21 octubre 2020

Tres proposiciones fundamentales de la Doctrina Secreta.

 


La Doctrina Secreta, que vio la luz en 1888, es la obra cumbre de H.P. Blavatsky (aunque realmente es una producción triple junto con los Mahatmas o Maestros de Sabiduría M. y K.H., como ellos mismos certificaron). Dicha obra, como originalmente fue compuesta, consta de dos tomos en inglés: "Cosmogénesis" (Volumen I) y "Antropogénesis" (Volumen II), aunque, según lo que H.P.B. indicó al final del segundo de ellos (1), los volúmenes III y IV estaban casi terminados en 1888, aproximadamente tres años antes de su fallecimiento.

Lo cierto y verdad es que los mencionados tercer y cuarto volúmenes no han llegado a ver la luz, y el libro que en 1897 Annie Besant publicó como el tercer tomo, fue a partir de fragmentos descartados por H.P.B., usados tras su fallecimiento y sin su autorización. Aparte de “crear” este nuevo volumen de la Doctrina Secreta, Besant también hizo en la tercera edición un gran número de alteraciones (se han cuantificado en más de 40.000) de la obra original en los volúmenes I y II. Desafortunadamente (2), a partir de esta tercera edición “revisada” se efectuó la traducción al castellano que hoy se publica, dividiéndose cada libro en dos, razón por la que se pueden encontrar hasta seis volúmenes (4+2) de la Doctrina Secreta en castellano. (3) 

La importancia de la publicación de La Doctrina Secreta estriba en que por primera vez en milenios se estaba ofreciendo de forma pública una enseñanza hasta entonces esotérica y reservada a muy pocos, o como mejor explicó la propia H.P.B.: “… hoy se permite que vean la luz, después de millares de años del silencio y secreto más profundos, los bosquejos de unas pocas verdades fundamentales de la Doctrina Secreta de las Edades Arcaicas. Digo de propósito “unas pocas verdades” porque lo que debe permanecer sin decirse, no podría contenerse en un centenar de volúmenes como éste, ni puede ser comunicado a la presente generación de saduceos”. A pesar del imperante materialismo en la sociedad en la que se publicó (hoy quizás peor), se reconocía que “… existe una noble minoría de estudiantes entusiastas, que tienen derecho a aprender las pocas verdades que pueden serles dadas hoy” (La Doctrina Secreta, Vol. I), por lo cual debemos de estar realmente agradecidos.

La Doctrina Secreta, aclaró Blavatsky, como la filosofía “universalmente difundida del mundo antiguo y prehistórico (…) es tan antigua como el hombre pensador. Sus principios no se han publicado ahora por vez primera, sino que han sido cautelosamente comunicados y enseñados por más de un Iniciado europeo…”.  “Por esto Confucio (…) decía: “yo únicamente transmito; no puedo crear cosas nuevas. Creo en los antiguos, y por lo tanto, los amo”.

“También los ama la que escribe estas líneas, y cree, por tanto, en los antiguos, y en los modernos herederos de su Sabiduría. Y creyendo en ambos, transmite ahora lo que ha recibido y aprendido por sí misma, a todos aquellos que quieran aceptarlo.” (La Doctrina Secreta,  Vol. I).

Pues bien, centrándonos ya en la obra en sí, advierte H.PB. en el Proemio que “Antes que el lector pase a considerar las Estancias del Libro de Dzyan, que constituyen la base de la presente obra, es absolutamente necesario que conozca los pocos conceptos fundamentales que sirven de asiento, y que compenetran todo el sistema a que su atención va a ser dirigida. Estas ideas fundamentales son pocas en número, pero de su clara percepción depende la inteligencia de todo lo que sigue; por lo tanto, no es necesario encarecer al lector lo que importa familiarizarse con ellas desde el principio, antes de comenzar la lectura de la obra”.

Estas son, por tanto, las tres proposiciones fundamentales de La Doctrina Secreta:

I. “Un PRINCIPIO Omnipresente, Eterno, Sin Límites e Inmutable, sobre el cual toda especulación es imposible, porque trasciende el poder de la concepción humana, y sólo podría ser empequeñecido por cualquiera expresión o comparación de la humana inteligencia. Está fuera del alcance del pensamiento, y según las palabras del Mândûkya es “inconcebible e inefable”.

Para que la generalidad de los lectores perciba más claramente estas ideas, debe comenzar con el postulado de que hay Una Realidad Absoluta anterior a todo Ser manifestado y condicionado”. Es “aquella Esencia que está fuera de toda relación con la existencia condicionada, y de la cual, la existencia consciente es un símbolo condicionado. Pero en cuanto salimos, en nuestro pensamiento, de ésta, para nosotros, Absoluta Negación, surge el dualismo en el contraste de Espíritu (o Conciencia), y Materia, Sujeto y Objeto” que (…) deben ser considerados, no como realidades independientes, sino como los dos símbolos o aspectos de lo Absoluto, Parabrahman, que constituyen la base del Ser condicionado, ya sea subjetivo, ya objetivo”.

 “Hállase [la Realidad Una, lo Absoluto], por de contado, desprovista de toda clase de atributos, y permanece esencialmente sin ninguna relación con el Ser manifestado y finito.”

