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(Reeditado el 08/09/2024).
Lo que ocurre tras la muerte.
Cuando “el ser humano muere, sus tres principios inferiores
lo dejan para siempre, me refiero al cuerpo, a la vida [prana] y al vehículo de
la vida, el cuerpo astral o el doble del ser humano vivo. Entonces, sus otros
cuatro principios: el principio central o intermedio, el alma animal o
Kāma-rūpa, con lo que ha asimilado del Manas inferior y la tríada superior, se
hallan en Kāma-loka”.
(“El Kāma-loka es una localidad astral, el limbo de la
teología escolástica, el Hades de los antiguos y, rigurosamente hablando, es
una localidad sólo en sentido relativo. No tiene área definida ni lindero, más
existe dentro del espacio subjetivo, es decir: trasciende nuestras percepciones
sensoriales. Sin embargo, existe y allí esperan la segunda muerte los eidolons
[fantasmas] de todos los seres que han vivido, incluyendo los animales. Para
los animales, la segunda muerte llega con la desintegración y el completo
desvanecerse de sus partículas astrales, hasta la última; mientras para el
eídōlon (fantasma) humano, empieza cuando se dice que la tríada
Ātma-Buddhi-Manásica “se separa” de sus principios inferiores o el reflejo de
la ex personalidad y se sumerge en el estado Dewachánico”.
El mencionado dewachén o devachán es la llamada “Morada de
los Dioses”, “un estado intermedio entre dos vidas terrenas y en el cual el Ego
(Ātma-Buddhi-Manas o la Trinidad hecha una), entra después de su separación del
Kāma Rūpa y la desintegración de los principios inferiores, después de la
muerte del cuerpo, en la tierra”; es “un estado después de la muerte o
condición mental análoga a la de un sueño vívido”).
Algunas aclaraciones sobre Manas, también llamado Ego, Mente
o Alma:
Con el término Ego nos referimos al Alma, a la Mente, a
Manas, a la Individualidad (diferente a la personalidad o el traje con el que
se viste el Alma en cada encarnación). Pero qué o quién es ese Ego. Vamos a
hacer algunas indicaciones acerca de esta cuestión según el libro de H. P.
Blavatsky La Clave de la Teosofía, de la que provienen el resto de citas
de esta entrada, si bien es un tema muy complejo y que se trata con mucha más
amplitud en la obra de la misma autora La Doctrina Secreta,
principalmente en el tomo segundo. Se dice que Manas tiene su fuente en Mahat o
Mente Universal. “A Manas se le llama, también, Kṣetrajña, ´Espíritu encarnado´
porque, según nuestra filosofía, los Manasa-putras o los ¨Hijos de la Mente
Universal´ son los que crearon o, mejor dicho, produjeron, al hombre pensante, ´manu´
[de ahí humanidad, o man en inglés], encarnándose en la humanidad de la
tercera Raza en nuestra Ronda. Por lo tanto, Manas es el Ego Espiritual real y
permanente que se encarna, la INDIVIDUALIDAD; mientras nuestras varias e
innumerables personalidades son sólo sus máscaras externas”. “Todos nuestros ´Egos´
son entidades pensantes y racionales (Manasa-putra) quienes han vivido, en la
forma humana u otras, en el ciclo de vida (Manvantara) anterior y cuyo Karma
era el de encarnarse en el hombre de este (Manvantara)”. También hace constar
Blavatsky que “todo ser humano es portador o el Vehículo de un Ego coeterno con
todo otro Ego; porque todos los Egos son de la misma esencia y pertenecen a la
emanación primordial de un Ego universal infinito. Platón lo llama logos (o
segundo Dios manifestado) y nosotros lo llamamos principio divino manifestado,
que es uno con la mente o alma universal y no es el Dios antropomorfo,
extra-cósmico y personal en el cual creen muchos teístas”.
Ampliando un poco más el asunto: “Esta conciencia o mente es
Manas, la derivación o el producto, en una forma reflejada, de Ahaṃkāra: ´la
concepción de yo´ o EGOIDAD. Por lo tanto, cuando Manas se une inseparablemente
a Ātman y a Buddhi, se le llama EGO ESPIRITUAL y Taijasī (el brillante). Esta
es la Individualidad real o el hombre divino. Este Ego hizo de la forma con
semblante humano un verdadero hombre, porque se había encarnado, originalmente,
en la forma humana irracional que la mónada dual animaba, aunque, dicha forma
estaba inconsciente (no teniendo conciencia alguna) de la presencia de la
mónada dual. Este Ego, ese “Cuerpo Causal”, es el
que ilumina toda personalidad en la cual el Karma lo obliga a encarnarse.
