05 enero 2021

No existe ninguna materia “muerta” o inorgánica.

Para la persona que no esté familiarizada con la filosofía esotérica que han difundido los grandes Maestros a lo largo de la historia (aunque de forma velada en la mayoría de los casos), la idea que ahora se expone resultará muy chocante o incluso mera fantasía, y es que la Teosofía afirma que “toda cosa vive y es consciente“. Es decir, mientras que la ciencia actual efectúa normalmente la clasificación entre materia orgánica e inorgánica (“materia muerta”), la Teosofía manifiesta que no existe esto último, siendo así que cada átomo está formado por partículas mucho más pequeñas que son Vidas en sí mismas y que poseen su particular grado de consciencia. Por lo tanto, lo que usualmente calificamos como materia inorgánica es un sinsentido para el ocultista, que dirá que los átomos que la componen no están faltos de Vida, sino que ésta está inactiva o latente. 

Nuestro cuerpo, vehículo para tener percepción sobre este plano físico, está, por lo tanto, formado por un número de Vidas infinitesimales (más allá de la célula). 

Evidentemente, esta concepción que defiende que TODO ES VIDA se aleja mucho de la visión materialista imperante y no será aceptada por la mayoría de las personas, ya que no viene avalada por la ciencia actual, si bien no debemos olvidar que la ciencia ordinaria va cambiando sus proposiciones con el tiempo, mientras que la verdadera ciencia esotérica (no confundir con teorías pseudocientíficas ni con la “pseudoteosofía”) es una e inmutable. Blavatsky advirtió al respecto que “la Ciencia tiene tan sólo una clave (la clave de la materia) para abrir los misterios de la Naturaleza, mientras que la Filosofía Oculta posee siete claves, y explica lo que la Ciencia no logra ver”. 

A continuación se exponen una serie de citas de H. P. Blavatsky, W. Q. Judge (1) y Robert Crosbie (2) que dan explicaciones sobre el tema:

De La Doctrina Secreta, volumen I de Helena P. Blavatsky

“Enseña la filosofía esotérica que toda cosa vive y es consciente; pero no que toda vida y conciencia sean similares a las de los seres humanos ni aún a las de los animales. Nosotros consideramos la vida como la única forma de existencia, manifestándose en lo que llamamos Materia; o en el hombre en lo que llamamos, haciendo una separación incorrecta, Espíritu, Alma y Materia. La Materia es el Vehículo para la manifestación del Alma en este plano de existencia, y el Alma es el Vehículo en un plano más elevado para la manifestación del Espíritu; y estos tres son una Trinidad sintetizada por la Vida, que los compenetra. 

(...) 

Muy difícil parece que sea posible a la Ciencia engañarse por mucho más tiempo por el mero uso de términos tales como “fuerza” y “energía”, respecto del hecho de que las cosas animadas son vivientes, ya sean átomos o planetas. 

Cada una de las cosas en el Universo, al través de todos sus reinos, es consciente; esto es, se halla dotada de una conciencia de su especie propia y en su propio plano de percepción. Debemos tener presente que sólo porque nosotros no percibamos señal alguna de conciencia en las piedras, por ejemplo, no por eso tenemos derecho para decir que ninguna conciencia existe allí. No existe semejante cosa como materia “muerta” o “ciega”, como tampoco existe ninguna Ley “ciega” o “inconsciente”. Tales ideas no encuentran lugar alguno entre los conceptos de la Filosofía Oculta. 

(...) 

Por lo tanto, sostienen los esoteristas que no existe en la Naturaleza ninguna materia “muerta” o inorgánica, siendo la distinción que entre las dos ha establecido la Ciencia, tan infundada como arbitraria y desprovista de razón. 

(...) 

