15 junio 2023

¿En qué creen los teósofos?

 

Foto de Eberhard Grossgasteiger.

“La Teosofía nunca se ha planteado como dogma, sino como una relación de hechos reunidos a través de observación y experiencia, que cualquier persona puede aceptar o rechazar sin condena ni alabanza”.

 

CONTENIDO:

1.    El sendero del pensamiento independiente.

2.    La Sociedad Teosófica (original) no tiene ningún credo ni dogma.

3.    La Teosofía nunca se ha planteado como dogma.

4.    Las tres proposiciones fundamentales de la Doctrina Secreta:

(a) La existencia de un PRINCIPIO Omnipresente, Eterno, Sin Límites e Inmutable. Lo Absoluto.

(b) La Eternidad del Universo in toto, como plano sin límites; periódicamente “escenario de Universos innumerables, manifestándose y desapareciendo incesantemente”.

(c) La identidad fundamental de todas las Almas con el Alma Suprema Universal. La peregrinación obligatoria para todas las Almas, a través del Ciclo de Encarnación (o de “Necesidad”), conforme a la Ley Cíclica y Kármica.

5.    La Teosofía en la historia.

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 1.    El sendero del pensamiento independiente.

“Sea como fuere, una vez que un estudiante abandona el antiguo y trillado camino rutinario, y entra en el sendero solitario del pensamiento independiente –hacia lo Divino– él es un Teósofo; un pensador original, un buscador de la verdad eterna con «inspiración propia» para resolver los problemas universales”.

2.    La Sociedad Teosófica (original) no tiene ningún credo ni dogma.

“La Sociedad, como organización, no tiene ningún credo, ya que los credos son sólo cascarones alrededor del conocimiento espiritual; y la realización de la Teosofía es el conocimiento mismo –la mismísima esencia de la indagación filosófica y teística. Siendo la representante visible de la Teosofía Universal, no puede ser más sectaria que una Sociedad Geográfica, la cual representa la exploración geográfica universal sin importarle que los exploradores sean de uno u otro credo. La religión de la Sociedad es una ecuación algebraica, en la cual, mientras no se omita el signo = de igualdad, a cada miembro se le permite substituir sus propias cantidades, que concuerden mejor con el clima y otras exigencias de su tierra natal, con las idiosincrasias de su pueblo, o incluso las suyas propias. No teniendo un credo aceptado, nuestra sociedad está muy dispuesta a dar y a tomar, a aprender y enseñar, por experimentación práctica, en oposición a la mera aceptación pasiva y crédula de dogmas impuestos por coacción. Está dispuesta a aceptar todo resultado sostenido por cualquiera de las escuelas o sistemas antes referidos, que pueda ser demostrado lógica y experimentalmente. Y viceversa, no puede aceptar nada por mera fe, sin importar quien haya hecho la afirmación.

La Sociedad, en su conjunto, mantiene que todos los pensadores e investigadores originales del lado oculto de la naturaleza, ya se trate de materialistas –aquellos que encuentran en la materia «la promesa y potencia de toda la vida terrestre», o de espiritualistas– esto es, aquellos que descubren en el espíritu la fuente de toda la energía al igual que de la materia, fueron y son, propia y correctamente, Teósofos. Porque para serlo, uno no necesita necesariamente reconocer la existencia de algún Dios especial o deidad. Uno sólo necesita adorar al espíritu de la naturaleza viviente, y tratar de identificarse con él. Reverenciar esa Presencia, la Causa invisible, la cual sin embargo siempre se está manifestando a sí misma en sus resultados incesantes; el intangible, omnipotente, y omnipresente Proteo; indivisible en su Esencia, que elude cualquier forma, y que sin embargo aparece bajo toda forma; que está aquí y allá y en todas partes y en ninguna; es TODO y NADA; es ubicuo y sin embargo es uno: es la Esencia que llena, une, limita y lo contiene todo; y que está contenida en todo. Pensamos que ahora podrá verse por qué, tales hombres, ya sean clasificados como Teístas, Panteístas o Ateos, están más cerca de los demás. Sea como fuere, una vez que un estudiante abandona el antiguo y trillado camino rutinario, y entra en el sendero solitario del pensamiento independiente –hacia lo Divino– él es un Teósofo; un pensador original, un buscador de la verdad eterna con «inspiración propia» para resolver los problemas universales.