Y este Ego es al que se le considera responsable por todos los pecados
cometidos en cada cuerpo y personalidad nuevos; siendo, estos dos, las máscaras
transitorias que esconden al verdadero Individuo a través de la larga serie de
renacimientos”.
“El Ego Espiritual pensante, el principio permanente en el
ser humano o eso que es el asiento de Manas” es lo que se reencarna,
extendiéndose el lapso entre dos renacimientos desde 10 a 15 siglos y “durante
el periodo dewachánico, sólo la esencia de la experiencia de su vida terrenal
pasada o personalidad, toda la experiencia física se resuelve en un estado en
potencia o podríamos decir que se traduce en una fórmula espiritual”. “Durante
todo periodo dewachánico, el Ego, siendo omnisciente en sí, se reviste, por
decirlo así, con el reflejo de la ´personalidad´ que fue … la flor ideal de
todas las cualidades o atributos abstractos y por ende inmortales y eternos,
como el amor y la misericordia, el amor al bien, a la verdad y a lo bello, que
alguna vez se expresó en el corazón de la ´personalidad´ viviente, después de
la muerte se adhiere al Ego, siguiéndole al Dewachen. Durante este lapso, el
Ego se convierte en el reflejo ideal del ser humano que fue, la última vez en
la tierra; y éste no es omnisciente. Si lo fuese, no se encontraría en un
estado que llamamos Dewachen”.
“El Ego que se reencarna es el yo individual e inmortal y
no personal, (…), eso que es recompensado en Dewachen y castigado en la
tierra y, finalmente, eso al cual se adhiere sólo el reflejo de los Skandhas o
atributos de cada encarnación”.
Todo lo anterior referido a Manas o Ego está íntimamente
ligado al “el dogma cruel e ilógico de los Ángeles Caídos”, cuya explicación
también la podemos encontrar en el segundo volumen de La Doctrina Secreta.
Por lo tanto, y recapitulando lo expuesto hasta ahora, tras
la muerte, y la “segunda muerte”, con la disgregación del cuerpo astral, nos
queda la tríada superior, entrando Manas en el devachán. Tras un periodo que
suele oscilar entre 10 y 15 siglos, el Alma vuelve a encarnar, dependiendo la
nueva personalidad de Karma.
Karma:
La “ley de retribución o Karma, recompensa a los seres más
elevados y más espirituales en Dewachen y nunca falla en recompensarlos de
nuevo en la tierra, ofreciéndoles un desarrollo ulterior y proporcionando al
Ego, un cuerpo adecuado para esto”. “Ningún
acto, ni siquiera un pensamiento pecaminoso, quedará sin castigo. El
pensamiento pecaminoso se castigará con más severidad que el acto, porque el
pensamiento tiene una potencialidad mayor para causar resultados malos que
hasta una acción. Creemos en una ley infalible de Retribución
llamada KARMA, que se manifiesta en una concatenación natural de causas y sus
resultados inevitables”.
“Karma es hijo del Ego terrenal, el fruto de las acciones
del árbol que es la personalidad objetiva visible a todos y también el fruto de
todos los pensamientos y hasta de las intenciones del ´Yo´ espiritual. Mas
Karma es, también, la madre tierna que sana las heridas que ella misma inflige
durante la vida anterior, antes de que empiece a torturar a este Ego,
infligiéndole nuevas. Si es posible decir que no
existe sufrimiento mental o físico, en la vida de un mortal, que no sea el
fruto directo y la consecuencia de algún pecado en una existencia anterior;
del otro lado, como el ser humano no conserva el más mínimo recuerdo al
respecto en esta vida, siente que no merece tal castigo, por lo tanto, piensa
que está sufriendo por algo de lo cual no es culpable. Sólo esto es
suficiente para dar el derecho al alma humana al completo consuelo, descanso y
beatitud, en su existencia después de la muerte”.
“El Regulador infalible [karma] afecta, en cada encarnación,
la cualidad de la siguiente y la suma de mérito o demérito en las encarnaciones
anteriores determina esta cualidad”.