Ya se ha dicho antes que el Ocultismo no acepta nada inorgánico en el Kosmos. La expresión “substancia inorgánica” empleada por la Ciencia significa simplemente que la vida latente, durmiendo en las moléculas de la llamada “materia inerte” es incognoscible. TODO ES VIDA, y cada átomo, aunque sea de polvo mineral, es una VIDA, si bien se halla fuera de nuestra comprensión y percepción, puesto que está fuera del límite de las leyes conocidas por quienes desechan el Ocultismo. 

(...) 

Pero la doctrina oculta es mucho más explícita. Ella dice: No solamente los constituyentes químicos son los mismos, sino que las mismas Vidas invisibles infinitesimales forman los átomos de los cuerpos de la montaña y de la margarita, del hombre y de la hormiga, del elefante y del árbol que le resguarda del sol. Toda partícula (ya la llamen orgánica o inorgánica) es una Vida. Todo átomo y molécula en el Universo es a la par dador de vida y dador de muerte para las formas, por cuanto construye por agregación universos, y los efímeros vehículos dispuestos para recibir el alma que transmigra; así como del mismo modo destruye y cambia eternamente las formas, y expele las almas de sus mansiones temporales. Crea y mata; genera y destruye por sí; trae a la existencia, y aniquila, a ese misterio de los misterios, el cuerpo viviente del hombre, animal o planta, a cada segundo en el tiempo y en el espacio; genera igualmente la vida y la muerte, la belleza y la fealdad, el bien y el mal, y aun las sensaciones agradables y desagradables, las benéficas y las maléficas. Es esa VIDA misteriosa, representada colectivamente por millones innumerables de Vidas, la que sigue, en su camino propio y esporádico, la ley del atavismo hasta el presente incomprensible; la que copia parecidos de familia, como asimismo los que encuentra impresos en el aura de los generadores de cada ser humano futuro; un misterio, en resumen, al cual se concederá mayor atención en otra parte. 

(...) 

que todo esto es debido a esos invisibles “Creadores” y “Destructores” llamados microbios de un modo tan vago y general. Pudiera suponerse que estas Vidas Ígneas y los microbios de la ciencia son idénticos. Esto no es verdad. Las Vidas Ígneas constituyen la séptima y más elevada subdivisión del plano de la materia, y corresponden en el individuo a la Vida Una del Universo, si bien únicamente en aquel plano de materia. Los microbios de la Ciencia son la subdivisión primera y más inferior en el segundo plano, el del Prâna material o Vida. El cuerpo físico del hombre sufre un completo cambio de estructura cada siete años, y su destrucción y conservación son debidas a las funciones alternadas de las Vidas Ígneas, como Destructores y Constructores”. 


De El océano de la Teosofía, de William Q. Judge

El cuerpo se asemeja a nuestra madre Tierra, en que está formado por un número de “vidas” infinitesimales. Cada una de estas vidas es un punto de sensibilidad. No hay allí tan sólo microbios, bacilos y bacterias, sino que éstas están compuestas de otras vidas y ésas de otras aún más diminutas. Estas vidas no son las células del cuerpo, sino que forman dichas células, manteniéndose siempre dentro de los límites asignados a la célula por la evolución. Estas vidas están siempre en rotación y moviéndose conjuntamente por todo el cuerpo, encontrándose tanto en espacios aparentemente vacíos, como también en donde se ve carne, membranas, huesos y sangre. Se extienden igualmente hasta una distancia determinada, más allá de los límites exteriores actuales del cuerpo. 

Uno de los misterios de la vida física yace oculto entre esas “vidas”. Su acción, impelida por la Energía Vital —denominada Prāṇa o Jīva— explicará la existencia activa y la muerte física. 

Esas vidas están divididas en dos clases: una, los destructores, la otra, los preservadores, y estas dos luchan entre sí desde el nacimiento hasta el triunfo de los destructores. En esta lucha la Energía Vital misma pone fin al conflicto, porque la vida es la que mata". 


