Escultura del "dios" Shiva, de finales del siglo xi o xii, (escultura de piedra en alto relieve). Wikipedia. |
¿Cuál es el
significado de esta extraña declaración de la Sloka 42, referente al Tercer Ojo
de la Tercera Raza, el cual había muerto y no funcionaba ya?
Ahora
debemos exponer algunas otras Enseñanzas Ocultas, respecto de este punto así
como de otros. Hay que ampliar la historia de la Tercera y Cuarta Razas, a fin
de arrojar más luz sobre el desarrollo de la humanidad presente; y mostrar cómo
las facultades puestas en actividad por el ejercicio oculto devuelven al hombre
la posición que ocupaba anteriormente, con referencia a la percepción y a la
conciencia espiritual. Pero hay que explicar, primeramente, el fenómeno del
tercer Ojo.
La Ciencia
nos suministra también la indicación de que la Cuarta Raza primitiva [la “cuarta
Humanidad”, la atlante] –durante su evolución y antes del ajustamiento final
del organismo humano, que se hizo perfecto y simétrico sólo en la Quinta Raza–
pudo haber tenido tres ojos sin tener necesariamente un tercer ojo en medio de
la frente, como los Cíclopes legendarios.
Para los
Ocultistas, que creen que la involución espiritual y psíquica procede en líneas
paralelas con la evolución física –o sea que los sentidos internos, innatos en
las primeras razas humanas, se atrofiaron durante el desarrollo de la raza y el
desenvolvimiento material de los sentidos externos–, para los estudiantes de la
simbología Esotérica, la declaración anterior no es una conjetura o una
posibilidad, sino simplemente una fase de la ley de desarrollo, un hecho
probado, en una palabra. Ellos comprenden el sentido del pasaje de los
Comentarios, que dice:
“En
aquellos primitivos tiempos de los machos–hembras [hermafroditas], había
criaturas humanas con cuatro brazos; con una cabeza, pero con tres ojos. Podían
ver, por delante y por detrás (1). Un KALPA más tarde [después de la
separación de los sexos] habiendo caído los hombres en la materia, su visión
espiritual se nubló; y, a la par, el tercer ojo principió a perder su poder…
Cuando la Cuarta [Raza] llegó a la mitad de su carrera, la visión Interna tuvo
que ser despertada y adquirida por estimulantes artificiales, cuyo
procedimiento conocían los antiguos Sabios…(2). Del mismo modo el tercer
ojo, PETRIFICÁNDOSE gradualmente pronto desapareció. Los de dos caras se
convirtieron en los de una cara, y el ojo se hundió profundamente en la cabeza
y se halla ahora enterrado bajo el cabello. Durante la actividad del hombre
interno [durante el trance y la visión espiritual] el ojo se hincha y se
dilata. El Arhat lo ve y lo siente, y por consecuencia regula su acción…
El Lanú
puro [discípulo, chela] no debe temer peligro alguno; el que no se conserva
puro [que no es casto] no recibirá ayuda del “ojo deva”.
(1) Es
decir, el tercer ojo estaba en la parte posterior de la cabeza. La
declaración de que la humanidad hermafrodita tenía “cuatro brazos” descifra
probablemente el misterio de todas las representaciones e ídolos de los dioses
exotéricos de la India. En la Acrópolis de Argos, había un ξόανον, una estatua
de madera groseramente labrada, atribuida a Dédalo, que representaba un coloso
de tres ojos, y la cual estaba consagrada a Zeus Triopes, el de “Tres ojos”. La
cabeza del “dios” tiene dos ojos en la cara y el otro en el extremo superior de
la frente. Se considera la más arcaica de todas las estatuas antiguas. (Schol.
Vat. ad Eurip. Troad., 14).
(2) La
visión Interna sólo pudo adquirirse desde entonces por medio del ejercicio y la
iniciación, salvo en los casos de “magos innatos” –sensitivos y médiums, como
ahora se les llama.
(…)
El “ojo
deva” no existe ya para la mayoría de la humanidad. El tercer ojo está
muerto y no funciona, pero ha dejado tras sí un testigo de su existencia. Este
testigo es ahora la GLÁNDULA PINEAL. En cuanto a los hombres de “cuatro
brazos”, son los que sirvieron de prototipos para los dioses hindúes de cuatro
brazos, según se ha indicado en una nota anterior.
Tan grande
es el misterio del ojo humano, que algunos hombres de ciencia han tenido que
recurrir a las explicaciones ocultas en sus vanos esfuerzos para encontrar la
razón y explicar todas las dificultades que rodean su acción. El desarrollo del
ojo humano prueba más la antropología oculta que la de los fisiólogos
materialistas. “Los ojos del embrión humano crecen desde adentro afuera”
–procediendo del cerebro en lugar de ser parte de la piel, como en los insectos
y en el pez jibia–. (…) La enseñanza que presenta el Ocultismo del desarrollo
gradual de los sentidos “DESDE DENTRO AFUERA”, procedentes de prototipos
astrales, es mucho más satisfactoria. El tercer ojo se retiró al interior
cuando concluyó su curso: otro punto en favor del Ocultismo.