”Es la “Seidad”, más bien que Ser, Sat en sánscrito, y está fuera del alcance de todo pensamiento o especulación.

“Esta ‘Seidad’ se simboliza en la Doctrina Secreta bajo dos aspectos”:

a)      “Por una parte, el Espacio Abstracto absoluto, que representa la mera subjetividad, lo que ninguna mente humana puede excluir de concepto alguno, ni concebir en sí mismo".

b)      “Por otra parte, el Movimiento Abstracto absoluto, que representa la Consciencia Incondicionada. Los mismos pensadores occidentales han hecho ver que la conciencia es inconcebible para nosotros sin el cambio, y lo que mejor simboliza el cambio es el movimiento, su característica esencial. Este último aspecto de la Realidad Una se simboliza también por el término el Gran Aliento”, (…) “el gran Aliento toma el carácter de Ideación precósmica. Él es la fuente y origen de la fuerza y de toda conciencia individual, y provee de inteligencia directora al vasto plan de la Evolución cósmica”.

Más adelante se dice: “La aparición y desaparición del Universo se describen como la espiración e inspiración “del “Gran Aliento”, que es eterno; y que siendo Movimiento, es uno de los tres aspectos de lo Absoluto, siendo los otros dos el Espacio Abstracto y la Duración”.

 

II. “La Eternidad del Universo in toto [en totalidad], como plano sin límites; periódicamente “escenario de Universos innumerables, manifestándose y desapareciendo incesantemente”, llamados “las Estrellas que se manifiestan” y las “Chispas de la Eternidad”.

“Esta segunda aserción de la Doctrina Secreta es la universalidad absoluta de aquella ley de periodicidad, de flujo y reflujo o, de decadencia y crecimiento, que la ciencia física ha observado y consignado en todas las esferas de la Naturaleza. Alternativas tales como Día y Noche, Vida y Muerte, Sueño y Vigilia, son hechos tan comunes, tan perfectamente universales y sin excepción, que será fácil comprender cómo vemos en ellas una de las Leyes absolutamente fundamentales del Universo”.

 

III. “La identidad fundamental de todas las Almas con el Alma Suprema Universal, siendo esta última un aspecto de la Raíz Desconocida; y la peregrinación obligatoria para todas las Almas, destellos suyos, a través del Ciclo de Encarnación, o de Necesidad, conforme a la Ley Cíclica y Kármica, durante todo el término de aquél. En otras palabras: ningún Buddhi puramente espiritual (Alma Divina) puede tener una existencia consciente independiente, antes que la chispa que brotó de la Esencia pura del Principio Sexto Universal, o sea el ALMA SUPREMA, haya pasado por todas las formas elementales pertenecientes al mundo fenomenal de aquel Manvantara, y adquirido la individualidad, primeramente por impulso natural, y después por los esfuerzos propios conscientemente dirigidos y regulados por su Karma, ascendiendo así por todos los grados de inteligencia desde el Manas inferior hasta el superior; desde el mineral y la planta al Arcángel más santo (Dhyâni Buddha). La Doctrina fundamental de la Filosofía Esotérica no admite en el hombre ni privilegios, ni dones especiales, salvo aquellos ganados por su propio Ego [alma, individualidad], por esfuerzo y mérito personales a través de una larga serie de metempsicosis y reencarnaciones”. (4)

 


(1). “Se ha hecho un comienzo para derribar y arrancar de raíz los árboles mortales de superstición, prejuicio e ignorancia engreídos, de modo que estos dos volúmenes deberían formar para el estudiante un preludio apropiado para los Volúmenes III y IV. Hasta que la basura de las edades se elimine en las mentes de los teósofos a quienes se dedican estos compendios, es imposible que se entiendan las enseñanzas más prácticas contenidas en el Tercer Volumen. En consecuencia, depende totalmente de la recepción con que se encuentren los tomos I y II en manos de teósofos y místicos, ya sea que éstos dos últimos se publiquen alguna vez, aunque están casi terminados".

(2) Al decir "desafortunadamente" no se pretende restar mérito alguno al trabajo de los traductores ("varios miembros de la Rama de la S.T.E."), gracias a los cuales podemos acceder a esta importante obra en nuestro idioma, sino más bien advertir de que existen alteraciones, incluso supresiones, que pueden comprobarse al cotejar la obra con el original en inglés. 

(3) En este artículo del blog “Desafiando al Kali-Yuga” se trata el tema con más profundidad: “El “tercer volumen” de “La Doctrina Secreta” ( Desafiando al Kali-Yuga: El "tercer volumen" de "La Doctrina Secreta" (sabiduria-atemporal.blogspot.com) ) 

También en la entrada: ¿Es genuino el "volumen III" de La Doctrina Secreta?

(4) El correcto entendimiento de esta tercera enseñanza fundamental sería suficiente para terminar con tantas absurdas teorías y falsas profecías que circulan desde hace años por internet, relativas a “ascenso de dimensión”, “salto cuántico a 5D”, “activación del cuerpo de luz”, etc., todas ellas basadas en supuestos fenómenos externos o en superficiales cambios de actitudes, para los que hay cursos, retiros o formación “on-line”, y todo ello unido al seguimiento de una serie de acontecimientos políticos.