Skandhas y la personalidad:
“Como ya se ha dicho, los Skandhas son “atributos”, entre los
cuales está la memoria. Tras la muerte, “estos perecen como una flor, dejando
atrás sólo un débil aroma”. Así, “mientras las cualidades imperecederas de la
personalidad, como el amor, la bondad, la caridad, etc., se adhieren al Ego
inmortal, podríamos decir que fotografían en éste una imagen permanente del
aspecto divino del ser humano que fue, sus Skandhas materiales (los que
engendran los efectos Kármicos más intensos) son tan pasajeros como un
relámpago y no pueden incidir en el nuevo cerebro de la nueva personalidad. Sin
embargo, esto no empaña para nada la identidad del Ego reencarnante”.
Según las “enseñanzas buddhistas existen cinco Skandha [en
pali Khandha] o atributos: “Rūpa (forma o cuerpo), cualidades materiales;
Vedanā, sensación; Saññā, ideas abstractas; Saṅkhāra, tendencias de la mente;
Viññāṇa, poderes mentales. Estos son los que nos forman, gracias a estos
estamos conscientes de la existencia y, por medio de estos, nos comunicamos con
el mundo circundante”.
“La personalidad, con sus Skandha, cambia con cada
nacimiento. Como dijimos, es sólo el papel del actor (el verdadero Ego) para
una noche. Esta es la razón por la cual no conservamos ninguna memoria, en
el plano físico, de nuestras vidas pasadas, no obstante el “Ego” real las haya
vivido todas y las conozca muy bien”.
… “ningún ser humano (o la forma
externa material y periódica de la Entidad Espiritual), puede ser considerado,
con algún grado de justicia, responsable por las consecuencias de su
nacimiento. Él no pide nacer, ni puede escoger los padres que le proporcionarán
la vida. Es una víctima de su medio ambiente en todo aspecto, el hijo de
circunstancias sobre las cuales no tiene ningún control”.
¿Qué ocurre con los Skandha inferiores de la personalidad,
después de la muerte del cuerpo? ¿Son destruidos?
“Lo son y no lo son: otro misterio metafísico y oculto para
usted. Son destruidos como inventario funcionante a disposición de la
personalidad; sin embargo, permanecen como efectos Kármicos, a guisa de
gérmenes que aletean en la atmósfera del plano terrenal, listos para venir a la
vida como muchos diablillos vengativos, para adherirse a la nueva personalidad
del Ego cuando se reencarna”.
…
“La vida es nada en sus partes separadas; sin embargo, es de
la máxima importancia en su colectividad o series de vidas. De todos modos:
casi cada vida individual es, en su desarrollo completo, un sufrimiento.
¿Deberíamos quizá creer que este pobre ser indefenso, después de haber sido
tirado como un pedazo de leña podrida en las procelosas olas de la vida, si se
muestra demasiado débil para resistirlas, es castigado a la condenación eterna
o aun al castigo pasajero? ¡Nunca! A pesar de que sea un pecador grande u
ordinario, bueno o malo, culpable o inocente, una vez que se libera de la carga
de la vida física, el Manu (“Ego pensante”) exhausto y consumido, se ha ganado
el derecho a un periodo de descanso y de beatitud absolutos. La misma Ley
infalible, sabia y justa, más que misericordiosa, la cual inflige al Ego
encarnado el castigo Kármico por todo pecado cometido durante la vida anterior
en la tierra, ahora proporciona, a la Entidad que acaba de desencarnarse, un
largo lapso de descanso mental: el olvido completo de todo evento triste, más aún,
del más diminuto pensamiento que le causó dolor en su última vida como
personalidad, dejando en la memoria del alma sólo la reminiscencia de lo que
era beatitud o conducía a la felicidad”.
…
“La nueva “personalidad” es comparable a una ropa nueva con
sus características específicas: color, forma y cualidades; sin embargo, el
hombre real que la lleva es el mismo reo del pasado. Es la individualidad la
que sufre a través de su “personalidad”. Esto y sólo esto puede explicar la
terrible injusticia, sin embargo sólo aparente, en la distribución del destino
en la vida humana. Cuando sus filósofos modernos logren mostrarnos una buena
razón de por qué tantos seres humanos, aparentemente inocentes y buenos, nacen
sólo para sufrir en una vida; por qué muchos nacen pobres y se mueren de hambre
en las áreas desheredadas de las grandes ciudades, abandonados por el destino y
la humanidad; por qué mientras estos nacen en la pobreza otros abren sus ojos
en los palacios; por qué a menudo parece que los seres peores y sólo raramente
las personas dignas nacen en la nobleza y en la fortuna; y por qué hay mendigos
cuyos seres internos son iguales a los hombres más elevados y nobles; cuando
sus filósofos o teólogos expliquen todo esto y mucho más, de manera
satisfactoria, sólo entonces ustedes tendrán el derecho de rechazar la
reencarnación.”.