La expresión
alegórica de los hindúes místicos que hablan del “Ojo de Shiva” el Tri–lochana,
o “tres–ojos”, recibe de este modo su justificación y razón de ser; siendo
la transferencia de la glándula pineal (que fue ese tercer ojo) a la frente,
una licencia exotérica. Esto arroja también luz en el misterio,
incomprensible para algunos, de la relación entre la Videncia anormal, o
espiritual, y la pureza fisiológica del Vidente. Muchas veces se hace la
siguiente pregunta: ¿Por qué el celibato y la castidad son condición sine qua
non del chelado regular o del desarrollo de poderes psíquicos y ocultos? La
respuesta se halla en el Comentario. Cuando se nos dice que el “tercer ojo” fue
un día órgano fisiológico, y que más tarde, debido a la desaparición gradual de
la espiritualidad y al aumento de la materialidad, extinguiendo la naturaleza
física a la espiritual, se convirtió en un órgano atrofiado, tan poco
comprendido ahora por los fisiólogos como el bazo; cuando llegamos a saber
esto, la relación se hace evidente. Durante la vida humana, el mayor
obstáculo para el desarrollo espiritual, y especialmente para la adquisición de
los poderes Yoga, es la actividad de nuestros sentidos fisiológicos.
Estando de igual modo la acción sexual estrechamente relacionada, por
interacción, con la médula espinal y la materia gris del cerebro, es inútil
entrar en más explicaciones. Por supuesto, el estado normal y anormal del
cerebro, y el grado de actividad en la médula oblongada, reacciona
poderosamente sobre la glándula pineal, pues debido al número de “centros” de
esa región, que gobiernan la gran mayoría de las funciones fisiológicas de la
economía animal, y debido también a la estrecha e íntima proximidad de las dos,
la médula oblongada tiene que ejercer una acción “inductiva”, muy poderosa,
sobre la glándula pineal.
Todo esto es
muy claro para el Ocultista, pero es muy vago para los lectores en general. A
estos últimos se les debe mostrar la posibilidad de un hombre de tres ojos en
la naturaleza, en aquellas épocas en que su formación estaba todavía en un
estado relativamente caótico. Esta posibilidad puede inferirse por los
conocimientos anatómicos y zoológicos, en primer término, y luego puede
apoyarse en las presunciones de la misma ciencia materialista.
Se asegura,
por la autoridad de la ciencia, y por demostraciones que por esta vez no son
una mera ficción de las especulaciones teóricas, que muchos animales
(especialmente entre los órdenes inferiores de los vertebrados) tienen un
tercer ojo, hoy atrofiado, pero que necesariamente debió ser activo en su
origen.
(…) Lo
expuesto ofrece un interés muy especial cuando se tiene en cuenta que, a no ser
por el desarrollo de la parte posterior de los dos hemisferios cerebrales, la
glándula pineal sería perfectamente visible al separar los huesos parietales.
También es muy interesante observar la evidente relación que puede trazarse
entre el primitivamente hueco haz óptico y los ojos por delante y la glándula
pineal y sus pedúnculos por detrás; y entre todos ellos y los tálamos ópticos.
Así es que los recientes descubrimientos relativos al tercer ojo de la Hatteria
punctata tienen un valor importantísimo para la historia del desarrollo de
los sentidos humanos, y para los asertos ocultos del texto.
Es bien
sabido que Descartes vio en la glándula pineal la Sede del Alma, aunque esto se
considera ahora como una ficción para los que han cesado de creer en la
existencia de un principio inmortal en el hombre.
(…) Por más
anticientífico que esto parezca en nuestros días de ciencia exacta, Descartes
estaba, sin embargo, mucho más cerca de la verdad oculta que cualquier Hæckel.
Pues la glándula pineal está, como se ha indicado, mucho más relacionada con el
Alma y el Espíritu, que con los sentidos fisiológicos del hombre. (…) y, como
consecuencia de tales conocimientos, se harían cargo de que la glándula pineal,
por ejemplo, tenía que estar inutilizada para uso físico, en este período de
nuestro ciclo. Si el “ojo” singular está atrofiado ahora en el hombre, es
una prueba de que, lo mismo que en el animal inferior, ha estado una vez activo;
pues la naturaleza jamás crea la forma más pequeña e insignificante, sin que
tenga un objeto definido o algún uso. Fue un órgano activo, decimos, en
aquel estado de la evolución, en que el elemento espiritual en el hombre
reinaba supremo sobre los apenas nacientes elementos intelectuales y psíquicos.