Y ella también está conectada con toda religión honesta, a saber: con una religión dispuesta a ser juzgada por las mismas pruebas y análisis que ella aplica a las otras. Esos libros, que contienen la verdad más evidente por sí misma, son para la Teosofía inspirados (y no revelados). Considera además que todos los libros, debido al elemento humano que contienen son inferiores al Libro de la Naturaleza; para leer y comprender el cual correctamente, deben estar sumamente desarrollados los poderes innatos del alma. Las leyes ideales sólo pueden ser percibidas por la facultad intuitiva; ellas están más allá del terreno de la argumentación y la dialéctica, y nadie puede comprenderlas o apreciarlas correctamente a través de las explicaciones de otra mente, aún cuando incluso esta mente afirme tener una revelación directa”. (1)

3.    La Teosofía nunca se ha planteado como dogma.

“En cuanto a ‘una presentación dogmática’, la Teosofía nunca se ha planteado como dogma, sino como una relación de hechos reunidos a través de observación y experiencia, que cualquier persona puede aceptar o rechazar sin condena ni alabanza. También podríamos etiquetar a las matemáticas -la única ciencia exacta que usamos- como ‘dogmática’ porque se plantea como un conjunto de hechos que el estudiante puede analizar, aplicar y probar por sí mismo. La Teosofía se encuentra exactamente en el mismo estado: es una presentación del Conocimiento adquirido a través de eones y no debe ser confundida con las especulaciones de algunos de sus estudiantes, quienes en el mejor de los casos están sujetos a sus prejuicios personales, predilecciones y debilidades. También debe entenderse claramente que todos los escritores o líderes teosóficos, excepto aquéllos que trajeron la Teosofía al mundo, son estudiantes de mayor o menor dominio de la ciencia y, por lo tanto, son susceptibles de ideas y aplicaciones erróneas. La única posibilidad de discernir tales errores reside en una comparación con la Ciencia como se presentó originalmente”. (2)

4.    Las tres proposiciones fundamentales de la Doctrina Secreta.

No hay dogma en Teosofía, pero la misma presenta una ciencia fruto la observación e investigación llevada a cabo desde tiempos inmemoriales; sobre esta ciencia o filosofía H. P. Blavatsky escribió multitud de artículos y varios libros, de los que destacan La Doctrina Secreta. En dicha obra, se recogen una serie de “conceptos fundamentales” respecto de los que H.P.B. dijo que “cuando el lector los haya comprendido claramente, y haya visto la luz que arrojan sobre todos los problemas de la vida, no necesitará mayor justificación a sus ojos, puesto que su verdad será tan evidente para él como la luz del sol”. He aquí las tres proposiciones fundamentales (3):

“(a) Un PRINCIPIO Omnipresente, Eterno, Sin Límites e Inmutable, sobre el cual toda especulación es imposible, porque trasciende el poder de la concepción humana, y sólo podría ser empequeñecido por cualquiera expresión o comparación de la humana inteligencia. Está fuera del alcance del pensamiento, y según las palabras del Mandukya es “inconcebible e inefable”.

Para que la generalidad de los lectores perciba más claramente estas ideas, debe comenzar con el postulado de que hay una Realidad Absoluta anterior a todo Ser manifestado y condicionado. Esta Causa Infinita y Eterna (obscuramente formulada en lo “Inconsciente” y en lo “Incognoscible” de la filosofía europea corriente), es la raíz sin raíz de “todo cuanto fue, es o ha de ser”. Hállase, claro está, desprovista de toda clase de atributos, y permanece esencialmente sin ninguna relación con el Ser manifestado y finito. Es la “Seidad” más bien que Ser (Sat en sánscrito), y está fuera del alcance de todo pensamiento o especulación.

Esta “Seidad” se simboliza en la Doctrina Secreta bajo dos aspectos. Por una parte, el Espacio abstracto absoluto, que representa la mera subjetividad, lo único que ninguna mente humana puede excluir de concepto alguno, ni concebir en sí mismo. Por otra parte, el Movimiento Abstracto absoluto, que representa la Conciencia Incondicionada. Los mismos pensadores occidentales han hecho ver que la Conciencia es inconcebible para nosotros sin el cambio, y lo que mejor simboliza el cambio es el movimiento, su característica esencial. Este último aspecto de la Realidad Una se simboliza también por el término “El Gran Aliento”, símbolo suficientemente gráfico para necesitar más explicación. Así pues, el primer axioma fundamental de la Doctrina Secreta es esta SEIDAD metafísica UNA y ABSOLUTA, simbolizada por la inteligencia finita en la Trinidad teológica.

(…)

Parabrahm (la Realidad Una, lo Absoluto), es el campo de la Conciencia Absoluta; esto es, aquella Esencia que está fuera de toda relación con la existencia condicionada, y de la cual la existencia consciente es un símbolo condicionado. Pero en cuanto salimos en nuestro pensamiento de esta, para nosotros, Absoluta Negación, surge el dualismo en el contraste de Espíritu (o Conciencia) y Materia, Sujeto y Objeto.

El Espíritu (o Conciencia) y la Materia, sin embargo, deben ser considerados no como realidades independientes, sino como los dos símbolos o aspectos de lo Absoluto (Parabrahm), que constituyen la base del Ser condicionado, ya sea subjetivo, ya objetivo.

