definimos como una ilusión efímera, ni queremos decir con pan, la Naturaleza en el sentido de su derivación latina aceptada: Natura (de nasci, nacer). Cuando hablamos de la Deidad y la hacemos idéntica y, por ende, contemporánea a la Naturaleza, nos referimos a la naturaleza eterna e increada y no al conjunto de sombras fatuas e irrealidades finitas. Dejamos que los escritores de himnos sean los que llaman al cielo visible o paraíso el Trono de Dios y a nuestra tierra de fango su escabel. Nuestra DEIDAD no está ni en el paraíso ni en un árbol, edificio o montaña particulares. Está por todas partes, en cada átomo del Cosmos visible e invisible, en, sobre y alrededor de todo átomo invisible y molécula divisible, siendo el misterioso poder de la evolución y de la involución, la potencialidad omnipresente, omnipotente y hasta omnisciente y creativa.

PREGUNTA. ¡Deténgase! Omnisciencia es la prerrogativa de algo que piensa, y usted niega el poder de pensar a su Absolutividad.

TEÓSOFO. Lo negamos al ABSOLUTO, ya que el pensamiento es algo limitado y condicionado. Sin embargo, usted se olvida que en filosofía la inconsciencia absoluta es, también, conciencia absoluta, de otra manera no sería absoluta.

PREGUNTA. ¿Entonces, su Absoluto piensa?

TEÓSOFO. No, no piensa, por la simple razón de que es el Pensamiento Absoluto mismo. Ni siquiera existe, por la misma razón de que es existencia absoluta y Seidad, no un Ser. Lea el maravilloso poema cabalístico de Solomon Ben Jehudah Gabirol, en el “Kether-Malchut” y usted entenderá: “Eres uno, la raíz de todos los números, pero no como elemento de numeración; ya que la unidad no admite multiplicación, cambio o forma. Eres uno; y en el secreto de tu unidad, los hombres más sabios se pierden, porque no la conocen. Eres uno; y tu unidad nunca disminuye ni aumenta y ni puede ser cambiada. Eres uno; y ningún pensamiento mío puede establecerte un límite o definirte. ERES; pero no como uno existente; ya que el entendimiento y la visión de los mortales no pueden alcanzar tu existencia, ni determinar para ti, dónde, cómo y por qué,” etc., etc. En breve; nuestra Deidad es la edificadora eterna del universo, la cual se desarrolla incesantemente y no crea. Este mismo universo se desdobla de su esencia y no está hecho. Es una esfera sin circunferencia en su simbolismo, que sólo tiene un atributo siempre activo, abrazando a todos los atributos existentes o pensables: SI MISMO. Es la ley una que da impulso a las leyes manifestadas, eternas e inmutables, dentro de esa LEY que nunca se manifiesta, porque es absoluta, la cual, durante sus periodos de manifestación es El eterno Devenir.

PREGUNTA. Una vez oí a uno de vuestros miembros observar que la Deidad Universal, estando por todas partes, se encontraba en los vehículos de honra como en los de deshonra y, por lo tanto, estaba presente en cada átomo de ceniza de mi puro. ¿No es esta blasfemia pura y simple?

TEÓSOFO. Creo que no; pues la simple lógica difícilmente podrá considerarse blasfemia. Si excluyéramos el Principio Omnipresente de un solo punto matemático del universo o de una partícula de materia que ocupa algún espacio concebible, ¿podríamos seguir considerándolo infinito?

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Texto extraído de La Clave de la Teosofía, de H. B. Blavatsky.