Y cuando el ciclo siguió su curso, descendiendo hacia aquel punto en que los
sentidos fisiológicos se desarrollaron con el desenvolvimiento y consolidación
del hombre físico, marchando, pari passu con él –vicisitudes y
tribulaciones complejas e interminables del desarrollo zoológico–, este “ojo”
medio se atrofió por fin, juntamente con las características primeras
espirituales y puramente psíquicas del hombre. Los ojos son el espejo, así como
las ventanas del alma, dice la sabiduría popular, y Vox populi vox Dei.
Al
principio, todas las clases y familias de las especies vivientes eran
hermafroditas y objetivamente de un solo ojo. En el animal –cuya forma era tan
etérea (astralmente) como la del hombre, antes que los cuerpos de ambos
principiasen a desenvolver sus “vestidos de piel”, esto es, a desenvolver desde
adentro afuera el denso revestimiento de substancia física o materia con su
mecanismo fisiológico–, el Tercer Ojo era, primitivamente, lo mismo que en el
hombre, el único órgano visual. Los dos ojos físicos frontales sólo se
desarrollaron más tarde, tanto en el bruto como en el hombre, cuyo órgano
visual físico estaba al principio de la Tercera Raza en la misma posición que
el de algunos de los vertebrados ciegos en nuestros días, o sea debajo de una
piel opaca. Solamente que las etapas de desarrollo del ojo singular o
primitivo, tanto en el hombre como en el animal, están ahora invertidas; pues
el primero pasó ya por el estado no racional en la Tercera Ronda, y se
encuentra más avanzado que el bruto en todo un plano de conciencia. Por lo
tanto, al paso que el ojo ciclópeo era y es aún en el hombre el órgano de la
visión espiritual, en el animal fue el de la visión objetiva; y este ojo,
habiendo cumplido su misión, fue reemplazado en el curso de la evolución física
de lo simple a lo complejo, por dos ojos, y de este modo fue puesto a un lado y
conservado por la naturaleza para, posterior uso en futuros evos.
Esto explica
por qué la glándula pineal alcanzó su mayor desarrollo proporcionalmente al
menor desenvolvimiento físico.
Éste es,
pues, el órgano [la glándula pineal] que ha dado lugar a tantas leyendas y
tradiciones, entre otras, la de los hombres de una cabeza pero con dos caras.
Leyendas tales pueden verse en varias obras chinas, además de hacerse mención
de ellas en los fragmentos caldeos.
Ahora bien;
lo que los estudiantes de Ocultismo deben saber es que “TERCER OJO” ESTÁ
INDISOLUBLEMENTE RELACIONADO CON EL KARMA. Este principio es tan misterioso,
que son muy pocos los que lo conocen.
El “Ojo
de Shiva” no se atrofió por completo hasta la terminación de Cuarta Raza.
Cuando la espiritualidad y todos los poderes y atributos divinos del
Hombre–Deva de la Tercera Raza se hicieron servidores de las pasiones
fisiológicas y psíquicas, que acababan de despertarse en el hombre físico, en
lugar de ser lo contrario, el Ojo perdió sus poderes. Pero tal era la ley de la
evolución, y en estricta verdad, no fue una CAÍDA. El pecado no consistió en
usar los nuevos poderes desarrollados, sino en usarlos mal; en hacer del
tabernáculo, destinado a contener un dios, el templo de todas las iniquidades
espirituales. Y si decimos “pecado”, es para que se comprenda nuestro sentido,
pues el término más apropiado para este caso sería el de Karma; por otra parte,
el lector que se sienta perplejo ante el empleo del término iniquidad
“espiritual” en lugar de “física”, debe tener presente que no puede haber
iniquidad física. El cuerpo es simplemente el órgano irresponsable, el
instrumento, no del hombre psíquico, sino del espiritual. Y en el caso de los
atlantes, el ser Espiritual fue precisamente el que pecó, porque el elemento
Espíritu era todavía, en aquellos tiempos, el principio “Director” del hombre.
Así, pues, en aquellos días fue cuando el Karma más pesado de la Quinta Raza se
generó por nuestras Mónadas.
...
Se nos dice que los hombres de la Tercera Raza–Raíz poseyeron un tercer ojo físico, hasta cerca del período medio de la tercera subraza de la Cuarta Raza– Raíz, cuando la consolidación y perfeccionamiento del organismo humano fue causa de que desapareciera de la anatomía externa del hombre. Sin embargo, psíquica y espiritualmente, su percepción mental y visual duró hasta cerca de la terminación de la Cuarta Raza, cuando sus funciones, debido a la condición material y depravada de la humanidad, se extinguieron totalmente. Esto fue anterior a la sumersión de la masa del continente atlante.
Extraído de La Doctrina Secreta, Vol. II, de Helena P. Blavatsky, páginas 288, 294-299, 301, 302 y 306.