…
La personalidad, con sus Skandhas, cambia con cada
nacimiento. Como dijimos, es sólo el papel del actor (el verdadero Ego) para
una noche. Esta es la razón por la cual no conservamos ninguna memoria, en el
plano físico, de nuestras vidas pasadas, no obstante el “Ego” real las haya
vivido todas y las conozca muy bien”.
A continuación se citan otros extractos en referencia a los
Skandhas, en este caso de la obra de William Q. Judge, El Océano de la
Teosofía:
“Durante la vida terrenal, los deseos y las pasiones están
guiados por la mente y por el alma, pero después de la muerte funcionan sin la
dirección de su anterior amo y maestro. Mientras vivimos, somos responsables de
esas tendencias y de sus efectos, y cuando hemos abandonado esta vida seguimos
siendo responsables, aun cuando estas pasiones continúen funcionando y
produciendo efectos sobre otros seres mientras existan como la entidad antes
descrita y sin nuestra directa guía y control. En esto se reconoce la
continuación de nuestra responsabilidad. Esas pasiones y deseos forman parte de
los skandhas —bien conocidos en la filosofía oriental—, los cuales son los
agregados que constituyen al hombre. El cuerpo físico incluye un grupo de
skandhas, el hombre astral otro, el principio de kāma es otro grupo y aún otros
más, que pertenecen a otras partes. En kāma se encuentran los skandhas
realmente activos e importantes, los que controlan los renacimientos y conducen
a todas las variedades de vida y circunstancias de cada renacimiento.
…
Ahora bien, en kāma loka este conjunto de deseos y
pensamientos sigue existiendo definitivamente hasta su desintegración total, y
entonces el remanente consiste en la esencia de esos skandhas, conectados desde
luego con el ser que los generó. La eliminación de estos skandhas es tan
imposible como borrar el universo. Por lo tanto, estos, se dice, permanecen
hasta que el ser o Ego emerge del estado de dewachen y entonces, instantáneamente
y de acuerdo con la ley de la atracción, los skandhas son atraídos hacia el
ser, quien con tales skandhas, como gérmenes o base, elabora para la nueva
encarnación una nueva serie de skandhas”.
Por último, citamos estas respuestas dadas por Robert Crosbie (Respuestas a preguntas sobre El Oceáno de la Teosofía) sobre preguntas relacionadas con los skandhas:
"P. ¿Son las tres clases de Skandhas las vidas de los
diversos planos?
R. Los Skandhas son las vidas más los impulsos que les han
sido dados a esas vidas. Todas las vidas pertenecen al que las evolucionó, y
todo lo que saben es la dirección que se les ha dado. Ellas no tienen el poder
de elegir; no pueden iniciar impulso, sino meramente recibirlo. Así es que los Skandhas
son nuestras tendencias, la cualidad de la fuerza que hemos impartido a las
diversas vidas en los varios planos o departamentos de la naturaleza, físicos,
mentales y psíquicos. Nosotros incitamos las vidas físicas en nuestros cuerpos;
incitamos las contrapartes astrales que hacen posible la expresión física;
incitamos las vidas que tienen que ver con nuestros procesos de pensamiento.
Como ellas han sido incitadas por nosotros, están conectadas con nosotros,
mediante atracción magnética o eléctrica, y cuando regresamos a la tierra las
atraemos nuevamente hacia nosotros, o energetizamos los Skandhas de las
tres clases, los cuales, podemos ver, hacen posible la operación de varias
clases de Karma al mismo tiempo.
P. ¿Entonces, toda la enseñanza concerniente a los Skandhas
es meramente otra ilustración de causa y efecto?
R. Sí, no podemos pensar, sentir, decir o hacer cualquier cosa sin
poner en marcha algunas de las vidas infinitesimales incoloras, con las cuales
toda la atmósfera pulsa en todas partes, en una dirección dada. Nosotros somos
responsables de aquellas vidas porque las creamos como tal clase de vida. Si la
fuerza dada a nuestro pensamiento era muy débil, la dirección podría ser de
corta vida, pero los pensamientos y sentimientos fuertes energizan fuertemente.
El total de esas vidas siempre existe en los planos físico y astral, y las
atraemos nuevamente hacia nosotros como un agregado porque fuimos los creadores
y originadores de ellas".