Considerando esta tríada metafísica como la Raíz de la cual procede toda manifestación, el gran Aliento toma el carácter de Ideación precósmica. Él es la fons et origo de la fuerza y de toda conciencia individual, y provee de inteligencia directora al vasto plan de la Evolución cósmica. Por otra parte, la Substancia-Raíz precósmica (Mulaprakriti) es el aspecto de lo Absoluto que sirve de fundamento a todos los planos objetivos de la Naturaleza.

(b.) La Eternidad del Universo in toto, como plano sin límites; periódicamente “escenario de Universos innumerables, manifestándose y desapareciendo incesantemente”, llamados “las estrellas que se manifiestan” y las “chispas de la Eternidad”. “La Eternidad del Peregrino” es como un abrir y cerrar de ojos de la Existencia por Sí Misma” (Libro de Dzyan). “La aparición y desaparición de Mundos, es como el flujo y el reflujo regular de las mareas”.

Esta segunda aserción de la Doctrina Secreta es la universalidad absoluta de aquella ley de periodicidad, de flujo y reflujo o, de decadencia y crecimiento, que la ciencia física ha observado y consignado en todas las esferas de la Naturaleza. Alternativas tales como Día y Noche, Vida y Muerte, Sueño y Vigilia, son hechos tan comunes, tan perfectamente universales y sin excepción, que será fácil comprender cómo vemos en ellas una de las Leyes absolutamente fundamentales del universo.

Enseña también la Doctrina Secreta:

(c) La identidad fundamental de todas las Almas con el Alma Suprema Universal, siendo esta última un aspecto de la Raíz Desconocida; y la peregrinación obligatoria para todas las Almas, destellos suyos, a través del Ciclo de Encarnación (o de “Necesidad”), conforme a la Ley Cíclica y Kármica, durante todo el término de aquél. En otras palabras: ningún Buddhi puramente espiritual (Alma Divina) puede tener una existencia consciente independiente antes que la chispa que brotó de la Esencia pura del Principio Sexto Universal, o sea el ALMA SUPREMA, haya (a) pasado por todas las formas elementales pertenecientes al mundo fenomenal de aquel Manvantara, y (b) adquirido la individualidad, primeramente por impulso natural, y después por los esfuerzos propios conscientemente dirigidos (regulados por su Karma), ascendiendo así por todos los grados de inteligencia desde el Manas inferior hasta el superior; desde el mineral y la planta al Arcángel más santo (Dhyani Buddha). La Doctrina fundamental de la Filosofía Esotérica no admite en el hombre ni privilegios ni dones especiales, salvo aquellos ganados por su propio Ego, por esfuerzo y mérito personales a través de una larga serie de metempsicosis y reencarnaciones. Por esto dicen los hindúes que el Universo es Brahma y Brahmâ; porque Brahma está en todos los átomos del Universo, siendo los seis principios de la Naturaleza la expresión, o los aspectos diversamente diferenciados, del SÉPTIMO y UNO, única realidad en el Universo, sea cósmico o micro cósmico; y también porque las permutaciones psíquicas, espirituales y físicas del sexto (Brahmâ, el vehículo de Brahma) en el plano de la manifestación y de la forma, se consideran por antífrasis metafísica, como ilusorias y Mayávicas. Pues, aunque la raíz de todos los átomos individualmente, y de todas las formas colectivamente, es este séptimo principio o la Realidad una, sin embargo, en su apariencia manifestada, fenomenal y temporal, todo ello es tan sólo una ilusión pasajera de nuestros sentidos”. (3)

5. La Teosofía en la historia.

“Ammonio [Ammonio Saccas: Grande y eminente filósofo que vivió en Alejandría entre el segundo y tercer siglo de nuestra era. Fue el fundador de la Escuela neoplatónica de los filaleteos o “amantes, de la Verdad”.] tenía como meta y propósito el reconciliar a todas las sectas, pueblos y naciones bajo una fe común una creencia en un Poder Supremo, Eterno, Desconocido e Innominado, que gobierna al universo por medio de leyes inmutables y eternas.