De Respuestas a preguntas sobre El Océano de la Teosofía, de Robert Crosbie: 

“R. Lo que llamamos "Materia" está compuesta de las formas de innumerables clases de seres, cada uno de ellos consciente en su propio grado; los cuales percibimos sólo parcialmente con nuestros cinco sentidos limitados. La materia es lo que nosotros somos capaces de percibir. A medida que nos elevamos más en la escala de percepción, eso que ahora es invisible para nosotros, llegará a ser objetivo y será también "materia". El verdadero Hombre es el Perceptor. 

(...) 

P. ¿Qué se quiere decir mediante la frase los “límites privativos de una célula"? 

R. No hay una célula física, que exista como algo separado; nuestros cuerpos son entidades, pero están hechos de entidades más pequeñas. Cada centro de toda entidad, tiene su propio radio de acción, que ocasiona una rotación o vórtice a su alrededor; son las vidas atraídas dentro de este vórtice radial lo que constituye la "célula"; la atracción central las atrae hacia adentro y las sostiene a sus respectivas distancias por decirlo así; es esta balanza entre la atracción y la repulsión lo que constituye los límites privativos. 

P. ¿Quiere explicarnos el significado de la frase "el Superior mira a través de los ojos del inferior”? 

R. Toda célula en el cuerpo tiene su propia vida y poderes o campo de percepción, y las células se difieren una de la otra en este aspecto. Es a través de las muchas clases de vidas en nuestros cuerpos que tenemos contacto y percepción sobre el plano físico; de aquí se puede decir que nosotros vemos a través de los ojos del más inferior. Lo mismo es también verdadero con los seres superiores a nosotros. Nuestro contacto como "perceptores" con cualquier plano de substancia es solamente posible por medio de un instrumento formado de las "vidas" de ese plano. Cada una de tales vidas es un punto sensitivo, y refleja el plano a que pertenece hasta cierto grado. Un número suficiente de estas vidas atraídas juntas en un plano en particular nos dará una incorporación de “puntos sensitivos" capaces de reflejar todas las cosas en ese plano; así es que en cualquier plano, “el superior ve a través de los ojos del inferior". "El Superior” y “el inferior” aquí significan las diferencias en campo de percepción, comprensión, sabiduría y poder”.

(Letras negritas añadidas).



(1) "William Q. Judge, fue uno de los fundadores originales del Movimiento Teosófico y de la Sociedad Teosófica, pues fue él quien, en su primera reunión de organización, abrió la sesión proponiendo al Coronel Olcott como Presidente permanente. En seguida, H. P. Blavatsky, en su primera carta a los teósofos americanos, lo definió como “Hermano y Co-Fundador de la Sociedad Teosófica.” Él desempeñó el cargo de Vice Presidente de la Sociedad y fungió también como Secretario General de la Sección Americana, manteniendo estas dos funciones hasta 1895, cuando la Sección Americana se volvió autónoma, asumiendo el nombre de “Sociedad Teosófica en América,” cuyo Presidente permanente era Judge. 

Aunque Judge era un incansable organizador de talento, su posición oficial significa muy poco en comparación con sus logros como trabajador por la teosofía y escritor teosófico. Desde su primer encuentro con H.P.B., él fue su amigo, discípulo, colega y fiel defensor, y ella dijo que Judge había sido “parte de sí por numerosos períodos de tiempo.”. H.P.B., hablando de la Sociedad, llamó a Judge “el corazón y alma de aquel conjunto en América,” declarando que, si él dimitiera, “H.P.B. sería virtualmente muerta por los americanos”. 

Extracto del Prefacio de la recopilación de artículos de Judge “Conversaciones sobre el ocultismo” ( https://www.teosofiauniversal.com/wp-content/uploads/CONVERSACIONES-SOBRE-EL-OCULTISMO-I.pdf ).

(2) Para saber más acerca de Robert Crosbie, nos remitimos al artículo del blog “Desafiando al Kali Yuga” denominado “Robert Crosbie, el hombre que rescató la Teosofía” ( Desafiando al Kali-Yuga: Robert Crosbie: el hombre que rescató la Teosofía (sabiduria-atemporal.blogspot.com) ).