El ser en sí mismo,
con todas sus tendencias, con todas sus experiencias. Lo que sobrevive
es el Pensador, el Alma, lo que nunca se puede extinguir, nunca
sufre por sí mismo, nunca puede estar involucrado, siempre es de su
propia esencia, no importando en cuales condiciones se encuentre un
ser humano. Las situaciones, ya sean de júbilo o sufrimiento, deben
tener un término; pero el Uno que goza, el Uno que sufre, el Uno que
siente, nunca cambia. Lo que sobrevive es nuestro verdadero ser; todo
lo que llamamos nuestro ser es eso que despierta, sueña, goza y entra
en los diferentes estados a través de todos los mundos. Podemos decir
que esta vida es un sueño en el cual experimentamos sufrimiento y
júbilo. Cuando despertemos tendremos otras experiencias, pero lo que
es permanente en nosotros es lo que las asimila, llegando a cualquier
campo de operación, acumula experiencia de acuerdo con las tendencias
que él ha engendrado en aquel plano del ser. Así, el ser no tiene alguna
otra experiencia sobre la tierra salvo lo que es suyo, salvo lo que se ha
integrado a sus acciones sobre la tierra. La ley de acción y reacción, de
causa y efecto, del sembrar y del cosechar, es, entonces, su propia ley.
¿Qué es lo que sobrevive? NOSOTROS, como seres conscientes, con todos los poderes de percepción, con todo lo que hemos logrado, y así será siempre. Nosotros nunca cesamos. Como sabemos, los cuerpos se desgastan en una vida, volviéndose incapaces e inútiles. ¿Desearíamos verdaderamente continuar viviendo en ellos? No, el alma pide un instrumento superior. Demolemos la casa vieja para construir una mejor o quizá peor. Si somos egoístas, si trabajamos sólo para este cuerpo y si nos oponemos a nuestros compañeros, entonces recibiremos la reacción de nuestro comportamiento egoísta. Esta es la ley, no sentimiento. Las acciones de otros seres humanos no son la fuente de nuestro sufrimiento, sino el mal que hemos sembrado, el cual vuelve oprimiéndonos con todo su peso. Hasta que el ser humano asuma su derecho de nacimiento, y se de cuenta de que el curso entero de la evolución consiste en enfrentar las leyes de la justicia, no dará el primer paso hacia el verdadero progreso que conduce a la inmortalidad consciente.
El filósofo amigo. Cartas y Conferencias sobre Teosofía y la Vida Teosófica, Robert Crosbie.