Por medio de esa intuición superior adquirida por medio de la Theosophía –o Conocimiento de la Deidad, la cual conduce a la mente, del mundo de la forma, al del espíritu sin forma, el hombre en toda época y en todo país, a veces ha sido capacitado para percibir cosas en el mundo interior o invisible. De aquí, el «Samadhi» o Dyan Yog Samadhi de los ascetas hindúes; el «Daïmonion-photi», o iluminación espiritual, de los Neo Platónicos; la «Confabulación sideral de las almas», de los Rosacruces o filósofos del Fuego; e, incluso el trance extático de los místicos y de los mesmeristas y espiritistas modernos, son idénticos en naturaleza, aunque diferentes en cuanto a su manifestación. La búsqueda del «ser» más divino del hombre, tan frecuente y erróneamente interpretada como comunión individual con un Dios personal, era el objeto de todo místico. Y la creencia en su posibilidad parece haber sido contemporánea de la génesis de la humanidad cada pueblo dándole otro nombre. Es así como Platón y Plotino llaman «Trabajo Noético» a lo que los Yogis y los Srotriyas denominan Vidya. «Por medio de la reflexión, el conocimiento de sí mismo y la disciplina intelectual, el alma puede ser elevada a la visión de la verdad eterna, la bondad, y la belleza esto es, a la Visión de Dios y esto es la epopteia», decían los Griegos.

La Teosofía, es por lo tanto, la Religión de Sabiduría arcaica, la doctrina esotérica conocida alguna vez en todo país antiguo que haya merecido el título de civilizado. Todos los escritos antiguos nos enseñan a esta «Sabiduría» como una emanación del Principio divino; y la clara comprensión de ello es tipificada por nombres tales como el Buddha Indo, el Nebo Babilónico, el Thoth de Menfis, el Hermes de Grecia: también en la apelación de algunas diosas –Metis, Neitha, Athenea, la Sophia Gnóstica, y finalmente– los Vedas de la palabra «conocer». Bajo esta designación, todos los filósofos antiguos del Oriente y Occidente, los Hierofantes del antiguo Egipto, los Rishis de Aryavarta, los Theodidaktoi de Grecia, comprendieron todo conocimiento de las cosas ocultas y esencialmente divinas. La Mercavah de los Rabinos Hebreos, las sucesiones secular y popular, fueron designadas de esta manera, sólo como el vehículo, la cáscara que contenía el conocimiento esotérico superior. Los Magus de Zoroastro recibieron instrucción y fueron iniciados en las cuevas y logias secretas de Bactria; los hierofantes egipcios. Y griegos tenían sus aporrhêta, o di secretos, durante los cuales el Mystês llegaba a ser un Epoptês: un Vidente.

La idea central de la Teosofía Ecléctica era la de una Esencia Suprema única, Desconocida e Incognoscible –ya que «¿cómo podría uno conocer al conocedor?» inquiere el Brihadaranyalka Upanishad. Su sistema estaba caracterizado por tres rasgos notables: la teoría de la Esencia antes mencionada; la doctrina del alma humana –una emanación de dicha Esencia y por lo tanto de la misma naturaleza; y su Theurgia. Es esta última ciencia la que ha hecho que no sean comprendidos los Neo Platónicos en nuestra era de ciencia materialista. La Theurgia, siendo esencialmente el arte de aplicar los poderes divinos del hombre a la subordinación de las fuerzas ciegas de la naturaleza, sus seguidores fueron primero denominado magos –una corrupción de la palabra «Magh», que significa un hombre sabio, o erudito –y posteriormente ridiculizados. Los escépticos de hace un siglo habrían errado completamente si se hubiesen reído de la idea de un fonógrafo o de un telégrafo. Los ridiculizados y los «infieles» de una generación generalmente se convierten en los sabios y santos de la siguiente.

… la Teosofía y los Teósofos hayan existido desde que la primera luz vacilante del pensamiento naciente hizo que el hombre buscara instintivamente los medios de expresar sus propias opiniones independientes.

Ya había Teósofos antes de la era cristiana, no obstante que los escritores cristianos atribuyan el desarrollo del sistema Teosófico Ecléctico, a la primera parte del tercer siglo de su Era. Diógenes Laërtius considera que el origen de la Teosofía se remonta a una época que antecede la dinastía de los Ptolomeos, y menciona como su fundadora un Hierofante Egipcio llamado Pot-Amun; siendo este nombre copto, el cual significa un sacerdote consagrado a Amun, el dios de la Sabiduría. Pero la historia muestra que fue revivida por Ammonio Saccas, el fundador de la Escuela Neo-Platónica. Él y sus discípulos se llamaban a sí mismos «Philaletheians» –amantes de la verdad–; mientras que otros los denominaban «Analogistas», debido a su método de interpretar todas las leyendas sagradas, mitos y misterios simbólicos, por medio de una regla de analogía o correspondencia tal, que los acontecimientos que hubieren ocurrido en el mundo externo eran considerados como expresión de las operaciones y experiencias del alma humana”. (4)

 

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(1) ¿Qué son los Teósofos?, “The Theosophist”, Vol. 1. Número 1. Octubre, 1879.

(2) El Filósofo Amigo, Robert crosbie.

(3) La Doctrina Secreta, volumen I, Helena P. Blavatsky (páginas 14-18, versión original).

(4) ¿Qué es la Teosofía?, “The Theosophists”, Vol. I, Número 1, octubre de 1879.